Una reflexión y cuatro claves valencianas

Después de disfrutar de casi veinte mítines en mi comarca del Alto Palancia –Castellón-, donde el Partido Popular ha obtenido 17 victorias frente a las nueve del PSOE y un curioso empate en Almedijar, lo que supone 105 concejales populares, y 71 socialistas, me surge una reflexión y cuatro posibles claves electorales.

Finalmente se ha revelado en la Comunidad Valenciana que los “salvems”, “adeus”, “foras” y plataformas varias usadas instrumentalmente desde la izquierda no son suficientes para cambiar gobiernos cuando estos lo han hecho bien, sólo así se explica que Francisco Camps haya obtenido 125.000 votos más que en la anterior convocatoria autonómica.

Además de estas “espontáneas” agrupaciones vecinales ha habido algunos elementos determinantes en el desplome electoral de los presuntos progresistas:

1. Las formas radicales con las que se ha presentado la izquierda valenciana ha sido una clave de su derrota pero ha habido más.

2. Todos los partidos que se apellidan “País Valenciá” carecen de estructura provincial lo que los debilita organizativamente hasta el punto de crearles auténticos agujeros electorales con ausencia de candidaturas autóctonas en muchos municipios.

3. El mensaje socialista, especialmente el de Izquierda Unida, es extraordinariamente negativo, y sus electores no aciertan a saber qué les ofrecen sus candidatos además de feroces críticas a los dirigentes provinciales.

4. La última clave es la gestión, y después de estar en más de veinte municipios en esta campaña, he vuelto a verificar que no hay síntomas de hartazgo porque nadie se harta de que le construyan colegios o le hagan carreteras.

Desde estas premisas es fácilmente comprensible que en Castellón, donde con más saña se ha entregado el PSOE, el Partido Popular aumente la distancia provincial con el PSOE en la Diputación, y logre mayorías en 83 de los 135 ayuntamientos, similar al resto de la Comunidad, pero si se me permite todavía con más merito.