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Opinión 28-02-2020 07:00

Debris, por Francisco Glez-Riancho- Colongues

Basura espacial, es cualquier objeto fabricado por el hombre, sin utilidad alguna, que órbita la Tierra. Pueden ser restos de cohetes, naves, restos de pintura, satélites enteros o troceados por las colisiones, etc…

 

En español y en inglés, a esta basura se le denomina “debris”, traducido como escombro, denominación que aún no está recogida en la RAE.

 

Estos trocitos de “debris”, viajan a velocidades altísimas, 56.000 klm/h, por lo que son un gravísimo problema para expediciones tripuladas, como la Estación Espacial Internacional o satélites científicos, militares, telefonía o de comunicaciones. En el caso de la Estación Espacial Internacional, el problema es un poco menor, al estar blindada, lo que no quiere decir que también pueda tener alguna colisión imprevista, como en el caso de los astronautas que salen de la nave y están expuestos a impactos.

 

Un Consultor de la NASA, llamado Donald J. Kessler, auguró un escenario preocupante y peligroso, lo denominó cascada de ablación o síndrome de Kessler. En este escenario, el volumen de la basura espacial es tan alto, que impactará frecuentemente con otros objetos, originando más basura espacial en cascada y llegando a que no podrán traspasar hacia el espacio misiones espaciales, sin padecer colisiones.

 

Existe un proyecto de la Agencia Espacial Rusa, para la construcción de un aparato de 4 toneladas, capaz de limpiar poco a poco esta basura, trasladando en cada lanzamiento a 10 satélites hacia una órbita cementerio, es decir, a una órbita de mayor altura que la geoestacionaria.

 

Las misiones espaciales corren un grave riesgo de colisiones, pues se estima que en la órbita geoestacionaria existen cerca de 750.000 objetos mayores de un centímetro, según la ESA (Agencia Espacial Europea) con un peso estimado de miles de toneladas sobre nuestras cabezas, circulando a 56.000 klm/h. Cada misión espacial, genera muchísima “debris”, debido a las explosiones de las partes superiores de los cohetes, que los sitúan en órbita. Un trozo de esta basura de 1 cm, a esa velocidad, es tan destructivo como una granada de mano.

 

Según la NASA, actualmente hay cerca de 20.000 restos de satélites y cohetes, orbitando la Tierra, así que cualquier día tendremos que salir a pasear con casco.

 

Como quiera que no existe una regulación internacional obligatoria y los participantes en la carrera espacial, países y empresas, cualquiera puede enviar sus satélites al espacio y dejarlos ahí cuando estén obsoletos, con el consiguiente peligro de colisiones.

No estamos seguros, ni dentro de casa.

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