Tenemos un vil, despreciable e impresentable vicepresidente, el del Moño.

Lo hemos dicho muchas veces desde que Sánchez, presunto socialista, abrió las puertas a los personajes que quieren destruir este país, la Irene Montero y el del Moño, antes el de la coleta.
Ha pasado un año de ese binomio, y Sánchez  todavía tiene posibilidad de congratularse con la otra España...(Machado).
 

Dijimos y nos reiteramos, otros no se atreven y lo dicen por las esquinas, o nos dicen que lo digamos, que es lo peor que le ha podido pasar a España, el que estos dos personajes estén en el gobierno. Afortunadamente no han salido de la mano por Europa porque los europeos son gente de bien, gente decente y no se rodean con gentuza; bien se cuida Sánchez, que será de todo menos tonto, mandándole en todo caso a Sudamérica para que visite a sus colegas Maduro y compañía. Ahora la última, que habrá más hasta que no se vaya del gobierno, ha dicho que Puigdemont es un exiliado como lo fueron los republicanos que tuvieron que salir de España por el dictador Franco y porque defendían la verdad y la libertad. Este individuo además de un ignorante es un osado.

La pareja Iglesias, marqueses de Galapagar, protegidos por la GC, que vela sus sueños, defiende el comunismo, un anacronismo del siglo XXI, que sólo se estudia en las Facultades, debiendo ser respetado, pero no como para que esté gobernando a los españoles.

Solamente esa frase supondría en un país decente una dimisión o un cese irrevocable.

No se va a producir porque Sánchez le necesita de florero para seguir manteniendo el poder y la poltrona juntamente con los independentistas catalanes y vascos. Sánchez  traga con lo que le echen porque ha entrado en la historia de la  difunta España. La destrucción de la vieja España es irrevocable.