No estamos locos
La profesionalidad y la vocación de aquellos que se dedican a la Medicina, enfermeros y médicos que se ocupan de nosotros cuando enfermamos, son valores que se le presupone a todos aquellos que, a pesar de trabajar en muchas ocasiones en condiciones y con medios insuficientes, soportan y sacan adelante las dificultades que se les presentan cada día en los hospitales y consultorios de la región.
Pero, además, el personal médico encargado de asistir y cuidar a enfermos psiquiátricos tiene una calidad humana extrema que le diferencia del resto. Esto es debido a que los enfermos mentales necesitan un tratamiento y una asistencia especializada y personalizada a las especialidades de estas patologías poniendo especial atención en aquellos pacientes que requieren de una hospitalización aguda a tiempo completo.
Este tipo de enfermos mentales son aquellos con una mayor alteración en su conducta y que, por lo tanto, necesitan de un tratamiento y una forma de actuar muy diferenciados de los de medicina general. Para su correcto cuidado el personal sanitario hace uso de una sensibilidad y de una profesionalidad dignas de ser agradecidas por todos como miembros de una sociedad que, a día de hoy, sigue entendiendo a los enfermos mentales como a sujetos al margen de la vida social, como algo a esconder en una esquina hasta que se curen o, en su defecto, hasta que mueran en el olvido de lo que antes de estigmatizarse socialmente a causa de su locura fueron.
Un correcto tratamiento de los enfermos mentales demanda la existencia de un ambiente terapeútico adecuado a la severidad de cada patología combinando un "aislamiento controlable" con la necesaria interacción y comunicación del enfermo cuando esta opción sea la recomendada para su tratamiento. El salir a pasear a un jardín, hacer gimnasia y comunicarse con otros enfermos puede ser, en muchas ocasiones, el método más eficaz para conseguir la futura integración del enfermo en la comunidad social.
Las habitaciones, donde los internos pasan gran parte de su tiempo deben ser diseñadas desde un punto de vista, otra vez, terapéutico y gozar de luz natural, adecuada temperatura, ventilación y control de ruidos así como facilitar las medidas de seguridad del paciente (evitando autolesiones) y del personal de enfermería que les atiende. Y es que los enfermeros que atienden a este tipo de enfermos se ven inmersos casi a diario en situaciones en las que el interno muestra alteraciones inesperadas en su comportamiento que en muchas ocasiones pueden derivar en agresiones directas contra ellos. Y más ahora que los modernos tratamientos tratan de evitar sedaciones innecesarias reduciendo las dosis de medicamentos pudiendo generar unos efectos secundarios en el paciente que en muchas ocasiones pueden llegar a resultar peligrosos para el personal encargado si éstos no han sido previamente informados de la modificación en el tratamiento a un determinado enfermo. Porque tan peligroso puede ser sedar a un paciente como retirarle o modificar su tratamiento sin ponerlo en conocimiento del personal que directamente le atiende a diario.
En los últimos días, y por esta razón escribo estas líneas, la prensa regional ha hecho públicas diversas irregularidades que podrían existir en la Unidad de Internamiento Psiquiátrico de nuestro Hospital de Valdecilla y que afectarían tanto a deficiencias de diseño de la Planta 2ª como a denuncias del personal en lo referente a la precariedad de los medios con que trabajan. Sería triste que, en caso de ser cierto, nuestros enfermos no se encontraran en las condiciones adecuadas para su tratamiento pero más triste sería que aquellos enfermeros y enfermeras que a diario les cuidan y atienden no recibieran un apoyo en cuanto a medios se refiere equivalente, por lo menos, a la dedicación y el sacrificio que ponen en el desarrollo de su labor.
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Comentarios(5):
No se no se pero ultimamente el viento rola muy cambiante y eso influya en los piraos
Un articulo esplendido
D. Mariano, el valor de los halagos depende de quién los hace. El de los suyos es, por tanto, impagable. Pero con lo que realmente gozo es con el arrecio, con el golpe de martillo sobre el yunque de mis opiniones. Sólo con la crítica siento que he llegado a tocar algo en los lectores, que he forjado aiestos como diría Rafael Gibelli. Muchas gracias y siga aportando sentido común desde su columna de opinión. Angel L.
Nunca he tenido la vocación para ser médico, pero, si lo hubiera sido, habría practicado “el arte de curar” con todas sus consecuencias (curando el cuerpo, sin duda, se cura muchas veces el alma, nuestra alma que navega negra por el mundo actual que nos ha tocado vivir: muchas hambres y muchas guerras). Es decir, trabajaría en la medicina pública a cal y canto, olvidándome para siempre de la medicina privada–no tengo nada contra ella-, pero entiendo que ésta resta el suficiente tiempo–tan necesario para atender a tantos enfermos–en lista de espera–, de la Seguridad Social española. Sensibilidad y sentimiento demuestras en tu artículo de opinión.Enhorabuena, Ángel.Saludos.Mariano Cabrero.9 de abril de 2009.---original message---
sorprendida estoy. no contaba yo con que este chico tuviera esta sensibilidad. bien.