Los pueblos del mundo hispano, no las élites. Por Eduardo Madroñal Pedraza
Somos una potencia demográfica y económica, tenemos una lengua global y la cultura hispana ejerce un gran poder de atracción en el mundo.
No morirás jamás en nuestro suelo
que aún guarda tu esplendor. Quien lo pretenda
ignora que mis templos y mis ágoras
son de bloques que dieron tus canteras.
(De un poema del poeta filipino Claro Recto sobre la lengua española)
En el anterior artículo titulado “Emproar el mundo hispano hacia un polo emergente” hemos visto los datos y los argumentos que expresan objetivamente la realidad actual de un mundo hispano. Somos una potencia demográfica y económica, tenemos una lengua global y la cultura hispana ejerce un gran poder de atracción en el mundo.
Vamos a aventurar algunas tesis en crítica a las dominantes a los dos lados del Atlántico. Tesis extraídas de la radiografía que iniciamos en el anterior artículo y que seguiremos desarrollando aquí.
Primero. Frente a la visión de un mundo hispano atrasado, anquilosado y sin recursos, la realidad objetiva de los hechos nos presenta a una comunidad que, vista en su conjunto, atesora un capital infinitamente valioso. Y una fuerza y energía que le permiten ser unas de las áreas de planeta más dinámicas y de vanguardia en terrenos cualitativos: lingüístico, cultural, social, político...
Segundo. No es que sea falsa la idea de un mundo hispano anclado en el pasado -que no puede encabezar nada ni realizar contribuciones importantes- sino que al contrario representa uno de los pocos protagonistas globales que existen en el planeta.
Tercero. La identificación de la defensa del mundo hispano como algo “propio de la derecha” -dominante en muchos sectores de la izquierda- no puede ser más errónea y alejada de la realidad. La unidad actual del mundo hispano no la impuesto ningún centro de poder, la han forjado los países y pueblos en una lucha común contra el dominio norteamericano. Y lo mejor del mundo hispano -de su cultura, de sus tradiciones populares, culturales y de lucha, de sus valores...- se corresponde con lo más avanzado y progresista de la humanidad.
Curiosamente, el enemigo sí es consciente. Porque la superpotencia estadounidense sí es consciente de la enorme fuerza y energía que alberga el mundo hispano. Por eso se ha esforzado y empeñado en atacarlo y degradarlo, intentando impedir que seamos conscientes de nuestras inmensas capacidades para que no podamos utilizarlas al servicio de nuestros intereses. Para ello, nos ha estado inoculando una visión deformada de nosotros mismos, dividiendo y enfrentando a los miembros del mundo hispano, para evitar así una unidad que siempre se dirige contra su dominio.
Frente a esta confusión y distorsiones, impuestas a ambos lados del Atlántico por el imperio que hoy nos domina, el norteamericano, los pueblos y países del mundo hispano tenemos la tarea de sacar a la luz todo nuestro capital y recursos. Fraguando, desde la diversidad que nos caracteriza y que es uno de los valores que el mundo hispano aporta a la humanidad, una unidad que, ajustando cuentas con el pasado por nosotros mismos, coloque toda esa fuerza al servicio de un proyecto de transformación social.
El mundo hispano, una tradición de lucha antiimperialista
Para los estrategas principales de la superpotencia estadounidenses de finales del siglo XX ningún país del mundo hispano no existía como polo estratégico, ni siquiera Brasil. Tras imponer, en los años setenta y ochenta, una cadena brutal de dictaduras fascistas, genocidios, persecución de partidos revolucionarios, sindicatos y movimientos de lucha, la gran burguesía norteamericana consideraba que su “patio trasero” estaba bajo control, no estaba capacitado para jugar papel alguno en el mundo y no iba a ser motivo de preocupaciones.
Pero EEUU se llevó la misma sorpresa que Napoleón en 1808 con España, “así ocurrió que Napoleón, que, como todos sus contemporáneos, consideraba a España como un cadáver exánime, tuvo una sorpresa fatal al descubrir que, si el Estado español estaba muerto, la sociedad española estaba llena de vida y repleta, en todas sus partes, de fuerza de resistencia” (Marx).
El 2 de febrero de 1999, Hugo Chávez tomaba era proclamado presidente de Venezuela. Con un nuevo partido, el Movimiento Quinta República, asentado sobre círculos bolivarianos organizados en todo el país, había arrasado en las elecciones. Se abría una grieta en el dominio norteamericano en el continente, que iba a hacerse cada vez más grande, por la que emergerán los anhelos y aspiraciones de los pueblos y países del mundo hispano.
La emergencia de Brasil como un nuevo gigante global comienza en 2002, cuando Lula gana por primera vez la presidencia. El PT (Partido de los Trabajadores) necesitó 22 años, y tres derrotas electorales, para conquistar el gobierno. Fundado en 1980, representa la unión entre el sindicalismo combativo y las corrientes de la izquierda revolucionaria. Va a seguir una línea consciente de acumulación de fuerzas, primero en plena dictadura y luego bajo un régimen democrático. Convirtiendo al partido en una especie de frente amplio, desde la extrema izquierda, con el Movimiento de los Sin Tierra hasta sectores de la burguesía nacional brasileña.
