Bocadillo de calamares madrileño jmm caminero
Decía que el bocadillo de calamares, si hubiese surgido en Norteamérica lo habrían llevado por el mundo como las pizzas, las hamburguesas y el pollo frito. No hemos sido capaces de crear compañías internacionales de comida rápida con los huevos fritos, la tortilla a la española ?que mi descendiente indicaba,
Si somos justos es lógico que este plato surgiera en lugares de costa, porque el calamar se podría consumir fresco. Y, también, que está extendido por toda la Península Ibérica.
Se habla, pero no sé, si tiene base documental, según la Wikipedia, que fue un intento que trajeron los aragoneses en tiempo de Isabel I de Castilla, pero es evidente, que en ese tiempo los calamares no podían llegar en buen estado a la villa y corte, por el problema del deterioro y el transporte y la conservación...
Es obvio y evidente que en este plato intervienen los calamares, troceados, rebozados de harina, después de fritos insertos en pan, en un bocadillo. Evidentemente, su esplendor y desarrollo en el centro de España y en Madrid, es cuando en el siglo diecinueve, la velocidad del transporte mejoró, y las posibilidades de mantenimiento de un producto fresco.
A veces, pienso que el bocadillo de calamares en el siglo veinte, quizás idea tomada de una frase de Umbral, que indicaba, no sé si exagerando, que algunos días, a su llegada a Madrid, solo se mantenía al día de un bocadillo de calamares, por eso llegó a pesar sesenta kilos.
No sé, que parte es oratoria y retórica, y, qué parte es real, y, si esa realidad, solo duró unas semanas o unos meses. Al final, Umbral es un gran escritor, que si hubiese vivido en otra sociedad y país y cultura, por ejemplo, la francesa habría sido elevado a todos los altares laicos ?con eso no decimos, que no todo en su literatura, periodismo, ni en su vida sea claro y brillante y equitativo y moral-. ¡Pero no juzgo su vida, ni siquiera todos sus contenidos textuales o literarios o sus palabras y sus discursos, solo su actividad literaria periodística?!
Pero como escritor articulista, era genial, mezclando de forma conveniente y adecuada ideas y forma, estética y esencia, contenido y continente ?y, expreso esto adrede, porque muchos ahora, para que se quede olvidado por los siglos, están predicando que no tenía ideas? Y, eso no es cierto, sean ideas suyas o tomadas de otros, eso es otra cuestión, pero eso ocurre en todos los autores?, yo, yo mismo algunas ideas, no sé de donde las he tomado, por eso, si me acuerdo, me gusta citar?-.
Decía que el bocadillo de calamares, si hubiese surgido en Norteamérica lo habrían llevado por el mundo como las pizzas, las hamburguesas y el pollo frito. No hemos sido capaces de crear compañías internacionales de comida rápida con los huevos fritos, la tortilla a la española ?que mi descendiente indicaba, que cuando fuese mayor, iba a crear una cadena de restaurantes con la tortilla, doy el mérito a quién lo tiene-, y, el bocadillo de calamares ?y, otras comidas?-. (Si alguien alguna vez, lo hace, digo yo, que por este artículo merecería me invitase una vez al mes, a comer en alguno de sus establecimientos?).
Creo que el bocadillo de calamares ha hecho en España, las mismas funciones, que los establecimientos de cadenas internacionales han cumplido en el mundo. En los viajes rápidos, al lado de las estaciones, en los sitios de turismo, en algún bar normal, en tiempos de dificultades económicas que hay que degustar fuera de casa, y, algo que produzca energía, que esté caliente, que mezcla pan y algo exótico, porque los calamares han sido algo raro y extraño en el centro de España, porque el bacalao se podría consumir salado, pero desconozco si alguna vez se ha salado los calamares?
Por lo general, los artículos periodísticos de opinión, son limitados en palabras, ochocientas, y, por tanto, no nos podemos fijar en los acompañamientos y matices. El ser humano necesita alimentarse con alimentos, pero también necesita líquido, agua? En nuestra sociedad, se combinan en las comidas tres bebidas, según tiempo o momento o manjar: agua o vino o cerveza, -en mi caso, tomado de la tradición popular, un poco de vino con gaseosa, un día debería redactar un artículo sobre esta mezcla-. En este caso, el bocadillo de calamares es tradicional con la caña de cerveza, ahora sin alcohol o el menor posible?
Esa mezcla de alguien comiendo un bocadillo de calamares, con una cerveza en la mesa, comiendo sentado en silla, o apoyado en taburete o de pie, y, mirando el horizonte de la realidad. Casi siempre degustando deprisa, porque sus obligaciones eran inmediatas. El tiempo era necesario aprovecharlo. Es y ha sido una imagen, reiterativa en casi todas las ciudades, también en las capitales de provincia, también de la nación-Estado. Muy frecuente al lado de estaciones de autobuses y de trenes. Muy frecuente por la mañana y al atardecer. Hasta que vino el imperio norteamericano económico, y se extendió la hamburguesa, la pizza, últimamente el pollo frito?
Hemos indicado que el bocadillo de calamares, como lo simple y nutritivo y bueno y agradable, y, asequible económicamente se ha extendido por toda la península ?mis datos, no me indican, si se ha extendido por el resto de Europa y del mundo, dicen los estrictos del articulismo, que nunca se debe escribir dudas en las columnas periodísticas, pero yo creo que sí, así el hipotético lector o lectora, sabe que el escribiente no es sabio en todo, ni en casi nada?-. Es demostrar, que como él o ella, somos personas frágiles en conocimientos y en miradas y en sabiduría?
Decíamos que aunque se ha extendido por toda la Península Ibérica, podría haber sido un bocadillo de sardinitas, o de trozos de bacalao o de atún, que también se suele haber consumido, en tiempos pasados, menos ahora.
Pero la realidad es que el bocadillo de calamares se ha hecho símbolo de la ciudad de Madrid. Madrid fin de término y de viaje y de fonda. Cuántas personas, quizás, millones de personas han consumido alguna vez, un bocadillo de calamares, algo que se ha extendido en una ciudad sin mar, y por tanto, sin calamares en sus costas de tierra?
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