Noticias de Cantabria
22-10-2012 13:43

Feijóo rescata a Rajoy en borrasca soberanista.

No ha habido que esperar mucho para conocer los trazos gruesos de las elecciones en Euskadi y Galicia. Victoria rotunda del PP gallego y eclosión nacionalista en Euskadi, con una distancia más de la esperada entre el PNV y Bildu.

 

 Urkullu tendrá que decidir si se apoya en la izquierda abertzale o en el PSE. Las dos combinaciones, dentro o fuera del Gobierno, le sirven para ejercer su labor desde Ajuria Enea.

   Alberto Núñez Feijóo rescata a Mariano Rajoy en el panorama político español y le da oxígeno para las negociaciones con Europa y para decidir la fecha del rescate económico. Y el presidente gallego se asienta como alternativa a Mariano Rajoy cuando la política se lo lleve por delante.

   En el inventario de daños, el 21-0 lleva a Alfredo Pérez Rubalcaba a la UVI, con el pronóstico más grave que tiene un político: está abocado a su dimensión que probablemente pospondrá a después de la debacle en Cataluña del PSC.

   Pero no es la única lección que debe extraer el PSOE de las elecciones celebradas hoy. La pendiente de su marginalidad se acentúa y obliga a revisar el modelo ideológico, el proyecto político y la estructura organizativa. Ya no valen liderazgos de la época de José Luis Rodríguez Zapatero. Los socialistas deberán mirar en sus despensas para alumbrar nuevos líderes. El modelo de derivas hacia el nacionalismo periférico ha demostrado su fracaso en por los menos Galicia y Cataluña.

   Todavía no es el día después a la hora de redactar este artículo. Pero las tesis de los brutales recortes de Mariano Rajoy, aunque escondido de los carteles y de los actos en la campaña electoral gallega, reciben respaldo en Galicia y le servirán, a mi juicio erróneamente, para proseguir en la soledad de un parlamento en que goza de mayoría absoluta.

   El problema más grave es la relación que se establecerá en el futuro con dos gobiernos presididos por políticos que abogan por la disgregación de Cataluña y Euskadi. La Constitución y la ley es clara; pero la realidad está enturbiando un futuro constitucional que garantice un estado en el que quepan todos los españoles. Es la hora de la política y Mariano Rajoy debe pensar una estrategia de contención de la tentación soberanista.

 


 

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