La correcta interpretación de la prueba de SIBO evita el sobrediagnóstico y mejora la respuesta al tratamiento
El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino (SIBO) se ha convertido en un tema de gran interés tanto para los médicos especialistas en aparato digestivo como para la sociedad y esto ha llevado a una situación de sobrediagnóstico, resultando así en diagnósticos incorrectos e ineficaces frente al tratamiento ofrecido, según el experto de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid), el doctor Cecilio Santander.
En este sentido, el doctor Santander incide en que es necesario precisar los criterios diagnósticos ya que "su reciente modificación ha llevado a un problema de sobrediagnóstico". El diagnóstico del SIBO requiere una indicación adecuada del test a utilizar y, sobre todo, "que esos resultados sean evaluados por personal formado y experto en la interpretación de los tests funcionales digestivos" porque si no, "se hace un uso generalizado de estas pruebas" que, "sin estrategias de diagnóstico previas llevarán a un tratamiento ineficaz".
Por otro lado, "teniendo en cuenta que hasta un 20 por ciento de personas sanas puede resultar positivas en los tests indirectos de SIBO", declara, añadiendo que "hay que elegir cuidadosamente la prueba diagnóstica para emplearla en pacientes bien seleccionados". A este respecto, cabe destacar que los pacientes con factores de riesgo para desarrollar SIBO son aquellos que han sido sometidos a cirugías intestinales o que padecen alguna enfermedad que altera la motilidad intestinal.
Según explica el experto, las pruebas diagnósticas de SIBO "exigen una preparación muy meticulosa o estricta para que los resultados sean precisos", en relación a esto, la prueba de referencia es el cultivo de aspirado yeyunal, sin embargo, "es una prueba invasiva y costosa", por lo que, de forma alternativa, se emplean métodos indirectos, como es el test de aire espirado (TAE) que "presenta una especificidad más baja, en torno al 83 por ciento". Además, se recomienda utilizar como sustrato del TAE la glucosa por encima de la lactulosa dada su mayor especificidad y sensibilidad.
SIBO: QUÉ ES, SÍNTOMAS Y TRATAMIENTOS
El sobrecrecimiento bacteriano intestinal (SIBO) se define como la presencia de un excesivo número de bacterias en el intestino delgado (ID), que produce un conjunto de síntomas gastrointestinales inespecíficos, como distensión, dolor abdominal, meteorismo, borborigmos, flatulencia, diarrea o estreñimiento, que suelen ser producto de la fermentación bacteriana de los nutrientes.
No obstante, es importante señalar que "los síntomas del SIBO se comparten con un elevado número de otras enfermedades digestivas" sobre todo enfermedades funcionales digestivas, como el Síndrome del Intestino Irritable (SII) o la dispepsia funcional o la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII). Por eso, "sin un correcto diagnóstico los síntomas pueden no estar provocados por el SIBO y recidivarán a pesar del tratamiento pautado", apunta el doctor Cecilio Santander.
El SIBO es consecuencia de una causa subyacente y "esa es la verdadera estrategia diagnóstica" porque si no se identifica esa causa "no se puede revertir o mejorar el SIBO". Por esto, el experto indica que el tratamiento "debe centrarse en mejorar el síndrome clínico y no limitarse a negativizar el test de aire espirado", así como tampoco debe hacerse uso de antibióticos de forma sistemática en pacientes con patologías funcionales muy prevalentes como el Síndrome del Intestino Irritable (SII).
Es importante que el tratamiento mejore los síntomas del paciente y para ello, no solo es necesario un correcto diagnóstico en los pacientes adecuados, sino, además, contar con profesionales con bagaje en la especialidad ya que "un diagnóstico inadecuado de SIBO conduce a un tratamiento ineficaz que retrasará la identificación de la patología que ocasiona los síntomas del paciente", concluye el doctor Santander.
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