La Memoria Histórica. Mariano Cabrero Bárcena
Hay heridas en el corazón de los españoles que están mal cerradas o cerradas en falso, y hay que tratar de no echar sal sobre ellas para que no se vuelvan a abrir, e incluso, lleguen a explotar.
"Nuestra Guerra Civil fue el fracaso de la política de izquierdas y de derechas"
Pero, pensando fríamente y con cordura, hemos de reconocer que la historia es fruto de la colectividad. Por tanto, sería bueno que nuestros futuros presidentes del Ejecutivo español, olvidasen lo ocurrido hace ya setenta años, y aplicase a su conciencia y a la Ley de Memoria Histórica, lo que el sabio filósofo griego Sócrates dijo: "Yo sólo sé que no sé nada".
"La memoria histórica" es un acto individual, propio de cada persona en relación con hechos acaecidos en nuestra pasada Guerra Civil?. Se puede decir, y lo digo con la mano colocada encima de mi corazón, que la ?memoria histórica? es un acto individual, propio de cada persona en relación con hechos acaecidos en nuestra pasada Guerra Civil (1936- 1939).Según versiones de distintos historiadores, cuando las tropas del general Franco avanzan sobre Madrid (7 de noviembre de 1936), cometieron con frialdad miles de asesinatos durante su avance.
Las gentes del bando republicano tuvieron bastante con conservar su dignidad personal "los que no habían cometido delitos de sangre", y la valentía para defender sus ideales: esto es innegable. Cuando fueron ejecutados, sobre 2.000 personas, en Paracuellos del Jarama (fue una gran vergüenza, humana y política, para la II República Española, y que tuvo amplias repercusiones a nivel internacional), y también por la vía rápida? sin juicios previos. Santiago Carrillo, afiliado al PCE por aquel entonces, ejercía la conserjería de Orden Público. En el acta de ejecución quedó reflejado el cenetista Amor Nuño, más Santiago Carrillo, no(?).
Triste es reconocer que a España se la identificaba durante esa época con la palabra "sangre". Y esto ocurrió cuando los del otro bando, los franquistas o fascistas, se pueden nombrar también así, sufrieron los mismos actos de barbarie que se producen en todas las guerras civiles, habidas y por haber. Recordemos sólo la fecha del 7 de noviembre de 1936: en Paracuellos fue la cita. El bueno de Carrillo siempre ha negado que conociese los hechos acaecidos, pero sí ha reconocido que Si tuve responsabilidad en aquel episodio fue la de no haberlo evitado?. Jamás se sabrá la participación de este último. La orden de ejecución fue dada presuntamente por Stalin, y cumplida fielmente por el PCE, la CNT y JSU (Juventudes Socialistas Unificadas).
Julián Delgado, escritor, envió una carta ya en 1977, al entonces secretario general del legalizado Partido Comunista. Expresaba en ésta palabras de reconciliación de las "dos Españas", que habían combatido en nuestra triste e innecesaria, ya que todas lo son, Guerra Civil Española (19936-1939). El motivo fue para cumplir el deseo que le manifestó su madre cuando visitó Paracuellos: ?Desde ahora, comenzaremos una vida nueva, sin odio?.
Porque, evidentemente, los españoles hemos aprendido y enseñado a nuestra memoria a saber olvidar, a saber, perdonar, y a seguir adelante con nuestra nueva y frágil democracia. Porque, a veces, podemos pecar de necios si hacemos que nuestra memoria, la memoria histórica, regrese a nuestras autonomías españolas en los momentos actuales tan controvertidos, y conviene que así no sea.
Charles de Gaulle, político y militar inteligente, cuando visitó España, y en la época del franquismo, le quisieron enseñar el Alcázar de Toledo, y se negó a ello. Pero manifestó algo trascendente cuando dijo que "la guerra es siempre odiosa, porque es el fracaso de la política". Nuestra Guerra Civil fue el fracaso de la política de izquierdas y de derechas. Y ésta es mi humilde opinión al respecto. Y, claro está, las guerras civiles son todavía más crueles y odiosas que ninguna otra. Porque ocurre que, al terminar las últimas, nunca aparece de una forma clara, diáfana y contundente? la paz.
