Noticias de Cantabria
Opinión 06-07-2020 08:23

Imperio ideológico de la izquierda, por Juan Goti Ordeñana

Existen, hoy día, muchas herramientas de control de la sociedad, que la izquierda sabe utilizar con gran maestría sobre cualquier país. Hay que ver la utilidad que saca, por ejemplo, de Google y Facebook, con sus marcas WhatsApp, Instagram, Android, etc. Con los actuales medios de comunicación hay muchas maneras de llegar a dominar los intereses de un grupo a través de someter la tecnología digital.

 

No hay ninguna duda que la izquierda ha estudiado bien, cómo se domina la sociedad esclavizando la opinión general, y lo ha conseguido mediante una enseñanza tendenciosa y la sumisión de la prensa. Han sabido introducir en la sociedad mediante unas ideas muy precisas, aunque estén muy lejos de la realidad, el que ellos son la salvación del mundo, cuando en realidad siempre han destruido la convivencia y son causa de la ruina de los Estados. Sus consignas corren por todos los medios de comunicación: si ganan destruyen la convivencia de la sociedad, y si no triunfan mandan sus grupos de alborotadores y esbirros para que hagan imposible el gobierno de los otros grupos que les han ganado. Alguna noticia o reforma les sirve de motivo para montar revueltas, algaradas y disturbios, en circunstancias que en sí no tiene importancia, pero dado el momento, con habilidad soliviantan naciones enteras.

 

   Lo cierto es que han llegado a un dominio de las conciencias de gran parte de la sociedad, con un imperio sobre los medios de publicidad, promoviendo sencillos eslóganes, que me recordaba una muchacha de servicio: «Los pobres tenemos que votar a la izquierda». En realidad, cuán distinto pensaba de estas situaciones el gran Bertolt Brecht que con gran agudeza advertía: «El comunismo no es justo reparto de la riqueza, sino de la pobreza». Menos para sus dirigentes.

 

   De este modo, ha llegado la izquierda a dominar las mentes de gran parte de la población, porque la derecha no ha sabido exponer con suficiente convencimiento y contundencia, que hubo que derribar el telón de acero con la caída del muro de Berlín, para abrir al aire de la libertad y prosperidad a grandes naciones. Y tampoco supo mostrar la experiencia del colapso que sufrió el imperio soviético y los estados que le secundaron, cuando ganaron mediante sublevaciones y guerras los territorios, y produjeron un total desequilibrio interno.

 

   El fracaso de aquella experiencia no ha sido suficiente para dejar en el olvido de la historia ese sistema de opresión, porque ha cambiado por otros métodos modernos de dominación, y así de nuevo están esclavizando a los pueblos. Ahora unido con el capitalismo globalista avanza con mayor fuerza. Mediante su programa de seducción la izquierda llega a subyugar la sociedad, sin necesidad de una ocupación física de los territorios, sobre todo, en la sociedad globalizada, por la hábil manipulación de la legislación internacional que protege la propiedad intelectual, y condena cualquier medio que obstaculice el libre intercambio de bienes y servicios, sin que se pueda hacer una oposición a este modo de dominar la población.

 

   Existen, hoy día, muchas herramientas de control de la sociedad, que la izquierda sabe utilizar con gran maestría sobre cualquier país. Hay que ver la utilidad que saca, por ejemplo, de Google y Facebook, con sus marcas WhatsApp, Instagram, Android, etc. Con los actuales medios de comunicación hay muchas maneras de llegar a dominar los intereses de un grupo a través de someter la tecnología digital.

 

   Nos encontramos con equipos de izquierdas perfectamente organizados que, en estos tiempos, han lanzado imperios ordenados a programar mentalidades e imponer culturas, de lo que tienen una gran experiencia con programaciones, que llegan a fomentar revoluciones en países que piensan que se les escapa de su esfera. Por ser un campo más asequible y manejable han empezado a actuar despóticamente en Sudamérica, donde han llegado a tiranizar países como Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia. Desde ellos se puede observar, cómo soliviantan a todos los países que ellos califican de derechas, y encuentran facilidades para montar todo tipo de revueltas y desestabilizar los gobiernos. Ello al objeto de destruir la sociedad de Sudamericana y desequilibrar aquellos Estados, con la finalidad de sembrar su ideología y formar sociedades al estilo de Cuba. Así que la experiencia fracasada del otro lado del telón de acero, la quieren volver a poner en práctica en la Iberoamérica, pensando que son países en los que, desde su independencia, no han llegado a arraigar como democracias consolidadas.

 

   Aunque este dominio por las ideas no es nuevo, sino antiguo, y propio del capitalismo. Ya fue utilizado en Europa desde la edad Moderna, así se revalorizó el norte protestante supervalorando su laboriosidad y riqueza, mientras se creaba la idea de un sur católico pobre y de vagos. Y se consiguió crear esta impresión.

 

    En los últimos tiempos este método ha sido adoptado por la izquierda unida a un capitalismo globalizante, y se ha multiplicado con la dinámica de la irrupción de las redes sociales, que ayudan a la difusión masiva de informaciones adaptadas a los intereses de algunos grupos. Esta solicitud no favorece la veracidad. Cada vez se tiene menos cuidado de ser veraz, lo que importa es triunfar y dominar la mente de la gente.

 

   Estos medios de amplificación y ordenación de concretas corrientes ideológicas que forman la opinión de los pueblos, no son baladíes, sino que están sembrados de intencionalidad, y son generadores de la marcha de los pueblos. Por ejemplo, las algaradas, alborotos y revueltas que estamos viendo en estos momentos, ya en protesta por alguna situación concreta como la de Cataluña, Estados Unidos de Trump, o como sucede en las naciones Sudamericanas de gobiernos de derechas, no se montan espontáneamente, sino que son programadas y pagadas por ideologías de izquierda, interesada en desestabilizar los pueblos para dominar.

 

    Dentro de esta línea izquierdista parece que se coloca el nuevo Gobierno de España, que subrepticiamente se ha introducido por un secretario general del PSOE, que ha pactado para formar Gobierno, a un grupo comunista con gran experiencia de subvertir Estados en Sudamérica, pues está involucrado en la destrucción de Venezuela y Bolivia. Pueblos en los que entró en el Gobierno de un modo legítimo, y de esta forma se hizo con todo el poder, y luego fue degradando la convivencia hasta llegar a la destrucción de los Estados.

 

   Hay que reflexionar sobre la orientación que está tomando el nuevo Gobierno de España, se ha comprometido con este mundo comunista, que actúa en Cuba, Venezuela, Nicaragua y ha dominado en Bolivia. El pacto con Podemos y los nombramientos de ministros que se han hecho, marcan la orientación por donde va a ir, y se han creado ciertos ministerios que tienen una clara orientación hacía qué campos se va a dirigir el Gobierno, indicativos de que si no se toman medidas para que no marchen más adelante, tenemos que tener claro que Pedro Sánchez nos va a llevar al comunismo más atroz que el PSOE no pudo concluir en la década de los treinta de siglo pasado.

 

    Los primeros pasos del Gobierno indican que caminan sin tregua por los cauces de un nuevo comunismo duro, a la sombra del capitalismo globalizante que ha encontrado en estos movimientos de izquierda, por su sueño de universalidad, la forma de dominar en una sociedad que califica de abierta. Y con el confinamiento del coronavirus han demostrado su tendencia a la dictadura. Han actuado con criterios dictatoriales, sin consultar a los órganos que han de realizar la acción, sino con un imperio absoluto.

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