Hoy nos toca estar con Javier Gómez Acebo antes abogado y ahora escritor
Javier Gómez Acebo es un señor con barba y aspecto confortable, pero no se dejen engañar por ello, un día fue concejal, y más tarde, cuando resucitó de entre los muertos, volvió a la abogacía. Después de resucitar de entre los muertos por segunda vez -proeza que ni el mismísimo nazareno tuvo agallas de intentar-, lo hizo una tercera jubilándose y dedicándose a actividades completamente indecentes como la escritura, y de eso va la cosa.
Javier Gómez Acebo es un señor con barba y aspecto confortable, pero no se dejen engañar por ello, un día fue concejal, y más tarde, cuando resucitó de entre los muertos, volvió a la abogacía. Después de resucitar de entre los muertos por segunda vez -proeza que ni el mismísimo nazareno tuvo agallas de intentar-, lo hizo una tercera jubilándose y dedicándose a actividades completamente indecentes como la escritura, y de eso va la cosa. Lo crean o no, ha publicado varias novelas de tema político-policíaco, la última de las cuales apareció recientemente.
Otro señor, que no tiene barba ni aspecto mullidito pero -hay que decirlo en su descargo- tiene un periódico y es muy simpático, me encargó no ha mucho que le entrevistase (a Javier, no a él), idea que me entusiasmó porque me permite expresar de forma un tanto elíptica mi admiración por el objeto de mis preguntas. Le dije al señor tan simpático que lleva este periódico que no tenía ni puta idea de hacer entrevistas, lo que le dejó completamente indiferente. Con espíritus deportivos y aventureros como el suyo se forjaron los imperios coloniales, y se nutren hoy día tanto el fracaso como el éxito, así que esperemos que la cosa no caiga en ninguna de las dos categorías y que todo discurra de modo placentero para quienes estamos metidos en esto.
-Nueva novela. ¿LLeva esto el camino de una saga?
Esta novela, que se titula el caso del concejal desaparecido, es la cuarta novela con los mismos personajes. Las cuatro tratan de lo mismo: de ese mundo elástico que gira en torno al incumplimiento de la ley, de ese lodazal que llamamos corrupción. Yo no se a partir de cuantos libros hay que considerarlo saga, por ahora ya es una mini.saga.
-Toda la serie de tus novelas tiene un leit motiv (Aparte de la chavala, la abogacía y los placeres báquicos) en la corrupción que infecta la política. ¿por qué ese tema? ¿qué especie de perversión morbosa te ha llevado a escribir sobre ello?
Si, mi relación con en mundo báquico o de los placeres está un tanto reflejada, soy un hedonista confeso, es verdad, pero aparte de eso el que en mis novelas hable de la corrupción deriva de mi conocimiento de la vida y de la sociedad durante mas de cuarenta años de ejercicio de la profesión de abogado, años en los que he visto de todo, y aún así, hasta el último día no he dejado de sorprenderme ni de interesarme, antes con artículos en prensa, y después con las novelas. Las novelas supusieron además un reto: ser capaz de escribirlas, así que me dije, ¿y por qué no lo voy a hacer?. si de algo me arrepiento en la vida es de no haberme puesto más retos
-No creo que lo de la corrupción sea una casualidad ni que lo pongas sobre la mesa por mera oportunidad ya que si así fuese te sangrarían los dedos de escribir. ¿Te preocupa la corrupción algo más de lo que debería, algo más que al común de los votantes?
No se si me preocupa más, a lo mejor es que he reflexionado sobre ello, he tenido la oportunidad de enfrentarlo. Mis métodos mentales me obligan a hacer deducciones cuando recibo determinadas informaciones,por ejemplo, con esto de la consejería de obras públicas hay gente que me pregunta si sabía algo, naturalmente que no, contesto, pero sí sé lo que pasa en España. en realidad, mi idea inicial era escribir la novela desarrollando los titulares y noticias de la prensa, no se necesita mucho más. ciertamente como abogado, como todos nosotros, soy espectador privilegiado, no hago otra cosa que aplicar la teoría del iceberg. Solo vemos el diez por ciento de lo que sucede, esto es como lo de las tarjetas blak en las cajas de ahorro, en mi opinión, si lastenía una las tenían todos, otra cosa es que las fiscalías no se enteraran.
