La caza. Carlos Magdalena

Imputado ya el Fiscal General del Estado, y ahora más que posible también el ministro de Justicia se puede decir ¡quién da más en un estado democrático!
Y Sánchez, la Moncloa, como citan algunos, es el foco de donde irradia todo este problema de corrupción. Todavía a día de hoy siguen aumentando los investigados, como semánticamente se les llama, que no son otra cosa que imputados por la comisión presuntamente de uno o varios delitos. Mucha casualidad diría yo.
Ahora le toca al señor Bolaños, todo un ministro de Justicia investigado por malversación de caudales públicos y falso testimonio que se revuelve como pollo sin cabeza intentando defenderse.
El problema de estos ministros y ministras es que cuando llegaban antiguamente al cargo hacían y deshacían a su antojo lo que les daba la gana y ahora ha ocurrido que se ha levantado la veda y están vigilados, y ese es el problema de que haya un rosario de imputados sin fin. Lo que está haciendo el juez Peinado, que no da abasto, de ahí sus faltas de ortografía en el último Auto y el Supremo, es una gran cacería muy importante para la ciudadanía, para la salubridad pública y para el futuro. Lo único que espera la población en general, la sociedad española, es que se pille de una vez por todas la pieza mayor, y Pedro Sánchez termine en el morral. Incluso Felipe González dice que no votará a su propio partido con estos que se han aupado al poder socialista.
Ojalá que cuando vengan los siguientes lleguen con el pensamiento de que ser ministro no es para forrarse, sino para hacer un servicio a la ciudadanía en general y al país.
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