¡Gracias, Madrid! Por Pedro Arce

Hace 213 años que Madrid se levantó en armas contra el invasor francés, buscando la libertad que los gabachos nos querían secuestrar; ahora, los madrileños han tenido que parar los pies a los comunistas, sanchistas, golpistas, fascistas de izquierda, macarras y demás tropa que están dejando morir a miles de españoles en esta pandemia y destrozando la economía del país por su ineptitud, ineficacia, sectarismo y resentimientos del pasado…

¡Y los madrileños han votado masivamente en paz y han respirado tranquilos! …porque nadie estaba seguro de que en el último momento no se produjera algún hecho grave para dar vuelta a la tortilla electoral y ganar las elecciones, prácticas en las que algunos ya tienen historia.

Por sus marrullerías, malas artes, mentiras teatralizadas e intentos de pucherazo incluidos, los madrileños han librado a la capital de estos impostores de baja estofa; los madrileños han respirado hondo al conocer los resultados, porque más de uno se temía cualquier maniobra como la sucedida el 14-M (2004), que cambió la historia de España y hemos tenido que soportar a los pandémicos presidentes Zapatero y Sánchez que los ciudadanos deben arrojarlos al basurero de la historia y los españoles deben armarse de valentía para dar un vuelco político que nos rescate de la insostenible situación actual.

Curiosamente, este año en la conmemoración del 2 de mayo, los partidos de la izquierda han ido a “montar el pollo”, pues mientras hacían declaraciones políticas y de campaña en el mismo acto, exigían que Díaz Ayuso no politizase el mismo, en una imagen ya clásica de hipocresía a que nos tienen acostumbrados Gabilondo y Mónica García, pues Pablo Iglesias no asistió, ya que quizás era demasiado pronto para él y estaba disfrutando de la piscina de su dacha.

Los mismos que acudieron a la manifestación “sindical” del 1 de mayo (seis ministros, los candidatos del bloque de izquierda y unas mil personas mal contadas para convertirlo en un acto electoral partidista), critican a Ayuso por el acto institucional del 2 de mayo; y si llega a ir a la corrida de toros de Las Ventas, la hubieran crucificado, porque es una indecencia que el candidato del PSOE, Gabilondo, aún critique a Ayuso por utilizar algún acto como electoralista…

Pero los resultados son claros y los ciudadanos madrileños que representan el crisol de España, ciudad en la que nadie es forastero, han puesto a cada uno en su sitio. ¡Gracias, Madrid! La niña de Chamberí, Isabel Díaz Ayuso, chulapa, clara, sencilla, moderada, directa, normal, lógica, sin afectación, les ha comido la merienda a los demás mientras bailaba un chotis en la pradera de San isidro. Los madrileños han votado por Ayuso; es más, la idolatran…

Ciudadanos se ha quedado fuera de la pista por tomar la curva a gran velocidad y los madrileños han captado muy bien la deslealtad, entorpecimiento y crítica interna constante que Aguado ha dedicado estos dos años a Isabel Díaz Ayuso; lo que sucede es que la patada a Aguado se ha hecho en el trasero de Edmundo Bal, que tiene otro talante menos narcisista. Y sus votos han ido a la basura.

Podemos se ha convertido en la ultraizquierda y ha llevado los votos radicales de quienes les gustan los apedreamientos; esconder la mano y tirar la piedra (como en Vallecas); las acusaciones infundadas a los demás; llevar condenados en sus listas; señalar, acosar y censurar a periodistas; las malas artes; los chanchullos; los sectarismos; y el trampantojo de los marqueses de Galapagar.

Pablo Iglesias pensaba embestir en el ruedo madrileño y se encontró con una presidenta que le recibió a portagayola, dejándole desorientado y yéndose a estrellar contra las tablas, quedando cual morlaco desmochado (devuelto a los corrales por flojo y manso) y acabará en el sumidero de la historia.

El pobre Gabilondo no se merecía ese castigo del PSOE, que le habrá recordado los que él infligía a sus alumnos cuando aún vestía sotana; le han ninguneado de lo lindo desde Moncloa y ahora le echarán la culpa de su fracaso; debió haberse impuesto y no aceptar las listas ya confeccionadas, los vaivenes de las promesas, las injerencias continuas de Redondo y los monosabios de la Moncloa y haber hecho un discurso propio y coherente, aunque fuera “soso, serio y formal” y, si se tercia, metafísico, que es lo suyo, pero ha hecho un mutis por el foro. Lógicamente, el cobarde de Pedro Sánchez ha huido, para que nadie le relacione con este fiasco y al votar tuvo que oír gritos de ¡Fuera!, ¡Fuera!....

Y el mismo Tezanos, el “cocinero” del CIS de Sánchez, ha criticado en la jornada de reflexión a Ayuso de quien ha dicho que tiene “escasa entidad intelectual y política”; pero es decente y honrada, Sr. Tezanos, no como sus amos y Vd. mismo, que habéis demostrado que sois unos indecentes. Y este mismo individuo ha insultado a todos los votantes de Ayuso, a quienes ha llamado “tabernarios” o “votantes de tabernas”.

Más Madrid se ha aprovechado de Iglesias y Gabilondo cuando merodeaban por lo absurdo, así como los intentos de autoflagelación con las amenazas, pues la candidata pija y anestesista que dio calabazas a Pablo Iglesias, cuando se presentó de chulo y fue chuleado, ha conseguido una campaña de acoso a Ayuso, aunque sin excesivas estridencias y escasa de propuestas, salvo las demagógicas sanitarias, como cerrar el hospital Isabel Zendal, ejemplo para toda Europa.

Vox ha sido un partido valiente que ha mantenido el tipo a pesar del tsunami Ayuso y que quizás sea un apoyo y un ejemplo para que los ciudadanos de derechas se convenzan de una vez que, si van unidos, ganarán por goleada a la izquierda (Si no me creen, tomen los datos y apliquen la Ley d’Hondt), para que miles de votos no sirvan para nada.

Y si esto sucede, más bien pronto que tarde, aunque Sánchez se aferrará al sillón como una lapa, los españoles echarán a Sánchez y su gobierno Frankenstein y deberán tener paciencia, porque no va a ser nada fácil revertir la catastrófica situación económica, educativa, sanitaria, económica y social a la que nos ha llevado este gobierno social-comunista.

¡Gracias, Madrid!... los madrileños nos habéis abierto la puerta a la libertad, la paz y el progreso, que espero pronto vuelva a imperar en toda España.