El fin del Plan Prever

Resulta que nuestro Ministro de Economía y Hacienda dice que las subvenciones que recogía el Real Decreto 13/2006 que prorrogó la vigencia del Plan Prever hasta el 1 de enero de 2008 han perdido ya su eficacia incentivadora.

Cierto es que la medida había perdido durante este año gran parte de su atractivo al excluirse de la subvención a los vehículos con más de 2.500 centímetros cúbicos o a los de segunda mano así como al desaparecer la subvención de 721 euros que existía por dar de baja vehículos alimentados por gasolina con plomo. Pero bueno, la bonificación de 480 euros sobre el Impuesto de Matriculación seguía siendo una ayuda importante.

Lo que a mi me parece es que la banda que nos gobierna no tiene muy claro lo que ésto puede acarrear para la economía española. ¿Se dan cuenta de que el mercado del automóvil supone más del 5% del Producto Interior Bruto y que está entrando en una fase de ralentización?

Pocos sectores influyen tanto en el empleo y en la exportación como éste y pocos puestos de trabajo son tan sensibles a una caída en la cifra como la que estamos empezando ya a notar.

Si tan concienciados estamos todos con la reducción de la emisión de CO2 a la atmósfera no parece sensato dejar que sigan circulando por nuestras carreteras casi 100.000 automóviles que deberían ser sustituidos por otros con un menor consumo y menos contaminantes.

A partir de ahora se fomentará la compra de nuevos vehículos que respeten las normas dictadas por la Unión Europea relativas a la emisión de gases contaminantes pero estos "descuentos ecológicos" deberían convivir con las subvenciones que el Plan Prever recogía para la modernización de un parque tan envejecido y contaminante como el español. Más que nada porque lo que ahora nos presentan como futuros descuentos se quedarán en bonificaciones fiscales.

Además los nuevos motores menos contaminantes harán que la próxima generación de vehículos ecológicos requiera para su producción una mayor inversión con un encarecimiento de la producción que, como siempre, soportará el consumidor en el precio final.

Lo dicho, primero nos redujeron la subvención en un 66,5%, luego en un 100% y finalmente los prometidos descuentos se convertirán por arte de magia en bonificaciones fiscales.