Europa necesita urgentemente un ejercito siglo XXI. Carlos Magdalena

Lo más grave es que Europa tiene todas las herramientas para armarlo, sabe que tiene que hacerlo y no lo hace a pesar de  la premura que exigen los tiempos. Europa va excesivamente lenta para conseguir ese ejército, pero si finalmente se avanza  y se saca a Europa de esa modorra se debe a tres ejes. Uno de ellos la guerra de Rusia invadiendo Ucrania, el otro la caída paulatina del imperio yanqui con la llegada de Trump, y como muestra un botón viendo como está amenazando a un pequeño país del Caribe, gobernado por un sátrapa, para quedarse con su petróleo.  Sin olvidar los movimientos geoestratégicos en los que debe participar Europa por muy lejos que estén algunos de los conflictos, como el mencionado Gazatí.

Se ha empezado por el servicio militar, la mili voluntaria que puede ser obligatoria, fundamental, no para la formación del ejército que batalle cuerpo a cuerpo, que según cambian los modelos de la guerra no va a ser necesario, como lo demuestra la guerra de los drones y los escudos galácticos de defensa, sino para la concienciación de la población de esa exigencia y espíritu de defensa ante la huida-caída del imperio yanqui.
Pero antes Europa, para seguir su camino, tiene que acabar con sus propios problemas y el más importante los flujos migratorios distorsionadores de su propia entidad, y olvidar y meter en el cajón de los recuerdos de la historia la Europa de los mercaderes.

España no cuenta en esa idea europea hasta que se descabalgue a Sánchez.

Reino Unido, Alemania y Francia son la base de ese ejército al que se tiene que sumar con urgencia  España.

Y tiene razón Trump cuando ataca a Europa, a la que envidia por varios motivos y porque Europa desde la independencia, diálogo y consenso de los Estados puede crear ese multi ejército europeo perfectamente ensamblado con mando único.  Y no es una quimera sino una realidad gracias, insistimos, a Rusia, a Trump, y sin olvidar a Xi Ming.
Europa ha vivido muy cómoda desde la segunda guerra europea sin poder resolver los pequeños conflictos europeos (guerras Chechenas, de los Balcanes, Transnistria) a los que siempre se llamaba al amigo americano, que lo era pero eso se acabó, ese status quo finalizó con Trump, y lo saben los líderes europeos, menos Sánchez, que gobierna con comunistas y pequeños y minoritarios fanáticos independentistas embelesados todos ellos con su micro mundo de poder. Eso se acabó, o se tiene que acabar de forma inmediata. Las relaciones fraternales entre los pueblos de España siempre han existido desde el diálogo, el consenso y bajo una bandera única y no con banderines como piden los fanáticos independentistas catalanes y más a la chita callando los vascos.
Y naturalmente que tiene razón Trump si Europa no crea su múltiple ejército desaparece más pronto que tarde  pero siempre nos quedará el Reino Unido.

Un apunte conflictivo, que en la realidad no lo es, salvo por la manipulación mediática de las llamadas izquierdas, el que España no disponga como Francia y Reino Unido del arma nuclear; en el siglo actual no poseer esa disuasión se nos antoja perjudicial, véase el ejemplo reciente Rusia-Ucrania, porque siempre nos encontráremos en el plano de defensa supeditados al que la tiene y amenaza con emplearla siendo en el plano internacional meros comparsas. En la época franquista existió el llamado proyecto Islero y se coqueteó con fabricar la bomba nuclear española. Todo acabó cuando ganó las elecciones Felipe González y firmó y ratificó oficialmente no desarrollar armas nucleares, por lo que estamos en manos de quien tiene las armas nucleares.

Maquiavelo veía la guerra como esencial para el Estado, insistiendo en que el príncipe debe dominar el arte militar, pues "la razón principal de la pérdida de un Estado se halla siempre en el olvido de este arte"