Noticias de Cantabria
01-02-2017 07:00

Soraya embajadora de España en Cataluña

Un día se le ocurrió, tuvo una idea, y presta ella le dijo al Presidente, ‘Mariano creo que el problema catalán se puede resolver más que negociando desde la Moncloa nombrándome embajadora del Gobierno Español frente al Gobierno Catalán’.

Vale la primera en la frente, empieza estableciendo la bilateralidad Cataluña-Estado que es lo que ellos quieren.

Rajoy como buen gallego pensó, oteó a Soraya y la espetó, mira Soraya que el catalán es como el gallego, hay que conocerle, tratarle y escucharle pero sobre todo entenderle (en catalán), pero ella insistió tanto que convenció a Rajoy.

Y Soraya  toda contenta con sus lares y penates se fue a Barcelona y puso un despacho oficial y no como el que tuvo en su día Juan en Sevilla en la Delegación del Gobierno, ya saben el hermanísimo de Alfonso Guerra; y comenzó a llamar a quien no tenía que llamar empezando por el muy listo  Oriol Junqueras, el amigo de Margallo, listo y pillo este catalán. Después siguió con  una serie de empresarios que ya tienen los huevos en dos cestas, una de ellas fuera de Cataluña en Madrid.  Pero la verdad es que  negociaba tan en secreto que nunca se la vio ni por el ‘Mercado de la Boqueria’ en la Ramblas ni mucho menos en el ‘Pati dels Tarongers’ para palpar el sentir de la ciudadanía que siempre recriminamos a los políticos del Gobierno Central.

Esta chica, abogado del Estado pisa poco la calle, ha leído mucho sobre la burguesía catalana y no se ha dado cuenta de que de burguesía queda poco gracias al empobrecimiento general que se ha producido en este país y en Cataluña también. Pasaba  el tiempo y desde Madrid Rajoy, impaciente, la llama y le dice, ‘Soraya esto no funciona, algo va mal’. Y es que la Abogado del Estado pensó que yendo en persona y llamando por teléfono el problema catalán se iba resolver. La pobre, ha empleado justamente la táctica contraria de lo que tenía que haber hecho. Ha llamado a los enemigos cuando tenía que haber reunido a los amigos y celebrado comidas en el ‘Tibidabo’, en ‘Montjuic’, y no con los militantes del carné sino con la sociedad civil, con los ciudadanos que quieren hablar castellano, con los ciudadanos que viven sometidos por la obligada inmersión lingüística conseguida por el padre de este embrollo el Honorable Jordi Pujol. Hacer fuerza con los catalanes  que han sido aplastados en sus libertades por el grupo catalanista separatista.

 

Lo que tenía que haber hecho Soraya, y no ha hecho, es fortalecer las murallas de los no independentistas para preparar como cualquier general sus tropas en orden de combate para cuando se produzca la batalla, referéndum elecciones autonómicas, etc. Es más ha dado tiempo y alas a los enemigos, a los independentistas y les ha fortalecido en sus posiciones al establecer un diálogo de tú a tú, bilateral, como  quieren y  piden Oriol Junqueras y los suyos, insistimos uno de los más listos políticos que tienen en Cataluña. Y seguro que entre otras cosas le habrá invitado al teatro, al ‘Liceo’ y a comer ‘pan amb tomaca’  y ‘Butifarra amb mongetes’ y la ha dado cuerda de tal manera de que pasado el tiempo Rajoy tendrá que llamar a la pequeña Soraya para que vuelva a Madrid y no siga haciendo el ridículo.

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