Noticias de Cantabria
Opinión 19-03-2020 08:00

La Bóveda del Fin del Mundo, por Francisco Glez- Riancho Colongues

La vulgarmente llamada Bóveda del Fin del Mundo, es un gran almacén de semillas que alberga más de un millón de especies de todo el planeta, situado en la isla de Spitsbergen , en el archipiélago de Svalbard, cerca de Longyearbyen, su capital en Noruega. Esta ciudad tiene solamente 2.100 habitantes y más osos polares que personas. En invierno permanece sin luz cuatro meses seguidos y en verano al contrario, permanece de día otros cuatro meses.

 

 

Este enorme almacén de semillas (Svalbard Global Seed Vault), el más grande del mundo para semillas, tiene una extensión de más de 1.000 metros cuadrados repartidos en tres almacenes subterráneos a 130 metros sobre el nivel del mar que garantiza que su suelo esté seco. Mantiene una temperatura natural de entre -3º y -6º, pero cuenta con una refrigeración artificial que lo mantiene a -18º. En caso de fallo eléctrico y de su refrigeración artificial, su capa de suelo denominada permafrost, actuaria como refrigerante natural, al estar permanentemente congelada.

 

Fue inaugurado en el 2.008 con la idea de salvaguardar la biodiversidad de todas las especies vegetales del planeta, ante cualquier desastre natural de índole local o mundial.

 

Está construido a prueba de erupciones volcánicas, terremotos hasta grado 10 en la escala de Richter, guerras, bombardeos, radiaciones o fallos eléctricos.

 

La idea de este banco de semillas, no es genético, es decir, no está pensado para que investigadores de otros países puedan investigar con estas semillas, está pensado para que en caso de la pérdida de una determinada especie, se pueda reponer con un duplicado allí existente.

 

El International Center for Agricultural Research in the Dry Areas de Alepo, que albergaba 148.000 variedades de plantas adaptadas a zonas áridas de Siria, fue destruido durante la guerra en 2.015. Por suerte pudieron recuperar la mayoría, porque previamente habían enviado el 80% de duplicados al almacén.

 

El coste de construcción del almacén fue de 9 millones de dólares y es propiedad del Banco de Semillas, de Noruega, pero el contenido de cada caja es del banco genético que lo ha depositado. De esta manera, funciona como las cajas de seguridad privadas de los bancos. Cada país tiene sus propias cajas de seguridad en alquiler, por lo que paga sus cuotas y en caso de necesidad puede hacer uso de ellas, como en las mencionadas de los bancos. Este banco está gestionado por el Ministerio de Agricultura Noruego, junto a dos sociedades especializadas, la Nordic Gene Resource Centre y la Global Crop Diversity Trust, que albergan profesionales cualificados.

 

El problema ahora, es que debido al cambio climático, el permafrost se está calentando en esta zona más rápidamente que en ninguna otra parte del mundo, por lo que se hace necesario una reforma y un reforzamiento del sistema de refrigeración, en previsión de años futuros y del calentamiento de la tierra, así como el aumento de lluvias en la zona, que costará alrededor de 12 millones de dólares.

 

Las semillas están encerradas en una bóveda a la que se accede a través de un túnel de 120 metros de largo y se deben pasar cinco puertas con cerraduras codificadas. Está diseñado del tal forma, que en el caso de un corte de energía, al estar las semillas enterradas a 90 metros de profundidad en el permafrost, permanecerían congeladas de forma natural durante 200 años.

 

En el año 2.017, debido a las fuertes lluvias y al aumento de temperaturas, el agua provocó una rotura en uno de las túneles de la bóveda, entró mucha agua dentro lo que provocó al congelarse algo parecido al origen de los glaciares dentro del túnel.

 

Esperemos que lo consigan y que este Arca de Noé Vegetal, consiga su objetivo, que no es otro que el asegurar y preservar la vida vegetal en nuestro planeta, para que nuestros descendientes, tengan asegurada su alimentación.

 

 

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