Noticias de Cantabria
17-09-2012 12:41

15-s La calle y el parlamento.

Los ministros redactan sus decretos leyes desde un zulo. Están escondidos porque la marea está creciendo. Cuando llegue el 21-0 sacarán la guadaña para que la señora Merkel les dé otra palmadita en el hombro. Y volverán al sótano.

Las calles se quedan pequeñas para acoger el descontento ciudadano. No es mala noticia; la sociedad sigue viva después de una sangría que no acaba. El remedio es antiguo: mató a mucha gente por exceso de dosis. No hay sangre en la población para tanta hemorragia y el enfermo se rebela.

   Mariano Rajoy calla porque está preso del pavor de las elecciones gallegas y vascas. ¿Otra Andalucía en Finisterre?, ¿Oleada soberanista en Euskadi?

   O Rajoy calla porque, como casi siempre, no tiene obviedades nuevas que decir. El caso es que el Gobierno está escondido, redactando la destrucción progresiva del estado del bienestar y de la democracia.

   Los ultraconservadores camuflados durante tiempo han hecho eclosión. A Gallardón solo le queda la progresión a la pena de muerte y la vigilancia para que todas las mujeres embarazadas sean obligadas a dar a luz. José Ignacio Wert extiende el elitismo como paradigma de la educación controlada.

   Los ministros redactan sus decretos leyes desde un zulo. Están escondidos porque la marea está creciendo. Cuando llegue el 21-0 sacarán la guadaña para que la señora Merkel les dé otra palmadita en el hombro. Y volverán al sótano.

   Asistir a la  manifestación de Madrid debiera haber sido una obligación para conocer el pulso de la calle. La calle también es un santuario de la democracia; sobre todo cuando la política la aplica la realidad -Mariano dixit- y no los representantes. Pedir un referéndum sería la única forma de legitimar la quiebra del pacto electoral que protagoniza Rajoy. No se puede hacer lo contrario de lo que se prometió y pretender que la gente se quede en casa.

   La Democracia está secuestrada por unos representantes que han traicionado a sus representados. Y la vigencia de la calle como expresión ciudadana es, además, la única vía para rescatar  la democracia cuando ésta está decomisada.

   No me asustan los ciudadanos pacíficos en la calle; me estimula saber que la depresión social tiene tratamiento en la convergencia de la indignación. Solidaridad ciudadana contra el debacle. Ayer fue un día importante.

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