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Opinión 09-07-2024 06:31

Este es un Internado cualquiera. © Mariano Cabrero Bárcena es escritor

Este buen profesor del que estoy hablando disfrutaba haciendo daño, aplicaba castigos increíblemente dolorosos. Llegaba, incluso, a provocar sangre en los niños/niñas maltratadas. Quizá este profesor era un ?sádico? y un pervertido, amparado por ?la ley del silencio? qué vive en muchos colegios de niños y niñas.

 

 

 

Este es un Internado cualquiera de los muchos que existen en el mundo de Dios. Había un director de colegio que se tomaba el tiempo necesario para elegir al arma conque maltrataba a sus alumnos: a veces se decidía por uno de sus dos bastones, a los que llamaba con el apodo de ?dar? y ?tomar?; pero las palizas más crueles las llevaba a cabo con una vara de bambú.

 

Este buen profesor del que estoy hablando?disfrutaba haciendo daño, aplicaba castigos increíblemente dolorosos. Llegaba, incluso, a provocar sangre en los niños/niñas maltratadas. Quizá este profesor era un ?sádico? y un pervertido, amparado por ?la ley del silencio? qué vive en muchos colegios de niños y niñas.

 

Muchas veces cuando se lleva a los niños a un Internado, suelen convertirse en una especie de ?corderos degollados?, a lo que se envía pronto al matadero. Uno de los jóvenes se expresaba de la siguiente manera: ?A mí me han violado hasta tres veces, en el Internado que estuve?.

?? Siempre hemos de entender que?los extremadamente ricos les va bien en la vida, poque también existe pobreza extrema. Deben siempre de existir en nuestras vidas una clase baja, una clase media y una clase alta-económicamente hablando?

 

 

Todos sabemos que jóvenes que pasan y crecen centros de acogida acaban, muchos de ellos en la cárcel. Normalmente estos muchachos y muchachas que han sido maltratados físicamente y psicológicamente?quedan marcados para toda su vida: serán personas crueles donde las haya.

 

Uno de estos jóvenes abandonado por su madre, manifestó: ?Fui abandonado por mi madre, Julia, quien se fugo con un rico heredero. Veía a mi madre una vez al mes y pasaba con ella la mitad de las vacaciones?.

 

En general el ambiente familiar que el padre puede prestar en estos casos es bueno, aunque ellos están clínicamente deprimidos y abandonados. Pronto buscan otra pareja-sin casarse-, para tratar de vivir el resto de su vida?tranquilos.

 

Los internados para muchachos/muchachas, de familias más ricas y aristocráticas de cualquier país?tenían sus dormitorios helados, pues apenas entraba la luz del día. Camas duras y comida simplemente mala. Estoy hablando de Inglaterra, Australia, Canadá?, y muchos países del mundo entero.

 

En estos colegios mayores de los que estoy hablando?los maestros se turnaban para ver a los chicos/chicas desnudas en las duchas. Cuenta un muchacho: ?Mi director del colegio mayor, aunque tenía cuatro hijos, estaba claro que se sentía atraído por chicos de 12 o 13 años. Y da miedo. Nos hacía daño de verdad, retorciéndonos los brazos y las orejas cuando estábamos, también desnudos, en las duchas. Era aterrados??.

 

?Una de las partes también aterradoras del abuso infantil, es que crees que tienes alguna conexión con el abusador, lo cual es totalmente falso. Sólo?que estas siendo abusado?, confiesa otro muchacho.

 

En realidad, todos comprendemos que los hijos no pueden ser culpados de los pecados de sus padres. Cierto es que todos nosotros preferimos tener y vivir una vida normal de clase media, con una infancia feliz y un desarrollo normal de nuestras vidas. ¡Vivan nuestros hijos! ¡Adiós a los internados!

 

Siempre hemos de entender que?los extremadamente ricos les va bien en la vida, poque también existe pobreza extrema. Deben siempre de existir en nuestras vidas una clase baja, una clase media y una clase alta-económicamente hablando-, para que el endiosamiento de la última no

entorpezca la relación con la dignidad de la primera, sirviendo la clase media de balanza de control entre ambas.

 

Quizá resulta aún más evidente el inconveniente relacionado con la separación entre los niños y sus familias. Algo que en algunos casos no tiene por qué implicar necesariamente consecuencias negativas, incluso es posible que ocurra lo contrario y los reencuentros frecuentes sirvan para intensificar los lazos paternofiliales. En otras situaciones, no obstante, puede generar cierto desapego, sobre si los periodos de pérdida de contacto se prolongan en exceso.

 

 

Los costes son demasiado elevados para infinidad de padres?Precisamente en ese último grupo se encuentra la primera desventaja, representada por la incapacidad económica de los padres para costear la alternativa educativa que nos ocupa. Pese a la existencia de opciones para diferentes situaciones económicas, el precio medio mínimo es considerable para muchas familias de clase media?

 

 

 

 

 

La Coruña, 8 de julio de 2024

© Mariano Cabrero Bárcena es escritor

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