El cierre de la hostelería, el Pim Pam Pum de la pandemia. Por Pedro Arce

La ciudadanía está debatiendo si la hostelería es la causante máxima de los contagios de Covid, que van por oleadas, sin que nadie explique convincentemente cuál es la causa real de esa situación; sin embargo, siempre se pone el foco en la hostelería.

Los sanitarios están obligados a proponer las mejores medidas para preservar la salud; los hosteleros están obligados a defender sus negocios, puestos de trabajo y servicios a los ciudadanos; y los políticos han sido elegidos para que sean imaginativos y articulen seriamente las adecuadas medidas y soluciones en beneficio de todos.

Las Comunidades son más responsables de lo que parecen y lo hacen razonablemente muy bien; solo basta mirar cómo lo gestiona el Gobierno de España allí donde tienen aún las competencias sanitarias, como Ceuta y Melilla, que suelen estar en la cabeza de la tabla; claro, procuran dar datos totales, no porcentuales, para que así sea Madrid la peor situada.

Madrid es el mal ejemplo que el Gobierno quiere visibilizar, pero hay que decir que es la mayor concentración de población de España, que el control del aeropuerto, las fronteras regionales y el orden público corresponde al Gobierno de España, lo que no sucede, por ejemplo, en Cataluña, País Vasco y Navarra, donde tienen peores índices del Covid. ¡Y ello con la hostelería de Madrid abierta!

El ciudadano se sorprende por qué no se controla mejor el aeropuerto de Barajas, el de mayor tráfico de España; o por qué la Policía y Guardia Civil (que dependen de Marlaska) no vigilan adecuadamente las terrazas repletas, las fiestas particulares, los botellones, los guateques que han vuelto a renacer,… O es que busca que Madrid tenga peores datos, aprovechando que estamos en elecciones, aunque se produzcan más contagios y muertes, pues ya nos ha demostrado Pedro Sánchez que su Gobierno no sabe ni contarlos y poco les debe importar.

Porque estamos escuchando que Madrid tienen un mayor índice de letalidad (Gabilondo), que utiliza datos falsos (Pedro Sánchez, desmentido por Simón), que hacen un uso torticero de la pandemia para arañar unos cuantos votos,…

Y mientras discutimos lo de AstraZéneca y Janssen, ya no hablamos de subida de la impuestos, que va a ser un gran hachazo fiscal (y Gabilondo diciendo que no los subirá), la jubilación, el amordazamiento de jueces y periodistas, las peleas entre PSOE y Podemos, las absurdas e intempestivas leyes ideológicas, la no llegada de vacunas tal como prometió Sánchez y la distribución de las mismas, los viajes de Pedro Sánchez y Zapatero, las subvenciones a los amigos y conmilitones como a Plus Ultra, la eufemística “armonización fiscal” que es subir los impuestos hacia arriba para perjudicar a Madrid, especialmente en Sociedades, Patrimonio y Sucesiones. Probablemente el PSOE da por perdida Madrid y quiere vengarse de los madrileños, eliminando la actual competitividad que tiene, pues bajando los impuestos, está obteniendo mayores ingresos.

El Gobierno, con Sánchez convertido en agente propagandístico, va a salto de mata, usa los datos de forma sectaria, está gobernando con ocurrencias en vez de reflexiones sabias, pues da la impresión que no hay nadie al timón y España va a la deriva

Pero volvamos a la hostelería. ¿Sabemos dónde están los mayores riesgos? Tal parece que no es fácil saberlo y no parece justo que se carguen las tintas sobre un sector estratégico de España, como es la hostelería que ocupa, junto con el empleo inducido, cerca del 25 %.

Y volviendo a Cantabria, parece que existe un dato curioso y es que los mayores núcleos de población de Cantabria, donde se encuentra la mayor concentración hostelera, no son, ¡porcentualmente!, los más afectados y ello nos debiera de hacer reflexionar.

Y esa reflexión hacía yo esta misma mañana cuando iba a Santander en autobús; el autobús iba lleno, yo iba en pie y tenía a otros pasajeros rozándome la chaqueta. ¿No hay mayor riesgo en el bus que en una cafetería con control y distancia?

La hostelería es algo que está inmerso en nuestra cultura como en ninguna otra parte del Mundo, genera puestos de trabajo y riqueza y quizás debieran pensarse mejor las decisiones, para facilitar su funcionamiento con las medidas que se considerasen adecuadas. Y no quiero ser mal pensado, pues un cliente cabreado me dijo ayer que, con la hostelería cerrada, se critica menos al Gobierno y si todos estuviéramos en casa, encerrados, el Gobierno puede hacer y lo ha hecho, decretos-leyes a destajo y mansalva, aunque tengan poco que ver con esta pandemia y sí con sus intereses.

El tema tiene muchas paradojas e interpretaciones y yo mismo voy a hacer una pregunta: ¿Algún político de Cantabria ha pensado en devolverles los impuestos que se les cobra a los hosteleros durante el tiempo que ellos mismos les obligan a tener cerrados los negocios?

Pues en algunas Comunidades Autónomas, los hosteleros ya están reclamando indemnizaciones por “cese obligada de actividad” y ello podría ser de justicia.