Noticias de Cantabria
05-03-2012 10:00

Un poco de sentido común.

Diecisiete consejeros de sanidad, más dos más, los de Ceuta y Melilla, viajaron desde sus respectivas comunidades hasta Madrid para celebrar una reunión con la ministra de Sanidad, Ana Mato.

  En total diecinueve desplazamientos, a través de medios como el coche, tren o avión. Echen cuentas del gasto. Sí, echen cuentas porque al final lo más destacado de la reunión fue acordar que se va a poner en marcha una tarjeta sanitaria para toda España. ¡Aleluya!.

   Ahora que no hay un euro en las arcas del Estado y que a los ciudadanos no nos dejan respirar a cuenta de las rebajas en el sueldo y la subida de los impuestos no estaría de más que los responsables políticos empezaran a poner un cierto orden en el Estado autonómico. Porque ya me dirán si es necesario que se reúnan diecinueve consejeros para tomar una decisión que es de sentido común y que lo asombroso es que no se haya adoptado antes: que la tarjeta sanitaria sea igual para todos los ciudadanos y por tanto podamos ser atendidos sin diferencias en todas las comunidades. Al fin y al cabo es lo que manda la Constitución, el que todos somos iguales ante la ley y todos tenemos los mismos derechos y obligaciones.

   No sé, pero me parece a mí que ha llegado la hora de redefinir el Estado autonómico. No tengo nada que oponer a la idea de que un Estado descentralizado es más capaz de responder a las necesidades de los ciudadanos, la cuestión es si esa descentralización termina convirtiéndose en el monstruo de Frankestein.

   El argumento es repetitivo: no podemos mantener un Estado que triplica los cargos, las gestiones, los servicios, etc. No, nos lo podemos permitir salvo que al final las comunidades no tengan nada que Administrar porque no habrá un euro para nada.

   Me parece a mí que en estos tiempos de crisis la obligación de los gobernantes, y cuando escribo gobernantes también meto en el saco a todos los grupos de la oposición, deberían de pensar más en los intereses generales que en los partidistas y, sobre todo, no tener miedo de poner el cascabel al gato.

   Que diecinueve consejeros tengan que reunirse para tomar una decisión como la de que haya una tarjeta sanitaria común es el botón de muestra de como nuestras Administraciones gastan sin ton ni son.

   Antes de continuar metiendo la tijera en la economía de las familias, los gobernantes deberían de meter la tijera en un Estado que se ha convertido en diecisiete mini-Estados y que al final puede dejar de ser eficaz precisamente por falta de presupuesto.

   Que alguien me explique si hace falta gastarse un solo euro para adoptar una decisión como la de la tarjeta sanitaria común. Lo increíble es que hubiéramos llegado al despropósito de que el sistema de salud se fragmentara en diecisiete pedazos.

 


 

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