Yolanda Díaz gana el pulso. Por Jesús Salamanca Alonso
Ya decía Tagore que no hay cosa más difícil de soportar que la fe ciega y desequilibrada de una estúpidaUnidas Podemos mantiene sus cinco carteras, pero sabe que no llegará a la próxima campaña electoral estando en el Gobierno.
La extrema izquierda mantiene sus carteras en el Gobierno. Hemos sabido por nuestro particular ‘garganta profunda’ que a la ‘Yoli’ le faltó tiempo para hacer de correveidile y contar al “marqués” los cambios que se iban a producir al día siguiente. No entiendo ese movimiento de dependencia y subyugación para con Iglesias. Sé que Unidas Podemos había sacado la cheira a Sánchez por si intentaba cambiar el estatus de la extrema siniestra en el Gobierno, como sé que la estratagema urdida contra el socialismo había agarrotado a Sánchez. Éste optó por no molestar a la ‘Yoli’, incluso siendo consciente de que la imagen de personajes como Garzón, Castells e Irene destrozan el día a día del Ejecutivo.
Decíamos hace varios días que, en esa olla a presión que era el Gobierno, seguiría habiendo continuismo de la extrema izquierda, pero muy a pesar del presidente y de un importante sector del PSOE. Este sector lleva meses pidiendo a gritos que se prescinda de los comunistas. Ningún Gobierno que se precie de seriedad se acerca al comunismo ni al fascismo; máxime, tras la condena efectuada por la UE a esas ideologías. Unidas Podemos mantiene sus cinco carteras, pero sabe que no llegará a la próxima campaña electoral estando en el Gobierno. Pedro Sánchez se juega demasiado caminando con proetarras, comunistas, ratoneros nacionalistas, golpistas, independentistas y sueltos ‘cadáveres’ no adscritos y/o confusos y desnortados.
“Ni el presidente ha sabido ser líder ni la ‘Yoli’ tiene el apoyo de su gente de la extrema izquierda”, decíamos ayer. Igualmente confirmamos que “Ocho días llevaban Irene Montero y Alberto Garzón sin miccionar en condiciones ni comer caliente. Y dicen que la ‘Yoli’, tampoco”. La cohabitación fracasó en el Ejecutivo hace meses; ahí tienen el enfrentamiento de hoy entre la ‘Yoli’ y la sustituta de Carmen Calvo. Trepa trepando, Nadia Calviño ha llegado donde aspiraba llegar: a la vicepresidencia primera. Se las tiene tiesas con todos, amenaza a Sánchez con marcharse, y éste se acobarda y cede. Resultado: obtiene cuanto quiere. Además, Sánchez sabe que sin ella no toca bola en Europa porque los miembros del Ejecutivo dejaban mucho que desear.
No es ningún secreto que Pedro Sánchez tanteó a la ‘Yoli’ para ver si era posible prescindir de una de las cinco carteras de la extrema izquierda. A cambio el PSOE renunciaría a cinco de las suyas. La cara de vinagre de Yolanda Díaz –no fue casual, la lleva siempre incorporada—le hizo desistir del cambio de cromos. Eso quiere decir que el actual presidente no tiene poder sobre todo el Gobierno y sí sobre la parte socialista. Tendremos que hablar del semipresidente Sánchez.
Pensaban los ‘moratones’ que la marcha de Carmen Calvo iba a facilitar su camino, pero no contaban con Calviño. Se han librado de quien cercenaba casi todas sus propuestas, pero chocan con los galones de Calviño, sus estrellas y ascendencia sobre el semipresidente. Tanto Calviño como María Jesús Montero han salido reforzadas y la ‘Yoli’ deberá lavarse la cara cada vez que intente negociar la subida del SMI, trastocar la reforma fiscal, regular los precios de los alquileres, destrozar la función pública o ampliar los ERTE. “Tonterías las justas porque nunca serán de recibo”, ha dicho Nadia Calviño a Yolanda. Cuentan las malas lenguas que el observador de la escena, Óscar López, no sabía si meterse debajo de la mesa, rezar o regresar a Paradores Nacionales.
Muchos de los avances logrados con el vengativo, José Luis Ábalos, han vuelto al punto de salida. Con los cambios y la llegada de presuntas jóvenes preparadas, la ultraizquierda conserva las carteras, pero pierde sonrisas. Aquellos tiempos de vino y rosas que disfrutaban el “marqués” y el dron (Redondo) de Pedro Sánchez han pasado a mejor vida. Eso no lo podrán mantener los comunistas con Óscar López por la falsedad que transmite, la hipocresía que aventa y la cerrazón que lo inutiliza para la política. No tardaremos en comprobarlo.
El comunismo ha encontrado un freno con el que no contaba. La ‘Yoli’ lo sufre; Ione Belarra no sabe desbloquearlo; Castells pasa de todo; Garzón sigue enfrascado en sus guerras con los chuletones y la “marquesa” se ve con un pie fuera y el otro en ninguna parte porque ni representa
a las mujeres ni ellas creen en ella. Ya decía Tagore que no hay cosa más difícil de soportar que la fe ciega y desequilibrada de una estúpida.
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