Israel. Por Carlos Magdalena

Fueron los Reyes Católicos de Castilla y Aragón los que iniciaron la expulsión de los judíos de la península ibérica (31 de marzo de 1492), después fueron expulsados también de Navarra (1496 ) y Portugal (1498)

En lo que los historiadores coinciden es que la expulsión de los judíos fue el preludio de la instauración de la inquisición.

De la historia del pueblo judío se ha escrito todo, y a nadie deja indiferente,  pero en lo que se refiere a España la salida del pueblo judío de la península como la del pueblo árabe fueron una gran perdida. En estos días nos encontramos, y una vez más, al pueblo israelita luchando por su supervivencia en los nuevos enfrentamientos que se están produciendo en Oriente Medio. Yo sólo  me quiero centrar en la opinión de que primero con el dictador Franco y después con los gobiernos (democráticos) de España, populares y socialistas, siempre ha existido un posicionamiento en favor del mundo árabe y en contra del pueblo judío sin tan siquiera mantener una equidad, aunque fuese diplomática, en el problema árabe israelí, siempre hemos estado subidos en el mismo carro cuando España debería de luchar   activamente por la paz y libertad de los dos pueblos, el palestino y el hebreo.

España, y sobre todos los medios de comunicación, siempre han sido beligerantes en contra del pueblo israelí, incluso hasta en la forma en que se comunican las noticias tan dramáticas que proceden de ese territorio castigado y ensangrentado. El ejército israelí emplea la fuerza porque es la única forma de sobrevivir y eso lo sabemos aquí en España, pero hacemos una abstracción mental como si no lo supiésemos. Habría que buscar otra salida  aparte de la guerra pero pasan los años y siguen los misiles. No creo que el ciudadano medio de nuestro país esté de acuerdo con la orientación política de los continuos gobiernos que se han ido sucediendo manteniendo una política cuasi hostil contra la nación israelí empujados por una izquierda minoritaria pero activa y chillona en la calle.

Ahora se da la paradoja de que Israel está armando a Marruecos, manteniendo unas relaciones excelentes con el Reino Alauí  con el que la España "sanchista" no mantiene lazos institucionales salvo los formales, y para recibir y mantener a los súbditos del rey Mohamed que llegan a nuestro país en patera. Sánchez es la nulidad personificada en la inexistente bilateralidad con Marruecos, ayudado por Podemos para dinamitar la poca relación que otrora existió.

España en el plano diplomático no pinta nada, carece de peso y prestigio, y pintará menos si sigue Sánchez y sus 23 "piernas" de floreros de variopinto pelaje con un denominador común, la inutilidad total. Israel está potenciando en Marruecos su industria y su desarrollo armamentista para erigirse en guardián de la zona geoestratégica del Estrecho junto el Peñón del Reino Unido por fortuna en manos inglesas, apartando a España entretenida en recoger náufragos y pateras.

España lleva históricamente rechazando por miopía política unas relaciones fuertes con Israel como tienen los países europeos y ahora con Sánchez y sus 23 ministros de la nómina se añade la ignorancia supina en cuestiones internacionales  que les lleva a no  profundizar en unas relaciones plenas con Israel y por ello sigue creciendo el daño, perjuicio a muy corto plazo para nuestro país siendo alejado de la escena internacional hasta por Marruecos.  España carece de política internacional e incluso el presidente norteamericano Biden después de siete meses ignora a la España de Sánchez y Mohamed VI sigue despreciando al primer ministro español sin recibirle y llenando España de magrebíes convirtiéndose la inmigración proveniente de Marruecos en el gran problema de nuestro país.

La política de AAEE española consiste en recibir órdenes de Bruselas y  mantener  relaciones  con el sátrapa Maduro, asesorado por un ex presidente español, Zapatero, desde el ocultismo y la opacidad, llegando a ponerle una linea aérea, Plus Ultra, financiada por la España del poderoso ministro Ábalos y por unos accionistas tapaderas y testaferros de no se sabe quién, aunque se adivina.

Mientras, y en la otra cara de la moneda,  se olvidan de  una nación democrática que lucha por su pueblo, por sus ciudadanos, por  su supervivencia. Israel es  una nación con la que se deberían  mantener amplias relaciones comerciales, económicas, industriales de defensa y de todo tipo y no limitarse sólo a relatar los  tristes enfrentamientos por los que son noticia día sí, día también.