Decir corrupción tiene mucho contenido, además. Generalmente al hablar de corrupción nos referimos a delitos que se relacionan con la gestión de lo público,desde el acceso al empleo hasta el reparto de prebendas y contratos. Cada dos por tres vemos como se trocean los contratos para facilitar su adjudicación... hay que aclarar en cada caso si esa corrupción aprovecha a partidos a funcionarios a particulares... lo cierto es que en el código penal están tipificadas numerosas conductas, pero no están calificadas como corrupción,no hay un libro ni titulo específico, ni se precisa si están descritas como delitos contra la administración pública o contra la administración de justicia. En cada caso las calificamos como corrupción o no según las circunstancias. Incluso hay situaciones que no están calificadas como corrupción porque no está tipificadas,por ejemplo la ocupación de la cúpula del consejo general del poder judicial no lo está, seguramente porque el legislador no pensó que pudiera llegar a producirse, pero para muchos es una muestra tremenda de corrupción del sistema. En EE.UU. nadie creía que un presidente saliente pudiera apoyar un golpe de estado, pero vimos a Trump hacerlo... por otro lado, tampoco nos rasguemos las vestiduras, hay índices internacionales de corrupción y España está en el puesto 34 de 168 (de mejor a peor). Por cierto, los países católicos ganan por goleada los protestantes en índices de corrupción, a Jaime Botín le costó un disgusto publicarlo hace unos años.
- ¿Te afilias entonces al género negro?
No lo diría así. La gente me lo pregunta y se sorprende de que las novelas no se ajusten al canon de la novela negra. Están acostumbrados por el cine a que las cosas acaben siempre bien, que haya sangre, sexo y el malo sea atrapado; y no, en mis libros no hay nada de eso. Intento reflejar lo que sé que es real, y en realidad, por suerte o por desgracia, casi nunca cogen a los malos, simplemente se escapan o nadie sabe quienes son. Ni siquiera se llega a saber que ha pasado algo irregular.
Por otro lado, hay que señalar que el juicio social ha cambiado, se ha pasado de admirar a quien tenía influencias o recomendaciones -vara alta, se decía- a condenar penalmente esas influencias. Reflexiono sobre ello, y cuando lo veo en prensa, sé cómo funcionan las cosas y al leer noticias sobre asuntos saco conclusiones que por otro lado estaban al alcance de todo el mundo: Villarejo ha sido una referencia en mis novelas, no es ninguna novedad. La policía patriótica está en la prensa desde hace muchos años, y esto también ha sido corrupción, una tremenda corrupción, con la vista a la derecha a menudo por las judicaturas
-Veo en tus novelas y por lo hablado hasta ahora que la corrupción te plantea una preocupación moral, pero también hay una preocupación por la salud de la política, por la preservación de la cosa pública al margen de otros juicios. ¿Cuál manda?
Seguramente las dos cosas. Soy un gran defensor de lo público porque en lo público está la base de la igualdad, y la igualdad es esencialmente moral. La cosa pública permite que todos accedamos a la sanidad, a la educación y a tantas otras cosas que desde un punto de vista ético y moral son buenas. La igualdad a través de la política es la gran conquista de occidente, por lo que hemos peleado durante años, con altibajos, pero con unos resultados que desde la época de Atenas nos han hecho llegar hasta donde estamos, hay que conservarlo. Yo me siento europeo, eurocentrista, y creo que nuestros grandes valores han venido a través de la democracia y gracias al establecimiento de la igualdad de oportunidades, y eso solo puede hacerse desde la defensa de lo público, fundamentalmente desde la educación.
-Dicho esto, ¿por qué la política atrae y repele por igual a las personas que supuestamente están mejor dotadas para pensarla o tienen una condición ética especial? ¿Y por qué precisamente esas personas huyen de mojarse cuando toca presentarse a unas elecciones o fracasan sin remedio cuando lo hacen y se vuelven a sus casas? (No admito como respuesta que lo hacen porque están mejor en el sector privado o en el académico).
Supongo que esa gente cuando llega a la actividad pública cree que su ideología sirve directamente para algo, que va a resolver cosas, y lo que sucede es que cuando llegan al ayuntamiento o al foro de debate las posibilidades de actuación que tienen son mínimas, y lo que les toca es administrar. Hay gente con preparación y ganas que se encuentra sin opción de implementar los principios con los que llegan. al final, y sobre todo, si están en la oposición, lo que llega es el cansancio y el hastío, es normal, el juego de partidos e intereses políticos solo permite avances lentos.
-¿Qué me dices de los ejemplos más sonados de ese desengaño?, actores, folósofos, escritores, empresarios, intelectuales que todos conocemos....
