Mensaje de Navidad de Revilla a los cántabros

Queridos ciudadanos de Cantabria:

La Navidad es momento para dejarse llevar por los sentimientos. En estas fechas, intentamos olvidar las preocupaciones cotidianas para volcarnos en la convivencia familiar, en el encuentro con los amigos, en la fraternidad y la solidaridad hacia los demás.

Son días para disfrutar con alegría. Y ése es el gran deseo que quiero compartir con vosotros, porque mi ilusión es que todas las familias puedan vivir estas fiestas con plenitud y bienestar.

Estamos próximos a despedir un nuevo año y, al hacerlo, no podemos evitar echar la vista atrás. 2006 ha sido un año importante, singular y hasta mágico para Cantabria.

Nuestra región ha podido cumplir buena parte de sus expectativas. La dinámica de crecimiento económico y progreso social que viene marcando nuestro desarrollo se ha visto consolidada. Hemos seguido despuntando como una Comunidad a tener en cuenta, que tiene mucho que aportar y que está preparada para asumir los desafíos de la modernidad.

El camino de libertad y autogobierno que emprendimos al convertirnos en Comunidad Autónoma está rindiendo sus mejores frutos 25 años después. Por ello, cuando conmemoramos el vigésimo-quinto aniversario de la aprobación de nuestro Estatuto de Autonomía, podemos afirmar con orgullo y rotundidad que acertamos al elegir un camino que nos ha guiado al mejor momento de toda nuestra historia milenaria.

El Estado de las Autonomías consagrado en la Constitución Española ha sido el marco idóneo para nuestro desarrollo y lo seguirá siendo en el futuro. Los cántabros sabemos muy bien quiénes somos y tener las ideas tan claras es una ventaja evidente. Porque nuestros objetivos huyen del antagonismo y el enfrentamiento para centrarse en lo que de verdad importa: la solución de los problemas reales y la consecución de las mayores cuotas de bienestar para todos los ciudadanos.

Con ese objetivo siempre por bandera, gracias al trabajo y al esfuerzo colectivo, nuestra tierra se está situando entre las más avanzadas de España y de toda la Unión Europea.

En términos económicos, la tasa de crecimiento mantiene su evolución a un ritmo superior a la media. También el empleo crece más y más deprisa, impulsado por el clima de seriedad, la estabilidad y la credibilidad que transmite nuestra sociedad y que despierta la confianza creciente de los inversores.

La bonanza económica se aprecia y repercute en los hogares de Cantabria, que ocupan ya la quinta posición entre los de mayores ingresos de España.

Las carencias que hasta hace no mucho lastraban nuestro desarrollo están encontrando al fin solución. Faltan pocas semanas para que la Autovía de la Meseta sea un viejo sueño cumplido. A medio plazo llegarán la Ronda de la Bahía, el tramo Solares-Torrelavega para completar la Autovía del Cantábrico, la conexión Aguilar de Campoo-Burgos, la Autovía Dos Mares o el Tren de Alta Velocidad. El aeropuerto de Parayas continúa su progresión imparable, que se verá reforzada en 2007 con la puesta en servicio de nuevos vuelos y destinos. La remodelación de Valdecilla afronta su fase final para devolver definitivamente al hospital su condición de referencia nacional de calidad sanitaria. La Autovía del Agua está acabando definitivamente con los problemas de abastecimiento, y además financiada en su integridad por el Estado, con una inversión de 300 millones de euros.

Todas las obras clave para nuestro futuro están en marcha.

Acabamos de colocar la primera piedra de la rehabilitación de la antigua Universidad Pontificia de Comillas. Dentro de dos años comenzará la actividad académica para hacer del Campus Comillas el referente mundial de la excelencia en el estudio de la lengua española, con alumnos procedentes de todos los rincones del planeta.

Estamos ante un proyecto decisivo para la proyección exterior de nuestra Comunidad Autónoma y su posicionamiento en el mundo globalizado, como lo es ya la cueva del Soplao, que se ha consolidado como uno de nuestros mayores atractivos turísticos, y como lo está siendo el Año Jubilar Lebaniego.

Porque vivimos una conmemoración que ha marcado un antes y un después en la historia de una efemérides que se repite en nuestra tierra desde el siglo XV. Nunca había tenido ni la repercusión religiosa, ni la dimensión cultural, ni el seguimiento turístico, ni la difusión social que ahora hemos conseguido, gracias a un proyecto conmemorativo atractivo y ambicioso, empeñado en que Liébana, y con ella toda la región, reivindique el lugar que por derecho le corresponde, junto a Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela, como lugar santo de peregrinación.

Ciudadanos de Cantabria. Estamos consiguiendo que nuestra tierra cuente, que sea conocida y reconocida, que esté presente en los foros nacionales e internacionales. Somos una Comunidad pequeña, pero sólo físicamente, porque nuestros valores y atractivos son infinitos.

Formamos una sociedad de gentes trabajadoras y solidarias que, por encima de todo, aspiran a vivir en paz y libertad. Un pueblo intransigente con cualquier forma de violencia y, sobremanera, con el ataque irracional del terrorismo. Pero, por desgracia, la sinrazón de ETA volvió a golpearnos este año, antes del respiro que supuso la declaración del alto el fuego permanente.

Como en tantas otras, uno de los grandes deseos que compartimos en esta Navidad es el fin definitivo del terrorismo. Sin cesiones, ni concesiones políticas y, por supuesto, dentro del marco legal que establece el Estado Democrático de Derecho. Desde este sentimiento que nos une a todos los españoles de bien, os invito a mirar al futuro con confianza en nuestra capacidad colectiva para vencer y superar la adversidad.

Queridos cántabros y cántabras. Cuento con vosotros.

Mi empeño como Presidente es colocar a Cantabria muy pronto a la cabeza de España en prosperidad, calidad de vida y justicia al alcance de todos los ciudadanos. Yo os prometo dedicarme en cuerpo y alma a este propósito, pero también os pido vuestro esfuerzo. Para llegar a esta meta, es imprescindible que trabajemos unidos.

Os deseo a todos lo que pido para mí y para mi familia, que tengamos paz y salud.

¿FELIZ NAVIDAD!