Escolares Vascos Profanando Tumbas

Cuando los jóvenes de un territorio profanan tumbas de inocentes y jalean a asesinos como De Juana, con veinticinco muertos en su haber, se confirma que una parte de nuestra sociedad está enferma y que en lugar de educar jóvenes fabrica delincuentes. No es la primera vez sino la quinta, en que los alevines de ETA-Batasuna, algunos con trece años, ultrajan la tumba de Gregorio Ordóñez, un demócrata que podía haber sido alcalde de San Sebastián y fue asesinado por los terroristas hace doce años. No contentos con su muerte han seguido atentando contra su familia, cócteles molotov incluidos, para sumarla a los más de doscientos mil vascos exiliados por el nacionalismo en un proceso de depuración imprescindible para el éxito del demandado referéndum.

Cabe preguntarse qué están aprendiendo los escolares en el País Vasco para exhibir esta inversión en los valores morales, desde luego no aquello que nos ha unido a los españoles durante siglos. Las verdades únicas no existen, y tanto la historia como la literatura admiten diferentes lecturas. Pero una cosa es interpretar y otra inventar o ignorar según convenga, convirtiendo a la educación en un mero instrumento político, en este caso al servicio del interés independentista.

Se puede hablar del Cid Campeador (1043-1099) con más o menos pasión, pero no desconocer su existencia y creer que Aitor, un personaje de ficción, fue el primer rey de la tribu vasca -doy fe de que es así tras hablar recientemente con una estudiante-.

Una juventud ignorante está a merced de los manipuladores, si los escolares vascos hubieran tenido oportunidad de conocer su verdadera historia difícilmente podrían ser arrastrados a asaltar tumbas. Si supieran que el castellano, lengua materna del 85% de los vascos, se originó en aquel entorno, que se habla allí desde hace más de mil años, que los fueros de los tres territorios se escribieron únicamente en castellano y que ellos lo exigían para ser miembro de sus Juntas Generales, no le llamarían “erdea” o lengua extraña, y le tendrían el mismo afecto que al euskera.

Pero mucho me temo que lo que se hace en muchas aulas es idealizar a Sabino Arana, padre del nacionalismo vasco, que clamaba "¡Ya lo sabéis euzkaldunes, para amar el euzkera tenéis que odiar a España! ¡Viva Euzquería independiente! y ¡Muera España!". Así nos luce el pelo.