A veces hay un poco de priapismo en ello. Seguro que muchos se dicen.... yo llego aquí, soy el más listo y el mas guapo de la clase y voy a arreglar esto, pero la política es implacable, exige estar como uno más, y esa gente se cree que está ahí por ser los más listos, y además seguramente encuentran dentro de sus propios partidos a sus principales detractores, por mil motivos: celos políticos, profesionales y de todo tipo, gente les recuerda que no deben confundir lo que ellos son personalmente con los mecanismos a través de los que los partidos implementan las cosas.
Algunos de los que estamos pensando, por cierto, lo hacen ya en la senectud. Es curioso. me preocupa la deriva de esas personas que empiezan en posturas políticas muy progres y avanzadas y acaban en las antípodas. La memoria de lo que personalmente fueron les juega malas pasadas.
-¿Y no puede ser que simplemente se harten de la diferencia de códigos en la política y en la vida?, por ejemplo la mentira, de la que todos abominamos menos los políticos.
Ese es un tema complicado. Puede que no sepan que tienen que mentir, y cada uno vaya aguantando hasta donde puede, pero yo creo que en el fondo quien se mete en eso tiene que saber que es así. Por ejemplo al que nombren ministro de interior debería saber antes que tiene que manejar los fondos reservados y toda la mierda de las cloacas del estado; o el de exteriores que ha defirmar un tratado o colaborar con países que hacen todo tipo de fechorías, o dejar en la frontera a unos inmigrantes. El que acepta uno de esos nombramientos tiene que saber que debe hacer ciertas cosas o tomar decisiones difíciles.
La mentira pequeña, la que se refiere a datos, por ejemplo, a veces se confunde con la mala información.
- Cambiamos de pitón. ¿Qué tiene que tener un buen libro en tu opinión?
Eso tiene tantas respuestas como lectores. Todos sabemos que para conocer a una persona basta con ver su biblioteca, por eso sostengo que un buen libro debe satisfacer la capacidad emocional, lectora e intelectual de quien lo lee. Un buen libro es el que te pide llegar pronto a casa para seguir leyendo.
Recomiéndame ahora un libro. No importa cual, no pienso irme a una isla desierta.
El que mas he recomendado en los ultimos meses ha sido Para Qué Han Servido Los Libros, de Ignacio Domingo Baguer. Trata de la evolución de la palabra y los distintos sistemas escritos, su transformación en el libro tal y como lo conocemos ahora. Una de sus tesis es que la lectura modifica la capacidad cerebral, el modo de pensar.
De todas formas, ahora que lo pienso es muy académico, un poco denso, así que para pasar un rato distendido te recomendaré Un Caballero en Moscú de Amor Towles, y por supuesto El Infinito en un Junco de Irene Vallejo.
- ¿Solo o sólo?
No me parece tan importante. La distinción es cosa más de los técnicos que de la vida real. Deja que dependa del uso más que de los sabios.
-Recomiéndame un vino que yo no haya probado, bueno o malo, pero preferiblemente bueno porque creo que finalmente me voy a ir a esa isla.
Dominio de la Sierra, de Salamanca, un vino charro en blanco y en tinto, de uva rufete. Lo hace un conocido mío y es francamente agradable, es barato y bueno. En tintos prueba también el Matasnos un ribera extraordinario.
-Tus novelas no tienen dedicatorias. Exijo una explicación.
Las dedicatorias tradicionales se presuponen, y las otras a veces son una cursilada de la pera. Mejor no poner ninguna que meterte en servidumbres de ese tipo, y además me parece un poco inmodesto dedicar algo a alguien a menudo mucho más importante que tú.
- Finalmente, ¿estás cocinando algo nuevo?
Si, tengo varias cosas empezadas pero la verdad es que voy despacio porque normalmente escribo a mano, con pluma y tintero, y la artrosis me tiene parado por el momento, esa es otra servidumbre de la que mejor no hablamos.
Lo que tengo en preparación sigue el hilo de los libros anteriores, nada de prensa ni cosas así, novela.Creo Manolo que te ha salido bien una entrevista empírica, que os den.
Manuel Escalante Galán
Carlos Magdalena Menchaca
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Comentarios(3):
Hola Javier. Eso de "con la vista a la derecha a menudo de las judicaturas", ahora que eres libre, quizá mereciera una explicación más prolija. Lo puedes hacer y muchos lo agradeceríamos.
Me parto con la entrevista
Muy guay todo y el final mejor. Leere tu libro