Insumisión constitucional
Tuve el enorme privilegio de pertenecer, en representación de la minoría critica de Cantabria, a comienzos de los años 90, durante un periodo de cuatro años entre dos congresos, miembro de dicho Comité Federal, y la oportunidad de escuchar y participar en esa época de debates importantes en los que participaban políticos relevantes de nuestro país como Leguina, Solchaga, Rodriguez Ibarra, Maragall, Bono, etc.
En la prensa de hoy domingo se refleja que en el órgano máximo político del PSOE, su Comité Federal, nadie ha intervenido para valorar lo que ha supuesto la sentencia del Tribunal Constitucional y las reacciones que se viven en Cataluña por parte de su clase dirigente política y el apoyo mayor o menor en las calles de la manifestación que han convocado con todo el apoyo oficial y mediático (desde más de un millón según los convocantes, a unos 80.000 según empresas expertas en cálculos con fotografías aéreas). El Sr. Bono, el que más lejos ha ido en sus reacciones ante la prensa, insinuando su desacuerdo con lo que está pasando, lo ha dicho después de escuchar al Sr. Zapatero y coger la puerta de la sede en vez de pedir la palabra.
Por cierto uno de sus miembros, el Sr. Montilla, Presidente de La Generalitat de Cataluña, Presidente del Partido Socialista de Cataluña y miembro además de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, órgano que se reúne todas las semanas y dirige el día a día de los socialista españoles, ha tenido a bien no asistir con disculpa inverosímil.
El cuadro anterior es un fiel reflejo del nivel de degradación intelectual y política de la mayoría de los partidos políticos españoles, en los que nuestra Constitución deposita la configuración del poder político y todo lo que de él deriva en todos sus niveles, con una sola exigencia de que deberán ser democráticos internamente, no desarrollada posteriormente por ley que hiciera realidad este tipo de comportamiento en su interior.
Tuve el enorme privilegio de pertenecer, en representación de la minoría critica de Cantabria, a comienzos de los años 90, durante un periodo de cuatro años entre dos congresos, miembro de dicho Comité Federal, y la oportunidad de escuchar y participar en esa época de debates importantes en los que participaban políticos relevantes de nuestro país como Leguina, Solchaga, Rodriguez Ibarra, Maragall, Bono, etc. Que aún teniendo importantes responsabilidades ya sea en sus Autonomías o en el Gobierno de la Nación no tenían reparo alguno en decirle a Felipe González, en dicho órgano de debate, opiniones discrepantes en muchos casos, sin que este último, que tenía una autoridad política ciertamente mucho mayor que la de Zapatero dentro del socialismo español, les mirara con mala cara.
La gente tiene que saber que Rodriguez Zapatero llegó a Secretario General del PSOE hace ahora 10 años por una diferencia mínima de 9 votos y por el apoyo del guerrismo de entonces y sobre todo de los socialistas catalanes que a los tres meses le pasaron la factura de lo que pactó con ellos para que le hicieran Secretario General: Una España Federal y Asimétrica que chocaba de pleno con nuestra Constitución del 98, pero que Maragall había estado explicitando en mítines, charlas, declaraciones periodísticas desde nada más acabar los Juegos Olímpicos de Barcelona que consiguió con el apoyo unánime de todos los españoles.
Fue el momento de la Declaración de Santillana que suponiendo un cambio profundo en la filosofía de nuestra Constitución y que Zapatero llevó a su primer Comité Federal en el otoño del 2000 con el apoyo explicito, entre otros, de Lola Gorostiaga que acababa de ser elegida Secretaria General del PSOE de Cantabria y que, por supuesto, no dio importancia lo que para Cantabria significaba el concepto de asimetría: de una Cataluña que exige el derecho de autodeterminación (nosotros decidimos) y exige “bilateralidad” en sus relaciones con España; con una Cantabria que por nuestro tamaño poblacional y tener una cordillera por medio no tenemos derecho a la modernización de nuestro ferrocarril.
Sin ser un gran conocedor del Derecho Constitucional, como muchos españoles, me doy cuenta que cuando voté nuestra Constitución en Diciembre del 78 no quería renunciar a que se dejase nítido que España tiene una historia de al menos 5 siglos ( subrayando lo de al menos). Se constituyó desde entonces en uno de los primeros Estados europeos aunque se firmase en nombre de Rey de Castilla, Aragón, Navarra y Granada. Nada que ver con otros procesos, esos sí, federales, como los de Alemania o EE.UU.
Pero nuestro Estado de las Autonomías, que se ha demostrado un gran éxito durante estos 30 años aún a pesar de sus despilfarros e ineficiencias, y que las ha dotado de las mayores capacidades de autogobierno en términos mundiales, sólo diferenciaba a vascos y navarros del resto a través de una disposición adicional, entonces aceptada por todos aún conscientes de su carácter discriminatorio, que se ha traducido en importantes ventajas fiscales y hacendísticas. En el resto, la única diferencia era la forma de acceso de las nacionalidades históricas.
¿Cómo es posible que el PP, siendo este uno de los aspectos básicos del pasado Debate de la Nación, haya permanecido absolutamente callado al respecto? ¿Cómo puede ser que sólo el partido de Rosa Diez, UPyD, haya hablado claro en estas circunstancias? ¿Tiene futuro pensar en la igualdad de derechos entre territorios y por tanto entre ciudadanos, cuando Zapatero se permite la chulería de responder a Rosa Diez que cree que sólo es una diputada de 350 la que le interpela en aspectos tan importantes?
Asistimos a un verdadero proceso de desacato constitucional en el más puro de los silencios. Al presidente de nuestro Parlamento Regional lo máximo que se le ocurre es que Cantabria después de la sentencia del Tribunal Constitucional podrá aspirar a mayores cotas de autogobierno en el nuevo estatuto que sólo pretende una clase política regional, incapaz de resolver durante años la indefensión de quienes se pueden ver sin su casa después de haberla comprado con todas sus licencias en regla. ¿Será necesario de verdad un nuevo estatuto para avanzar en la solución de los problemas de una Autonomía y sus ciudadanos, a la que difícilmente se la quiere oír en España porque tiene poco tamaño. Todos nos hemos enterado sin embargo a través del Sr. Erkoreka que se piensa gastar una millonada en hacer un nuevo Puerto Exterior con altísimo impacto ambiental en Pasajes ( que es casi como si lo quisiéramos hacer en Tina Mayor o Tina Menor) y que Zapatero le ha dicho que se va a encargar del asunto. Inversiones en el Puerto Exterior de Gijón, Superpuerto de Bilbao y ahora también en Pasajes. Al mejor Puerto natural del Cantábrico, Santander, van a conseguir borrarnos del mapa.
Siempre he creído que nuestra Constitución es una obra de orfebrería que todos deberíamos poner el máximo empeño en conservar con todo cuidado. Representa después de nuestra historia cainita de muchos siglos, pero fijándonos en los dos últimos en que por fin somos ciudadanos en vez de súbditos, y después de que hiciéramos posible la política de reconciliación nacional 40 años más tarde de una horrible guerra civil y dictadura algo que no podemos ni debemos permitir que se modifique por la puerta de atrás.
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