Noticias de Cantabria
El criticón 02-12-2020 08:53

El idioma castellano es la columna vertebral de España…

PAD.- La Ley Celaá ha quitado el carácter de lengua `vehicular` al castellano. No existe país en el mundo que tenga el sinsentido que se ha creado en España con nuestro idioma común.

 

No existe país en el Mundo entero que tenga el sinsentido que se ha creado en España con nuestro idioma común, el español o castellano, lengua vehicular de todos los españoles para entendernos entre nosotros, segunda lengua hablada del Mundo -600 millones de hablantes-, que es uno de los seis idiomas oficiales de las Naciones Unidas y que la tienen como oficial otras 25 naciones, que están en estos momentos confundidos, pues la propia Real Academia Española de la Lengua está siendo demasiado timorata, por la presión de este descerebrado Gobierno.

Por eso la Constitución Española fija que “el castellano es la lengua española oficial del Estado” (Art. 3º). Y sigue este artículo: “Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos”.

¡Pues, bien! La Ley Celaá le quita al castellano este carácter de lengua “vehicular” en su “Lomloe”, para dar satisfacción a los catalanes y ello tendrá grandes consecuencias en el futuro que tendremos que lamentar todos, gracias a este Gobierno de Pedro Sánchez que, con tal de seguir durmiendo en el colchón de la Moncloa, viajando con sus amigos en Falcón y disfrutando con ellos de las vacaciones gratis en los mejores lugares del Patrimonio Nacional, es capaz de despedazar España…

…Y ya no servirá de consuelo aquella frase atribuida a Bicmarck, el famosos “canciller de hierro” de que “la nación más fuerte del mundo es sin duda España. Siempre ha intentado autodestruirse y nunca lo ha conseguido. El día que dejen de intentarlo, volverán a ser la vanguardia del mundo”.

Quizás algunos piensen que allá los catalanes con su problema lingüístico, pues solo podrán entenderse entre ellos, pues difícilmente les entenderán en Sevilla o Bogotá; pero, ¡No! Su sinrazón ha llegado tan lejos que, en un concurso de méritos, por ejemplo, para ser médico, valoran más el conocimiento del catalán que ser o no doctor; y los funcionarios podrán presentarse en todo el territorio nacional, mientras un cántabro, por poner un ejemplo, no podrá ser maestro, juez o policía en Cataluña, porque el idioma será una barrera infranqueable.

El idioma, español en este caso, es una herramienta de comunicación entre muchos países y personas y por ello es una lengua que aprenden en otros muchos países de Europa; y es mucho más, pues constituye un patrimonio de todos, para que nos entendamos y tengamos ese espíritu invisible que nos ha caracterizado durante siglos y que ahora algunos desaprensivos quieren echar por la borda. Es una herencia de nuestras generaciones que nos han precedido y que no seremos capaces de legar a la posteridad, porque un Gobierno sectario lo va a dilapidar de forma torticera y miserable.

Según algunos estudiosos, el ESPAÑOL representa el 16 % del PIB de España, algo que jamás entenderán quienes nos gobiernan de este modo tan pérfido. No cuidar nuestra lengua común es un error mayúsculo, que pagarán muy caro nuestros descendientes, una lengua que es la que más crece en el Mundo en estos momentos, precisamente cuando en España se la pretende relegar.

¿En qué lengua creen que han escrito nuestros mejores pensadores, escritores, poetas, novelistas, historiadores de España? Es seguro que los muchos miembros de nuestro Gobierno jamás han leído ni El Quijote ni obra alguna de Menéndez Pidal, Marañón, Lope de Vega, Calderón de la Barca o Quevedo, por poner también algunos de nuestro solar cántabro.

El día que la lengua común ya no exista ni el territorio común, tampoco, ya no existirá ese país, como tal, y en España vamos en esa dirección, hacia la autodestrucción de un país que “se fundamenta en la indisolubre unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles….” (Art. 2 de la Constitución Española).

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