La instantánea del corazón. José Antonio Avila López
Un 31 de julio, Eva y yo creímos en la eternidad de nuestro amor, ya no estábamos poseídos por la ignorancia de la juventud. Aquellos besos del primer día se quedaron para siempre en esa fotografía eterna que se guarda en el corazón.
Un 31 de julio, Eva y yo creímos en la eternidad de nuestro amor, ya no estábamos poseídos por la ignorancia de la juventud. Aquellos besos del primer día se quedaron para siempre en esa fotografía eterna que se guarda en el corazón. En ese caluroso mes de julio, los besos, apasionados y cariñosos, ya impregnaban de amor todo lo que nos rodeaba. Nuestro amor estaba guardado en un baúl, y solo faltaba conocernos, mirarnos, estar frente a frente, y sí, ese baúl se abriría, y así ocurrió. Esa fotografía elegida por la unión de las dos almas, es la instantánea del día a día, es agua de vida con esa luz que alumbra el deseo de amar. No es una luz fría, es deslumbrante, es romántica, es cariñosa, está llena de entrega y pasión. Eva y yo hemos ganado la batalla, hemos vencido en la guerra de encontrar al amor que uno busca y siente. ¿Nos teníamos que encontrar en el difícil camino de llegar al amor auténtico? ¿Nos teníamos que conocer? El destino así lo decidió, y cómo le agradezco a ese bendito destino el abrazarme eternamente a Eva. El día que nos conocimos no representamos ningún papel, con los ojos y con las miradas nos lo dijimos todo, que yo era ella, y que ella era yo... Sí, atracción, compenetración, y ya comenzamos a amarnos para toda la vida. ¡Fue la instantánea del corazón!
José Antonio Avila López
Asesor político y corrector de textos
Ex concejal Ayuntamiento Rubí
08191 Rubí (Barcelona)
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