Noticias de Cantabria
Editorial 19-04-2021 06:05

Los domingos de la Claxonfonía 

La noticia dominguera desde hace ya bastante tiempo y con esto de la pandemia , la reclusión y el confinamiento, son las “manis” en vehículos caravana con globos, letreros y tocando los cláxones.

 


La noticia dominguera desde hace ya bastante tiempo y con esto de la pandemia , la reclusión y el confinamiento, son las “manis” en vehículos caravana con globos, y tocando los cláxones.


La manifestaciones  tal y como  estaban  configuradas antes  han dado paso a esta nueva formula, se trata de colapsar el tráfico en Santander, un poco más, y que una minoría, como suele ser habitual, se imponga  a una mayoría tomando la ciudad a manu militari lo cual exasperaba a los conductores que normalmente se la encontraban sorpresivamente. Lo que empieza a ser cansino, quizá porque ya es un hábito de todos los domingos, es a la “claxofonía”  o dicho en castellano tocarte los h... con tanta bocina.

 


Así que ahora tenemos la nueva moda implantada en Santander, que es la claxonfonia y el atasco dominguero para reclamar los derechos de según qué gremio, desde los pioneros que fueron los hosteleros, hasta algún sindicato, o algunos trabajadores de empresa que ha anunciado despidos y cuyos jefes seguro que no están en la ciudad sino que estarán a buen recaudo en sus casas palaciegas de los pueblos de Cantabria, luego a quien realmente incordian es a los que por desgracia tenemos que quedarnos en la ciudad. En fin, que lo que consiguen es calentar los oídos del respetable, en términos taurinos, que lo único que quiere es descansar un domingo y que se lo impiden los decibelios del claxon de los ”coches protestones”

 


Me atrevo a opinar  que todos los ciudadanos  de Santander se solidarizan con las reclamaciones de estos sectores productivos o no productivos pero a la sazón domingueros,  que seguramente tienen razón, pero tenían que adoptar algunas medidas  correctoras como manifestarse con carteles en los coches para que no ocurra como está ocurriendo que los ciudadanos dejen a la postre  de solidarizarse con sus reclamaciones, sin duda justas, por el daño colateral que hacen al resto de los ciudadanos rompiéndoles  el tímpano o el sueño.

 

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