Organizaciones ambientalistas
¿Qué ha pasado por las cabezas pensantes de todos los partidos políticos para perder la cordura cuando ante una crisis de dimensiones planetarias inimaginables se han olvidado de que el Estado español debe garantizar algo que ha sido olvidado y, en lugar de promocionarlo, han continuado dedicándose a subvencionar la protección de animales en extinción (menos hombre/mujer), ecosistemas, energías, etcétera, que no dan de comer y dan mucha hambre?..
En ocasiones, ciertamente pocas, se lee que las autoridades protectoras del medio ambiente están preocupadas por la proliferación abultada y anárquica de cierta especie cinegética, protegida dentro de un plan de conservación y gestión, campando a sus anchas, considerando que deben intervenir para controlar los ataques a la explotación ganadera, autorizando por un lado para que se abatan, cuando los daños sean importantes y significativos a algunas razas autóctonas y, por otro, proponiendo un seguro por indemnización contra dichos ataques, cada vez más caro, es decir, un tira y afloja continuo, que a alguien favorece, no cabe duda, y que a otros perjudica. La polémica se centra en el equilibrio de la cantidad.
Son los países conservacionistas de especies en extinción a los que, según las organizaciones ambientalistas, amantes de las cuatro patas, que tratan de humanizar a estos animales, exhibiendo su bondad, les molesta la civilización con Leyes Protección, dentro del organigrama del poder político europeo, en nombre de la conservación medioambiental o de animales.
El bienestar de cualquier animal, solicitado por los llamados así mismos animalistas, corroborado por una sociedad adormecida y fumada, aguantada por los vecinos, perjudicará y hará desaparecer, con el tiempo a la especie humana protectora de animales en su largo caminar hacia el suicidio.
Muchas de estas especies se exportan a países centroeuropeos y a países de oriente próximo con lo que inmediatamente surge la pregunta: todas estas especies ultraprotegidas, ¿son necesarias para el ecosistema o bien es el modus vivendi del exportador que se beneficia de la publicidad institucional, casi gratuita, del llamado cambio climático que, hasta ahora, nadie tiene claro si se desplaza hacia el calentamiento o enfriamiento global, total o parcial, maxi o mini? Porque esto sí que, por muchas estadísticas que se le eche al día, nadie puede asegurarlo.
¿Qué ha pasado por las cabezas pensantes de todos los partidos políticos para perder la cordura cuando ante una crisis de dimensiones planetarias inimaginables se han olvidado de que el Estado español debe garantizar algo que ha sido olvidado y, en lugar de promocionarlo, han continuado dedicándose a subvencionar la protección de animales en extinción (menos hombre/mujer), ecosistemas, energías, etcétera, que no dan de comer y dan mucha hambre? ¿Se habrán trastornado de tanto mirar hacia el lado contrario?
Y, ¿qué pintan jabalíes, lobos, zorros, etcétera, en las inmediaciones de pueblos y ciudades, por poner un ejemplo? Porque más de la mitad de los accidentes registrados en carreteras nacionales y comarcales son causados por animales salvajes, preferentemente jabalíes y corzos, por mucha señalización que exista, que han irrumpido en la calzada. Y, según la legislación vigente española, ya sea de día o de noche, la responsabilidad es del conductor del vehículo, que paga las copas de este desgraciado festejo, aunque perezca en el accidente, que es lo más habitual.
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