Atentado brutal contra la libertad de expresión, por Jesús Salamanca Alonso
Si no actuamos ahora, dejaremos en las irresponsables manos del Gobierno la identificación, denuncia y censura contra quienes se atrevan a discrepar de sus políticas.
El Congreso de los Diputados muestra su luz verde para decidir qué opiniones son legales y cuáles son ilegales, pero siempre que sean las consignas del ‘bichavismo’ español de Sánchez y el “marqués”. Estamos ante un duro golpe a la libertad, de ahí que numerosas organizaciones y particulares hayan denunciado ante la Comisión Europea el chanchullo urdido aprovechando cuarentenas, aislamientos, imposibilidad de manifestarse y demás zarandajas pandemiales.
Llegaron al poder con mentiras, calumnias en redes y falsedades y ahora pretenden silenciarnos de la forma más traidora y ratonera. La Ley Mordaza ya es un hecho. El ridículo Gobierno que tenemos se ha pasado de frenada y no soporta que lo apunten con el dedo. La negligencia cometida con resultado de muerte nunca debe olvidarla el pueblo español, como no debe olvidar quiénes son los culpables por sus reiteradas negligencias. De paso tampoco debería olvidar el pueblo los crímenes de la banda asesina etarra y muchos otros recuerdos que han sembrado la historia de odio, venganza e indignidad.
La historia nos cuenta que el pueblo pierde libertades siempre que la izquierda llega al poder. Esta vez apenas han tardado unos meses; no obstante, les va a salir ‘rana’ porque --a pesar de querer ‘aprisionar’ a la oposición-- le ha faltado tiempo a la Unión Europea para censurarlo como censuró y reprendió a Pedro ‘Plagio’ su golpe a la independencia judicial. Por suerte para nosotros, todos los tratados y acuerdos con la Unión protegen nuestras libertades.
La situación que ha creado el Gobierno español es muy grave. Amparados en el estado de alarma de seis meses, que será echado abajo por los tribunales, el camarada comunista ha enmarañado la intención junto con el ‘doctor Cum Fraude’, con el fin de acabar con las vías de libertad que el Gobierno no puede controlar ni amordazar. No solo se ha teñido el Gobierno con tintes verduleros y dictatoriales sino que ha escrito uno de los atentados más graves contra la libertad y la dignidad de las personas.
Pedro Sánchez y el señorito “marqués” se saltan a la torera hasta sus propias normas. Borran cuanto sea preciso y mienten lo indecible. Nadie dimite porque sabe que fuera del poder “hace frío” y les espera lo que no está escrito, pero sí transmitido verbalmente. Su discurso carece de peso fuera del sillón. Manipulan el Parlamento ‘manu militari’, se mofan del poder judicial, destrozan las instituciones, usan artimañas para indultar a sus aliados golpistas… Y como no les parece suficiente, ahora pretenden estamparnos en la cara su Ley Mordaza. El miedo los atenaza y el odio los acorrala: sírvanos como ejemplo que 36 guardias civiles protegen el ‘casoplón’ en el “Marquesado” de Galapagar aunque se muestren partidarios de las degeneradas y comunistas ocupaciones ilegales.
A partir de ahora, el “marqués” podrá hacer uso de su doble vara de medir para censurar los comentarios que, según su criterio, inciten al odio, pero permitirá la justificación del terrorismo etarra en las redes y los homenajes a los asesinos excarcelados de la banda. Es evidente que, si no actuamos ahora, dejaremos en las irresponsables manos del Gobierno la identificación, denuncia y censura contra quienes se atrevan a discrepar de sus políticas.
Lo que está sucediendo en España es una mala copia de otras dictaduras que ya conocemos. Con la publicación en el BOE del “Comité Permanente Contra la desinformación”, este Gobierno ha escrito una de las páginas más negras de la democracia española, como antes dijimos.
Lo pagarán, sin duda, porque el pueblo acaba mofándose de un ladrón o de un corrupto, pero nunca perdona a quien echa muertos a su espalda por negligencia propia y abandono premeditado. Han cometido un atentado contra la libertad de expresión y también han de pagarlo y dar explicaciones junto a la falta de transparencia que ahora esconden.
No van a matar nuestra libertad de expresión porque se encontrarán con la resistencia social. La ciudadanía nunca aceptará la Inquisición socialcomunista que pretenden imponer los abanderados del pensamiento único y defensores dictatoriales de la represión, el odio y la violencia.
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