El Movimiento al Socialismo (MAS), ganó, con el 53,7% de los votos, las elecciones de 2003 en Bolivia, llevando a Evo Morales a la presidencia. Por primera vez, un indígena encabezaba el país. El MAS se forma en 1997 con la confluencia de sectores de la izquierda marxista y el combativo movimiento de los trabajadores cocaleros. A estas organizaciones se unirán la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB)... Conformando una federación de movimientos sociales que abarca desde “el marxismo de los sindicatos mineros” a los movimientos campesinos y la lucha de los pueblos indígenas. Movimiento que va a liderar las protestas contra la entrega a los monopolios extranjeros de la propiedad sobre el gas y otros hidrocarburos, ejecutada por el proyanqui gobierno de Sánchez de Lozada.
Entre 1999 y 2002 los draconianos planes impuestos por el FMI conducen a Argentina al abismo. Se impone el “corralito”, la pobreza se dispara hasta el 56%. Una insurrección social generalizada estalla, bajo el grito de “¡Que se vayan todos!”. En ese momento, la línea representada por los Kirchner dentro del Partido Justicialista -y apoyada por las bases sindicales y obreras del peronismo- gana en 2003 las elecciones e impone un drástico giro. Se cancela la deuda con el FMI, Argentina se sale del ALCA norteamericano, se restablece la negociación colectiva elevando los salarios, se recuperan las pensiones públicas antes privatizadas y el PIB se triplica con creces en solo cinco años.
Tras 31 años de lucha -ocho de ellos contra una feroz dictadura que detiene, encarcela y tortura a muchos de sus militantes- el Frente Amplio conquista en 2004 el gobierno en Uruguay. En Ecuador, en 2006 el Movimiento Alianza PAIS-Patria Altiva y Soberana, fundado pocos meses antes como confluencia de múltiples organizaciones de izquierdas, gana las elecciones y su candidato, Rafael Correa, se convierte en presidente. Éxito fraguado desde 1999, en luchas clave como la exigencia de romper el dogal de la deuda externa. Y había estado impulsada por enormes movilizaciones populares que forzaron la destitución de tres presidentes desde 1997. Enfrentándose a la dolarización de la economía y el plan de ajuste impuesto por el FMI, a través del gobierno de Gustavo Noboa.
Todas estas luchas han buscado ganar autonomía frente a EEUU y disponer de los recursos nacionales, expoliados por el gran capital extranjero y las oligarquías locales, para impulsar políticas de redistribución de la riqueza. Y se ha asentado en una larga tradición de lucha por impulsar un desarrollo nacional frente al dominio norteamericano, en la historia de un movimiento obrero combativo, en una extensa organización de partidos revolucionarios... Y se han enfrentado a una feroz respuesta por parte de la superpotencia, pero a pesar de ello persisten en todos los casos con avances y retrocesos.
Lo hispano inunda Estados Unidos
Hoy lo “hispano” es un valor al alza en mismo corazón de la superpotencia. La gran burguesía norteamericana, especialmente sus sectores más reaccionarios, como los que representa Donald Trump, han señalado a lo hispano como enemigo. Con campañas para eliminar el español de las escuelas, bajo el lema “English Only”, y atacando a quien se expresara en público en español.
Pero la necesidad de mano de obra del gran capital norteamericano se ha alimentado de la inmigración, en buena parte procedente de países hispanos. La población hispana en la superpotencia -nacida o no en EEUU- ha pasado de 9 millones en 1980 a 60 millones en la actualidad, y en 2060 se habrá duplicado, alcanzado los 119 millones. Es decir, uno de cada tres norteamericanos será hispano. EEUU será entonces -solo superado por México, y por encima de España- el segundo país del mundo con mayor número de hispanohablantes.
EEUU se ha nutrido de la inmigración. Pero la comunidad hispana es diferente, se integra en la vida económica, social, cultural y política, pero no se deja “anglosajonizar”, conservando lengua, cultura, y lazos con el resto del mundo hispano. El 85% de los padres y madres hispanos hablan en español con sus hijos, y el 72% de los hispanos norteamericanos, aunque se expresen perfectamente en inglés, tienen al español como lengua materna. Los hispanos juegan un papel cultural destacado, como en la música -donde la “música latina” cuenta con más seguidores que el country-, y el cine, con directores mexicanos recibiendo el Oscar en varias ocasiones.
Forman una parte cada vez más importante del pueblo trabajador norteamericano: de 2009 a 2013 el 43% de los nuevos empleos en EEUU correspondió a trabajadores hispanos. Y son activos política y socialmente. En las inminentes elecciones presidenciales, que decidirán la continuidad o no de la “línea Trump”, los votantes hispanos -32 millones- serán “la minoría más numerosa”. Y en el sindicalismo o en buena parte de los movimientos sociales de lucha, los hispanos incrementan su presencia e influencia.
Reina de los amores y los dolores grandes,
que por todas las tierras tu habla sonora expandes
y por todos los cielos prendiste una quimera:
¡Aquel tu sol glorioso que ayer se puso en Flandes
hoy vuelve a ser tu sol, porque está en mi bandera!
(De un poema del poeta filipino Jesús Balmori sobre España)
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