Juan Pombo Ibarra, el primer aviador montañés , por Pedro Arce
Regatista con balandros y juez de polo, Juan Pombo participó en carreras de caballos, boxeador, practicaba el tiro de pichón, la caza, la esgrima, corrió en automóviles de competición, siendo uno de los primeros automovilistas que circularon por las calles de Santander
En 1910 comenzó la historia de la aviación en Cantabria, en el aeródromo de La Albericia y allí estuvo nuestro protagonista, quedando fascinado por las evoluciones de Ferdinand Pascal, quien fue el primer piloto en elevarse por los aires en nuestra región.
Juan Pombo Ibarra (Santander, 1881-Madrid, 1939), fue el tercer hijo del matrimonio formado por Cayo Pombo Villameriel y Virginia de Ibarra y Arrambarri, es decir, nieto del primer Marqués de Casa Pombo, Juan Pombo Conejo, comerciante y naviero que también fue alcalde de Santander. Juan Pombo fue regatista con balandros, juez de polo, participó en carreras de caballos, boxeador, practicaba el tiro de pichón, la caza, la esgrima, corrió en automóviles de competición, siendo uno de los primeros automovilistas que circularon por las calles de Santander en su Hispano-Suiza de 15 CV de potencia; también fue uno de los fundadores del Club Automovilista Montañés, y también juega al tenis con S. M. el Rey Alfonso XIII, al que acompañaba a los torneos.
¡Y no lo piensa dos veces! Se hace piloto de aeroplano en la Escuela de Aviación de Sollenave, ubicada en Pau (Francia) y en tan solo nueve días aprendió a pilotar un aeroplano, recibiendo su “Brevet” de piloto el 25 de febrero de 1913, título que le es reconocido por el Real Club Aéreo de España, inscribiéndole con el número 33 de los pilotos españoles.
Muy poco tiempo después aparece en Santander con un monoplano “Bleriot XI” y surcará los cielos de Cantabria, para curiosidad y expectación de muchos ciudadanos de Santander y Cantabria; su primera gran experiencia pública la realiza en junio de este mismo año de 1913 volando desde Santander a Madrid, haciendo escalas en Burgos y Sacedón, lo que fue considerado como una gran proeza, en tiempos en que los aviones no se separaban mucho de sus lugares de destino y volaban a muy baja altura, por lo que atravesar la Cordillera Cantábrica suponía un cierto riesgo. En enero del año siguiente establece en 3.000 m. el récord nacional de altura con pasajero y dos años más tarde el de duración, con un vuelo de 3 horas y 30 minutos entre Santander y Colmenar Viejo.
En 1915 se constituye la Sociedad Española de Construcciones Aeronáuticas, con talleres en Santander, nombrándole director técnico y piloto probador y en 1918 abandona la práctica aérea, aunque sigue ligado a este mundo novedoso y fascinante. Aquellos aviones que se construyeron en la factoría de Santander, réplicas del prototipo Morane Saulnier M.S.8 adquirido en Francia, no fueron fácilmente aceptados por la Aeronáutica Militar y nunca llegaron a prestar servicios en las escuadrillas aéreas; sin embargo, Juan Pombo, sí utilizó el prototipo francés, que fue bautizado como “San Ignacio III”, aparato en el que el 17 de agosto de 1916 voló llevando como acompañante al torero Rafael Gómez, “El Gallo” y al año siguiente su pasajera fue la escritora Concha Espina.
Juan Pombo fue el gran impulsor del Real Aero Club de Santander, que se creó en 1913 y que ha tenido varias épocas, según los acontecimientos aéreos que se han sucedido en Santander; todavía muchos recordarán las instalaciones del mismo en los bajos del Hotel Bahía a finales de la década de los años cuarenta del siglo pasado y en años sucesivos, hasta su decadencia final en las últimas décadas.
Según parece quedó muy marcado por la muerte de su amigo Salvador Hedilla y también bastante desilusionado por el caciquismo de la época que llevó la fabricación de avionetas a Guadalajara, incluso las herramientas que se habían utilizado en La Albericia.
En 1920 presidió el Racing, siguiendo su vocación de hombre polifacético, siendo un pionero en su familia, pues también otros Pombo estuvieron ligados al Racing y en 1928-32 Fernando Pombo Ibarra también fue Presidente del Racing, al igual que en 1940-42, en que lo fue Rafael Pombo Alonso-Pesquera y en 1948-49, Luís Pombo Noriega.
Se casa con su prima Consuelo Alonso Pombo, de cuya unión nacieron cinco vástagos: Rafael, Teodosio, Juan Ignacio, Mª del Perpetuo Socorro y Mª Lourdes. Pudo comprobar como dos de sus hijos, Teodosio y Juan Antonio, se hacían aviadores y escribirían algunas de las mejores gestas de la aviación española, especialmente desde el aeródromo de La Albericia; también un hijo de Rafael y dos nietos de éste, así como otros descendientes de Teodosio formarían parte de toda una dinastía de aviadores, tanto en la aviación civil como militar. Cuando su hijo menor planteó la aventura de cruzar el Atlántico, allí estuvo su padre alentándole, ayudándole y despidiéndole, emocionados ambos, en el aeródromo de La Albericia.
Falleció el 12 de febrero de 1939 en el Decanato del Cuerpo Diplomático, dónde se encontraba refugiado para eludir la persecución que sufría por sus ideas políticas y religiosas, ya próxima la finalización de la Guerra Civil, en la cual estaban participando sus dos hijos, Teodosio y Juan Ignacio, como oficiales de complemento.
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Comentarios(3):
Bonito recuerdo, una vez más, querido D. Pedro. Que plèyade de aviadores teníamos en Cantabria. Se podría decir que fue cuna de la aviación española y mundial. Y me pregunto: ? Porque el aeropuerto se llama Seve Ballesteros?...
Mi tio abuelo, Marcel Jaurey, fue también un aventurero, aviador, piloto,deportista, empresario.... del mismo estilo. !Que grandes¡
Tienes razón, Paco; ya le hice un artículo, cuyo enlace te adjunto: https://cantabrialiberal.com/opinion/marcel-jaurey-fernandez-cotera-por-pedro-arce-diez,521025.html