La Semana Santa. ©Mariano Cabrero Bárcena es escritor
La Semana Santa, que debería ser un ejercicio de piedad, se está convirtiendo en esta orilla del pensamiento cristiano en una parodia colectiva de quienes hemos sido.
La Semana Santa, que debería ser un ejercicio de piedad, se está convirtiendo en esta orilla del pensamiento cristiano en una parodia colectiva de quienes hemos sido.
En una encuesta a pie de calle que narraba un locutor de radio y que quizá escuche en sueños, sueños buenos, sueños malos, con sus luces y sus sombras, con sus sombras y sus luces. Y yéndonos a Calderón de la Barca, habríamos de expresar: (?) ¿Qué es la vida? Un frenesí ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.
En estos sueños que entiendo que fueron de madrugada le preguntaba a media docena de jóvenes que ya habían dejado atrás la adolescencia por los hechos o sucesos que se celebran y conmemoran en la Semana Santa Española y por cómo entendían o comprendían la festividad.
Las respuestas nos evidenciaron un profundo desconocimiento, una ignorancia supina, pues he de comentar que la mayaría contestaron que era ?algo de Jerusalén, cosas que le pasan a Dios (el Dios de todas las religiones), o un desfile de gentes que se manifiestan por la calle sin que sepamos el porqué. O también que también parecían gentes que se manifestaban al estilo ?Halloven? disparadas para no ser reconocidas nunca jamás?.
Nuestros entrevistados chicas y chicos, pertenecían culturalmente al universo judío cristiano, habían sido bautizados en la fe católica-apostólica y romana-, y supongo que habrían hecho la primera comunión, vivían en ciudades españolas y su nivel de información correspondería al tiempo en el que están viviendo.
Todos -ellas y ellos-pertenecen a una generación que no tuvo acceso escolar a la historia sagrada, que desconocen la pasión de Cristo contada o escenificada con imágenes, cada primavera de año, y deben pertenecer a familias que se comunican mediante monosílabos. ¡Vaya convivencia de seres humanos!, diría uno.
La tradición, que está en el soporte de nuestra convivencia, se ha roto por los cuatro costados. Bien es cierto que esta o cualquiera encuesta no representa a "la ignorancia manifiesta de nuestros jóvenes", y está más cercana a la anécdota que a los tiempos actuales, y se representa de una forma o manera aleatoria tabulando, midiendo, respuestas que no obedecen a un grupo numeroso de muchachos preguntados.
No tiene especial interés de un ejercicio demoscópico, pero resulta inquietante por lo que tiene de desconocimiento. Y vuelo a la tradición, y a no confundir la fe con el folklore, con abarcar en el concepto cultural nuestros hitos históricos, nuestros santos y señas de una manera de vivir e interpretar el mundo.
La Semana Santa no es solo un conjunto de procesiones que llenan las calles y plazas, son los días en el particular calendario de la piedad en un país católico, y también apostólico y romano. La Semana Santa nos pertenece como pueblo desde hace siglos.
Ningún muchacho musulmán ni ningún ciudadano de un país árabe daría una respuesta equivale fuese preguntado por el Ramadán. La ignorancia es una lacra terrible que convierte a los hombres en esclavos, acríticos, en ciudadanos sumisos, en personas esencialmente manipulables.
Y es que no puedo olvidarme de "Andalucía, ¡qué tierra! Dicen de Semana Santa, la andaluza es alegre: alegre tiene que ser, en tierra con "cante" alegre. ¡Saeta¡, cante andaluz; copla de los mil amores; saeta de los mil perdones, copla cante de muerte. ¡Bendita tierra qué es ésta!: donde nacieron poetas, Lorca y
Machado juntos: ¡Éstos si fueron poetas!
No puedo olvidarme ni por un momento de una "saeta", de "un
paso" o de "un penitente" en la "Semana Santa" andaluza. Manuel
Machado honró a "LA SAETA", Campos de Castilla, CXXX
(1907-1917), cuando dejó escrito:
¿Quién me presta una escalera,
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?
Saeta Popular
La Coruña, 1 de abril de 2024
©Mariano Cabrero Bárcena es escritor
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