Noticias de Cantabria
Editorial 04-05-2021 15:30

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Cartas ensangrentadas para manipular al votante

Platón describía al gobernante como un ser superior y un filósofo digno de respeto, cuya virtud era la prudencia. En la actualidad política, los representantes de los partidos que pretenden alzarse como gobernantes, carecen de estas cualidades propias del ser racional, dando paso a una clase política poco reflexiva, que no se gana el respeto o el crédito de sus conciudadanos.

 

 

Platón describía al gobernante como un ser superior y un filósofo digno de respeto, cuya virtud era la prudencia. En la actualidad política, los representantes de los partidos que pretenden alzarse como gobernantes, carecen de estas cualidades propias del ser racional, dando paso a una clase política poco reflexiva, que no se gana el respeto o el crédito de sus conciudadanos. Desde hace años no se ven debates dialécticos merecedores de atención, sino que se ha asistido a un ejercicio de la palabra vacua que alcanza continuamente lugares comunes. Hemos visto cómo los políticos, sin ningún tipo de pudor, han abandonado el necesario estudio y reflexión de las políticas sociales y económicas para acabar siendo unos simples hooligans.

 

Actualmente, nos hallamos en una época de profundos cambios y adaptaciones multisectoriales, conflictos estructurales que cada día se van descontrolando un poco más, como puede ser la crisis de deuda la cual no para de crecer, el envejecimiento desmesurado de la población junto con el paulatino encarecimiento de las pensiones, la falta de ajuste en el mercado laboral, la crisis del cambio climático o las diferentes velocidades de crecimiento económica de Estados que ponen en una situación incómoda a nuestro propio Estado de Bienestar.

 

Estas variables vaticinan cambios que generan incertidumbre y desasosiego en la población. Sin embargo, en las elecciones, lo único que se escuchan son descalificaciones sin fundamento. No solo en las tan comentadas elecciones de Madrid, sino en cada una de las que tienen lugar en España. Esta crisis de dirigentes políticos de calidad es no sólo una evidencia, sino también una rotunda llamada de atención a la responsabilidad ciudadana como votantes y como defensores del estado de derecho.

 

El último capítulo de esta pantomima de elecciones mediáticas ha sido frivolizar a la opinión pública con unas cartas amenazantes y culpar directamente a un partido político y, por ende, a todos aquellos que consideran contrarios a su ideología.

 

El Gobierno se autoproclama como víctima absoluta y banaliza sobre algo que atenta directamente contra la democracia, no solo por las cartas, sino por acusación directa sobre todos aquellos que no les bailen el agua. Pero lo triste y cierto de esta historia es que esta situación la han generado todos de mutuo acuerdo.

 

Desde el comienzo de la legislatura, el actual gobierno, únicamente ha puesto en marcha medidas de marketing, desentendiéndose de las emergencias sociales y económicas que se adivinan a lo largo de estos años. Los anuncios aparecen en los mass media, generalmente en la televisión, antes de iniciar la actividad legislativa como bien se muestra en el Boletín Oficial del Estado. Tan solo se adoptaron Reales Decretos para enfrentarse en el corto plazo a la crisis pandémica y unos instrumentos jurídicos no bien utilizados según los juristas, aunque el Tribunal Constitucional vaya a manifestarse conforme para evitar una cascada de demandas contra el Estado. El último ejemplo de esta realidad es la delegación implícita que se realiza a los tribunales con respecto a las medidas tras el estado de alarma, ¿no debería de ser una medida consensuada y no 17 diarreas legislativas?

 

El show debe continuar y, ¡qué mejor que ‘utilizar’ unas cartas ensangrentadas!. Con esto no se quiere quitar importancia a este hecho, que es de suma gravedad, sino que lo que se pone en jaque es la manipulación y encaje de este acto en campaña política. Una campaña política que, aunque es autonómica, ha saltado a la esfera nacional y que además les viene de fábula para adentrarse en la idea de la vieja España de dos bloques muy diferenciados.

 

Sin Ningún tipo de responsabilidad por su parte utilizan las cartas sin la menor reflexión, incluso pudiendo producir un efecto llamada y así poder volver a la ensoñación de que Madrid o la derecha es fascista. Volvemos a las campañas del miedo, y esto tan solo demuestra que carecen de la responsabilidad, conocimientos e ideas necesarias para un mandatario político actual, quien debiera de enfrentarse a cuestiones de calado que se le escapan al ciudadano, puesto que para eso estamos en una democracia representativa.

