Los impuestazos de Sanchez. Por Pedro Arce

Hay que ser ególatra, ignorante y zafio para hacer el discurso que ha hecho Sánchez y una vez más, todo el mundo ha podido observar que cuando abre la boca, sube el pan.

Por su boca han salido frases hechas sin ningún sentido, aunque seguro que a muchos incautos les pueden sonar bien, pero son vacías; ha lanzado dos grandes impuestazos a la banca y a las energéticas, que a sus socios de izquierdas les encanta, aunque acabaremos pagando todos y bien; fíjense como ha reaccionado el Ibex, que también es de todos, nada más acabar su discurso. Y ofrece un cheque extra a los estudiantes, quizás para pagarse el cubata, que acabarán pagando sus propios padres, pues Sánchez suele prometer lo que tienen los demás.

Después ha largado ayudas diversas, electoralistas y en busca de votos irredentos, como la gratuidad de los trenes de cercanías, becas y demás prebendas, una nueva asignatura de Programación y Robótica, la creación de un Centro Estatal de Salud Pública para colocar a sus amigos, la abolición de la prostitución, nuevas leyes de Industria, Mecenazgo y Movilidad Sostenible y otras muchas ocurrencias que dependen de otras administraciones y él se las apropia, como hace el cuco de nuestros montes.

Y todo el mundo piensa, ¿Quién pagará esta romería sanchista?, porque al final seremos los españoles quienes tengamos que tragar con sus ocurrencias, con sus dádivas a los amigos, con sus ayudas a quienes le mantienen en el poder y por ese coladero del presupuesto se van nuestros dineros, cada día más exiguos, sumiéndonos en la pobreza a muchos millones de españoles que cada día viven peor.

Este Sánchez no tiene remedio y cada día que pase como presidente, nos hundirá un poco más en la miseria. Por eso no es de extrañar que allí donde va, le griten ¡Fuera¡, ¡Fuera!?, como hace unos pocos días en Ermua.

Aunque Sánchez no es de pisar la calle para no ser reiteradamente abucheado y prefiere los suelos alfombrados de los palacios, lugares donde sus lacayos le aplauden con las orejas; le gusta proferir las frases huecas pero sonoras como aquella de "iremos a por todas"; nos da largas peroratas en sus ruedas de prensa como si los españoles fuéramos tontos, pero no permite a los periodistas que le hagan preguntas, salvo los muy bien subvencionados con preguntas ya pactadas para su lucimiento, etc.

?y piensa como muchos sátrapas, que después de él, el diluvio y el que venga detrás que arree, que ya estaremos los de izquierda para mover la calle y arrasarla. Y vuelta a empezar, mientras los ciudadanos estamos atónitos con este gobierno social-comunista.

De la Ley de Memoria pactada con los proetarras EH Bildu, no quiero ni hablar, pues ya lo han dicho muy claro los líderes del verdadero PSOE; y acabarán llevando sus tesis a los libros de texto para que nuestros hijos y nietos crean que Miguel Ángel Blanco se suicidó, hoy hace un cuarto de siglo.