Noticias de Cantabria
25-05-2012 10:45

¿Dónde Estamos?

Ni administraciones, ni familias, ni empresas pueden confiar en que cuando vuelva a fluir el crédito regresará la posibilidad de endeudarse de manera perpetua y creciente.

 

Estamos en el lugar justo que merecemos. En la penosa situación a la que inexorablemente conduce el comportamiento equivocado, de agentes públicos y privados, en un entorno de desconfianza internacional. 

 

Cuando una administración pide un préstamo lo que hace es anticipar el disfrute de una obra, o un servicio, para la que carece de recursos demorando el pago a la siguiente generación, o al posterior gobierno. Y resulta que nosotros somos esa generación, no hay más, o ese gobierno, que debe hacer frente a las deudas de los anteriores. No viene nadie mas detrás, a hacerse cargo de nuestros prestamos, porque ni bancos ni país tercero se fía de seguir dejándonos sus fondos. 

 

Cuanto antes tomemos conciencia de que debemos hacernos cargo de nuestros propios gastos antes saldremos del tunel. 

 

Ni administraciones, ni familias, ni empresas pueden confiar en que cuando vuelva a fluir el crédito regresará la posibilidad de endeudarse de manera perpetua y creciente. 

 

En la administración española democrática, con la excepción de los ocho años de Aznar, en los que el endeudamiento público bajó del 62% al 43% del PIB, parte de nuestro crecimiento se ha fundamentado en el endedudameinto publico, es decir, en consumir hoy lo que se ha de pagar mañana. 

 

Esto se ha acabado. A parte de las administraciones, ayuntamientos y autonomias, nadie les presta, y al Estado a precios elevados. La solución ya está adoptada, es la ley de estabilidad presupuestaria, la de déficit cero, la misma que derogaron Rubalcaba y Zapatero, para que las administraciones pudieran tener barra libre en el gasto. 

 

Cuando en 2007, Rajoy, Pizarro o Soraya hablaban de inicio de la crisis y de ascenso de la prima de riesgo, a la izquierda le parecían extraterrestres. Era aquel el momento de continuar las reformas de la etapa popular, sin embargo se optó por pasar de los 286.000 millones de deuda del gobierno central en 2007 a 536.000 en 2011, y hasta 700.000 para el conjunto de las administraciones. 

 

Por eso armémonos todos de paciencia porque quienes desde la izquierda se manifiestan por la reducción de 10.000 millones en sanidad y educación deben saber que eso cubre solo el 1,4% del agujero que la misma izquieda ha generado. 

 

Y aquí estamos, en el momento en el que nadie quiere pagar nuestro exceso de gasto, y hemos de ser nosotros mismos. Y solo cuando, ajustes y reformas mediante,  podamos equilibrar ingresos y gastos volverá el crecimiento. 

 

Todo lo demás, incluyendo las promesas del nuevo gobierno francés, andaluz o el futuro griego de no ajustar sus cuentas, son pesadas bromas que ellos nunca se han creído. 

 

Pronto estaremos mejor, pero antes hemos de hacer nuestro esfuerzo y el que los anteriores gobernantes no quisieron hacer. 

 

 

Miguel Barrachina Ros 

Economista y Vicepresidente de la Diputación 

 

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