 

A través del bombardeo mediático subvencionado por parte de las instituciones públicas que pagamos todos, como es TVE y afiliados, han ido asentando su propia verdad sin disimulo y ante cualquier crítica por parte de representantes públicos saltan a la yugular diciendo que defienden la violencia. No, nada más lejos de la realidad, lo que no se debe es frivolizar la violencia y se debe condenar siempre, sin excepciones, todo fanatismo, aunque la cometan aquellos que presuman de ser tus simpatizantes. En una democracia no cabe la violencia clásica ni la violencia ambiental a través de acoso, escraches o persecución mediática constante.

 

Recientemente, en TVE soltaron sus perlas. Por un lado, que no se pueda decir que el autor de las cartas ensangrentadas tuviese problemas mentales porque es ofensivo y no hay que estigmatizar a un porcentaje de la sociedad, parece correcto pero no pasa nada por decirlo y hacerlo no significa que todos los esquizofrénicos sean violentos; y por otro, dejaron caer que ese material se entrega a la Guardia Civil, o sea, que no se puede decir un hecho comprobado e investigado pero sí una suposición. ¡No habrá maneras de conseguir balas y navajas!. De nuevo el Gobierno vuelve a insultar a nuestras Fuerzas Armadas como si todo fuese una especulación de un grupo de poder que es del siglo pasado con sede en Madrid.

 

Sin embargo, la verdad es otra, la política actual se basa en ataques personales y en incendiar a los votantes, no a través de un futuro mejor, sino al contrincante, como representante, y a sus votantes. Es la propia crispación de los ciudadanos, generada intencionadamente por estos políticos, la que hace pensar que todo vale. Se hace un llamamiento para que los energúmenos de un bando y de otro actúen alentados por ellos y, mientras, esta clase política se rasga las vestiduras fingiendo ser víctima cuando en realidad son su vivo reflejo.

 

Es mucho más complejo para cualquier persona ahondar en los defectos estructurales de una economía, que hace mucho está abandonada, que salir en los platós de televisión a soltar burradas. Una clara representación de ello es que, para muchos de nuestros políticos, su primer trabajo es el de ser diputado. Más vale tener a tu lado un buen equipo de marketing que a un economista.

 

La falta de medidas que garanticen los servicios públicos es lo que genera la frustración, alimentado por una convulsión generada por estos irresponsables, que puede provocar una escalada de violencia en más ámbitos, no solo en sus cartas. ¿Recuerdan cuando nuestros políticos se rompían las manos aplaudiendo al personal sanitario? Las agresiones a los médicos colegiados en España en 2020, que se comunicaron, fueron de 441, y eso que estábamos limitados para acceder a los hospitales, ya que si nos vamos a 2019 esta cifra aumenta a 677. Además, y respecto a los diferentes tipos de agresiones sufridas, en nueve de cada diez casos se produjeron insultos y amenazas, mayoritariamente a mujeres (60%), mientras que el 10 por ciento restante fueron agresiones que acabaron en lesiones físicas, sufriéndolas a la par mujeres y hombres.

 


 

Como mención a Cantabria, hacemos honor a esa fama de brutos que tenemos, es la comunidad donde más agresiones se producen, como muestra la gráfica.

 

 

Cabe decir que estos médicos no tienen la protección desmedida del Gobierno, aunque ahora quieran hacer pensar que sí peligra su vida, lo cual no sería más que una gestión nefasta de la seguridad del Estado, y muy preocupante para nosotros, ya que ellos se encargan de la nuestra. Además, los médicos deben continuar ejerciendo su profesión, igual que el resto, de cara al público porque los políticos están al margen de la ciudadanía salvo por el baño de masas que se dan de vez en cuando al salir de sus lujosas propiedades. Entonces, ante tales obviedades, ¿por qué los ciudadanos siguen defendiéndoles? No importan los tecnicismos, ni el bienestar de unos y otros, sino continuar el show por parte de todos para no darnos cuenta de que tenemos a unos incompetentes que distan bastante del sueño de Platón porque están a kilómetros de distancia de su idea de buen goberna

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