Los jeroglíficos de Puigdemont
Si algo sabemos los abogados, es interpretar cada norma o contrato como nos viene en gana. También sabemos que los tribunales establecen reiteradamente que las cosas y los contratos son lo que son por su esencia intrínseca y no por la denominación que las partes le den. Escribo esto porque el lío ese que ha montado Puigdemont con lo que hizo y con lo que dijo.
Si algo sabemos los abogados, es interpretar cada norma o contrato como nos viene en gana. También sabemos que los tribunales establecen reiteradamente que las cosas y los contratos son lo que son por su esencia intrínseca y no por la denominación que las partes le den. Escribo esto porque el lío ese que ha montado Puigdemont con lo que hizo y con lo que dijo.
Para saber lo que hizo y dijo el presidente catalán hay que acudir a sus propias palabras y a lo establecido en la ley de referéndum en su artículo cuarto números tres y cuatro. El número tres establece que “el resultado del referéndum tiene carácter vinculante”. El número cuatro establece… “El parlamento de Cataluña dentro de los dos días siguientes a la proclamación de los resultados oficiales por la sindicatura electoral celebrará una sesión ordinaria para efectuar la declaración formal de independencia de Cataluña, concretar sus efectos e iniciar el proceso constituyente”. Con independencia de que no se cumplieran los plazos ni de que la sindicatura electoral estuviera disuelta, el gobierno catalán convocó a una reunión ordinaria de acuerdo con dicho mandato, en ella, con toda la solemnidad y ante la presencia de multitud de periodistas extranjeros convocados al efecto, el presidente entre otras cosas dijo: “Como es conocido, la ley de referéndum establece que dos días después de la proclamación oficial de los resultados y en caso de que el número de votos del sí haya sido superior al número de votos del no, el Parlamento celebrará una sesión ordinaria para efectuar una declaración formal de la independencia de Cataluña sus efectos y acordar el inicio del proceso constituyente”.” Hay un día antes y después del 1 de octubre y hemos conseguido lo que nos comprometíamos al inicio de la legislatura”. “Llegados a este momento histórico y como presidente de la Generalitat, asumo el presentar los resultados del referéndum ante el Parlamento y nuestros ciudadanos y el mandato del pueblo de que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de República” y” con la misma solemnidad proponemos que el Parlamento suspenda los efectos de la declaración de independencia para que en las próximas semanas...”
Hemos de recordar que según el punto tercero el resultado del referéndum tendría carácter vinculante por lo que no era necesaria la aprobación del parlamento sino sólo la proclamación del resultado por parte de su presidente como efectivamente hizo. En una interpretación lógica y sistemática de sus palabras no tendría sentido proponer la suspensión de lo que no se hubiera declarado previamente, por la razón obvia de que no se podía suspender sino estaba declarado.
El lío que se ha montado con ese galimatías lo sufriremos los próximos años y por ello y ante el desconcierto general, el gobierno requirió al señor Puigdemont entre otras cosas para que aclarara lo que había dicho, entendiendo que, si no lo aclaraba, para evitar males mayores, se pondría en marcha lo previsto en el ya citado artículo 155 de la Constitución por entender que la DUI había sido declarada.
Con lo que no contaban los independentistas pese a su extraordinaria estrategia publicitaria y a los innumerables errores de gestión por parte del gobierno español, es que el buenismo difícilmente va más allá de la prensa complaciente, y se han encontrado con que el humilde y anónimo consumidor y ahorrador se ha convertido en votante en las cajas registradoras de las grandes superficies y de las ventanillas bancarias. No contaban con que la amordazada mayoría silenciosa terminara saliendo a la calle en Barcelona y sobre todo no contaban con que esa mayoría de españoles ofendidos que no residen en Cataluña, les fueran a mandar un mensaje absolutamente inequívoco de que preferimos permanecer unidos, pero que si no nos quieren a nosotros tampoco tendrán nuestro dinero. Y lo que no han entendido o no han querido reconocer que entendían ,los gobernantes lo han entendido perfectamente los Consejos de Administración de esos cientos de empresas que huyen despavoridas ante la amenaza de ruina que representa la insensatez de aquellos gobernantes. Cuanto antes reconozcan que las urnas hoy a veces tienen forma de caja registradora, antes se acabará esta locura y ojalá que no sea tarde. Ojalá los daños que están causando sean reversibles y empiecen a tomar en consideración las advertencias cada vez más claras de los gobiernos europeos que las leyes son para cumplirlas.
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Comentarios(1):
Un gran artículo que esclarece la "liada" que ha montado el del "flequillo", que echa por tierra interpretaciones "sui géneris", y explica fundadamente, de una parte la normativa a la que intenta asirse el del "flequillo", la mala gestión del Gobierno español, y la advertencia jurídica de que se cumplan las leyes, fundamental