18-03-2009 10:00
La pobreza que viene
El último Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, uno de los favoritos de la izquierda europea le ha espetado a Zapatero, que las perspectivas económicas de España "son aterradoras" y que son necesarias políticas "drásticas" y “cambios estructurales” dado que la situación –a juicio de Krugman- es "especialmente difícil" en España y anunció que va a serlo "aún más” en los próximos años.
Krugman, añade ahora a sus múltiples méritos el de antipatriota y catastrofista, y se une así al grupo que desde hace algunos años lidera Mariano Rajoy, Cristóbal Montoro o Manuel Pizarro y al que ya se han sumado todos los españoles a excepción del gobierno.
Desgraciadamente las sombrías predicciones, que con reiteración ha hecho el Partido Popular en los tres últimos años, se han cumplido, y ha tenido que venir un Nobel, ideológicamente próximo a Zapatero, para dar fe pública de nuestra catástrofe nacional y aguarle la fiesta monclovita a su anfitrión.
Lo más preocupante no es el diagnóstico de Krugman, compartido por 45 millones de antipatriotas españoles, sino que la respuesta de Zapatero a la petición de reformas estructurales sea la entrega encuadernada de la bazofia económica que supone el Plan E, que confío en que el Nobel haya depositado en la papelera.
El citado Plan son las obras municipales que con cargo a deuda pública se están haciendo y que provoca el efecto expulsión de los pequeños empresarios y trabajadores autónomos de los bancos, en un nefasto trueque de inversión improductiva –arreglo de jardines, cementerios,…- por la productiva que debe cerrar sus puertas ante la falta de liquidez.
Que Zapatero no sepa que esas son medidas coyunturales, además de contraindicadas, y no estructurales –reforma laboral, tributaria, energética…-, es la mejor explicación de porqué estamos hoy así.
En la etapa de gobierno de Aznar, cuando Rajoy era vicepresidente, se hicieron las últimas reformas estructurales de envergadura, y, a pesar, de que se generaron 5 millones de empleos en 2002 todavía se propuso un nuevo paquete de reformas laborales, el llamado “decretazo”, no por gusto, sino porque nuestra economía ya daba incipientes síntomas de debilidad.
Lo peor de la economía es que alguien pueda pensar sólo en números cuando lo que refleja son dramas personales, así hoy, según el Informe de Foessa, una de cada cinco familias españolas vive por debajo del umbral de pobreza, con menos de 575 euros al mes. Es sólo el principio.
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