A vueltas con Vuelta Ostrera Por Pedro Arce

Este cada vez se parece más a un país de locos; y pudiera poner muchos ejemplos, pero uno de ellos es la depuradora del Besaya de ?Vuelta Ostrera?, lugar de ostras en la ría de Requejada, tal como nos recuerda su nombre?

Veamos: la cuenca del Besaya ha sido la más contaminada ambientalmente y ha tardado muchos años en tener una magnífica depuradora en Vuelta Ostrera, que permitió recuperar casi completamente el Besaya; y parece que tuvo algún problema legal en su emplazamiento y el Tribunal Supremo decidió, hace ya más de una docena de años, derribar la misma, decisión que llevamos varios años mareando la perdiz.

Seguro que tuvo algún problema, pero derribarla es un mal peor que mantenerla; lo lógico hubiera sido exigir responsabilidades institucionales o personales a los responsables, pero?

¡Se optó por lo más fácil! Su derribo.

Y mientras tanto llevamos años discutiendo dónde volver a levantar una nueva depuradora y se han propuesto varios sitios y nadie la quiere en su municipio y menos al lado de su casa. Ahora el Ministerio de la Transición Ecológica de la ministra socialista Teresa Ribera, la de los lobos, quiere levantarla al lado de la antigua, un dispendio que los ciudadanos entienden más bien poco, pues España no está para despilfarros. Y para más inri, este ministerio ha decidido hacer un nuevo estudio que solo costará 470.000 euros, que quizás vaya al cesto de los papeles y así seguiremos hasta que la perdiz ya huela y mal. Quizás hasta el año 2032 en que finalizará su vida útil, salvo que se prolongue su funcionamiento?

Con estos mimbres, no es raro que los ciudadanos ya estemos hasta el gorro de nuestros gobernantes, de las decisiones que nos cuestan mucho dinero, ese que decía una antigua vicepresidenta del gobierno actual que no era de nadie. Pero, mientras tanto, nos asan a impuestos y gestionan esos dineros de forma absolutamente irresponsable y sectaria (algunas comunidades, sin embargo, bajan los impuestos).

Lo dicho: los ciudadanos cada vez pintamos menos y cada vez tenemos que observar como dilapidan nuestros dineros, nuestro patrimonio y hasta nuestras libertades, esas que tanto costó conseguirlas hace ya casi medio siglo.