El “papelismo informativo” se muere

La generación que tocaba el papel cumple años, una evidencia irrefutable, y dando valor a lo evidente, aquella generación se ha reconvertido en sus prioridades para dejar paso a la generación digital.

Lo que ocurrirá con la información que se entregaba impresa, no es un acertijo o una adivinanza, simplemente ya no existe. Es pasado por mucho que nos aferremos a lo pretérito, como pajarito que quiere volar del nido y se evita que lo haga. Hay que avanzar, seguir adelante y dejar que los tiempos reinantes nos envuelvan en esa conquista llamada progreso que también es válida para la información y comunicación.

Recordemos la historia de la escritura y de la comunicación, los egipcios fueron los primeros que plasmaban sobre piedra,(escribas o copistas) los romanos utilizaban a personas para que llevaran una noticia de un lugar a otro mientras que los indios americanos se bastaban de fogatas para comunicarse con aldeas vecinas.

Y los monjes en sus monasterios verdaderos fedatarios de la historia con sus largos y extensos pergaminos....

En la evolución de la comunicación también nos hemos encontrado con la linotipia, una máquina inventada por Ottmar Mergenthaler en 1885 que mecanizaba el proceso de composición de un texto para ser impreso.

Y de aquella historia a la de hoy hay un hilo conductor que no cambia, que debería de servir para continuar con aquel progreso donde la innovación y el talento ha surgido en cada una de sus épocas, y en ésta, donde curiosamente se tiene todo, no se pretende más que la continuidad de un medio de comunicación añejo que ya ha clausurado en su recorrido.

La información impresa ha decidido depender aún de los tiempos, de aquellos tiempos en los que debían de rotar 24 horas para volver a imprimir la siguiente edición. Aquello que fue el pasado en la información, y que se sostiene muy endeblemente en la actualidad, se niega a agonizar en manos de quien vagamente lo sostienen.

Ahora bien, la prensa de papel, empresa obsoleta de la comunicación reconoce doliente que no puede continuar en un mundo donde Internet ha unido a todos los seres de este mundo en el que vivimos, donde la inmediatez de los acontecimientos, la imperiosa necesidad del lector de ser informado al instante, las múltiples alternativas informativas que dispone, móviles, tablet, ... vídeos informativos, noticias en audios, imágenes en movimiento,.... que corren por las redes del universo digital, hace que la sociedad se deslinde irremediablemente de la información impresa.

Y es entonces, cuando el diario de papel quiere ser digital al mismo tiempo en su propósito de evolución en un mestizaje imposible.

Se imaginan que un diario de papel que vende todas sus noticias diariamente a sus lectores tenga el mismo contenido de papel volcado en una web de pago. Competencia desleal ¿? Diestros en imaginación, y también conocedores del verdadero sentido de la comunicación, se está produciendo un fraude a los lectores que compran todos los días el diario de papel.

El lector que consume información impresa ya ha pagado esa exclusividad que le arrebata el mismo medio de comunicación  para luego vender nuevamente a sus lectores digitales.

El mercado de la información ha evolucionado con la información digital online. Hace ya unos años que esta información digital online se ha adueñado del campo informativo  y los diarios de papel no han sabido renovarse a tiempo, la máxima renovación que han hecho es la que comentamos más arriba, produciendo un desacierto, con todo respeto lo decimos a sus propios lectores, que compran el periódico de papel porque en su web no se dan todas las noticias, salvo se amortice nuevamente.

Como todos sabemos la información de papel está en caída libre y los medios de comunicación impresa intentan por todos los medios mejorar una cuenta de resultados, que de por sí, ya va contra corriente de su maniobra empresarial, en un intento de conservar esa audiencia que se retira con el mayor de los decoros.

Y todo es mucho más sencillo si se deja en el pasado lo que ya es pasado, aprendiendo de nuestros antepasados, que sublime lo hicieron, y dejamos que la historia siga su curso.