Ni vencedores ni vencidos podrán fácilmente alejar de sus corazones el odio que llevan dentro. Será el tiempo como testigo quien cure las heridas abiertas y mal cerradas. Los gobernantes tienen la obligación ineludible de que los pueblos busquen la concordia y armonía entre sus gentes, cualquiera que sea su ideario político. La Ley de la Memoria Histórica habría que haberla hecho con el consenso de todas las fuerzas políticas, y, por desgracia, lo último ha fallado: por un lado, ha encontrado el rechazo del PP, partido de la oposición, y por el otro, la negativa de IU y ERC.
Se puede y se debe olvidar a los deudores sin perdonar la deuda contraída: esto sería una de las fórmulas de avenencia para tener en cuenta. Y es que uno entiende que una vez que se aprobó la Constitución de 1978, que una vez que el ex presidente señor Suárez recibió al señor Carillo (la Falange y el PCE se dan la mano), que una vez que todos los partidos en exilio son admitidos, bajo las mismas leyes, en el funcionamiento de la democracia española? todo nuestro pasado de la Guerra Civil se le daría una vuelta de página. Y entonces la Historia de España e Universal resolverían y explicarían a las generaciones venideras, el porqué de aquella guerra fratricida y terriblemente inhumana.
Me parece muy humano y normal que los republicanos deseen buscar los restos humanos de sus deudos y allegados, para darles las sepulturas que merecen cono seres humanos que fueron. Pero lo que no es viable, ni por asombro, es dudar del entramado jurídico que intervino en los juicios durante el franquismo, porque los jueces y magistrados que ordenaron ejecutar las sentencias, lo hicieron en virtud de la legislación penal vigente. No entender esto nos llevaría ineludiblemente a empezar a juzgar a los juzgadores Y ya el Tribunal Constitucional español dijo algo al respecto en el año 2004.
Hay heridas en el corazón de los españoles que están mal cerradas o cerradas en falso, y hay que tratar de no echar sal sobre ellas para que no se vuelvan a abrir, e incluso, lleguen a explotar. Y esto es lo que se conseguirá sino aplicamos el sentido común para desarrollar la Ley de Memoria Histórica. Y podemos recordar lo que el líder conservador y derechista José Calvo Sotelo (Tuy, 1895 Madrid, 1936) había dicho: ?Prefiero una España de izquierdas que una España rota?. No volvamos a equivocarnos, no vaya a ser que España se vuelva a romper en dos mitades? y echemos por tierra tantos lamentos, tristezas, renuncias y sinsabores que, perdiendo todos los españoles un poco de nuestro amor propio, culminaron con el nacimiento de nuestra Constitución de 1978.
La III República Española puede volver (?), pero con los votos de los españoles, pero ?El Oro de Moscú?? que existía en tiempos de ?La II República Española? (abril, 1931 ? abril, 1936), ¿ese oro? Ese oro? ya nunca jamás volverá. Emprendió para siempre su último viaje sin retorno. De España y los españoles es bueno que sepamos su historia, sus lenguas, sus costumbres, sus idearios políticos, pero jamás demos olvidar cómo formar una "Nación española", que una a los hombres de buena voluntad, y de una vez por todas.
La forma política del Estado español es la monarquía parlamenta-ria. El rey es el jefe del Estado y todos sus actos deben ser refren-dados por el Gobierno, de acuerdo con lo establecido en la Cons-titución en su Título II dedicado a la Corona. Juan Carlos de Bor-bón y Borbón, Juan Carlos I, tras su abdicación, desde el 19 de junio de 2014? el rey de España es su hijo Felipe VI. La reina consorte es Letizia Ortiz Rocasolano.
Según lo establecido en la Constitución, su hija primogénita, la Princesa de Asturias Leonor de Borbón Ortiz, es la heredera de la Corona. Su hija menor, la infanta Sofía de Borbón Ortiz, es la segunda en la línea sucesoria.
¿Quieres envíar un comentario?
Comentarios(2):
Estimado señor "La boina del liberal": Le agradezco sobremanera sus palabras alentadoras para que siga escribiendo...Uno hace lo que puede y poco sabe; mi ilusión es escribir, pero tratando de no herir sentimientos, ideas, religiones...Es decir: me atrevo a decir que... “Solo sé que no sé nada”
Sr. Mariano Cabrera, creo haberlo comentado en otras ocasiones -lo que no sé es con qué alias- Desde luego, muchas veces, por no decir siempre, lo he pensado. Es usted una excelente persona; le considero noble y culto. Me encantan sus artículos. Son limpios, sin resentimientos, optimistas y humanos. Un placer, créame, de verdad. Se agradecen mucho, dentro de este periodismo rancio y sectario con el que a diario nos encontramos.