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Opinión 05-11-2020 12:00

Feminismo Vs. Machismo, por el Dr. Alfonso Campuzano

Continúa siendo intolerable que jueces y magistrados se mantengan unidos para administrar y aplicar una ley unilateral, estigmatizando a todo lo que se manifieste masculino

 

      El vocablo género siempre se utilizó para catalogar cosas, que no personas, que para eso está el sexo, referido a una orientación anatómica, con sus alteraciones más o menos genéticas, definidas en el intrincado ADN personal, único e intransferible.

     Pero llegó el año 2007, en que el inefable presidente José Luis Rodríguez Zapatero –ZP, Zapatitos–, retorció la ley y la mente jurídica ante la Constitución’78, pese a contar con advertencias serias hacia la eliminación de la presunción de inocencia en el sexo varón, intentando adoctrinar con el objetivo puesto en el totalitarismo, hasta conseguir evacuar una ley inconstitucional en contra de magistrados que dominaban la Carta Magna.

     Pese a los años transcurridos, continúa siendo intolerable que jueces y magistrados se mantengan unidos para administrar y aplicar una ley unilateral, que atenta con marcada evidencia hacia un sexo por ser tal como es, sin pensar en hábitos, fruto de la ineducación familiar y social y no se hayan unido para denunciar una inconstitucionalidad con diferentes penas, según se trate de un sexo u otro, dando patente de corso a todo lo que sea femenino, sin remordimiento ni sentimiento de culpabilidad, y estigmatizando a todo lo que se manifieste masculino.

     Todo este sinsentido se traduce en que los jueces y magistrados no legislan, sino que instruyen en su sumisión, según su entendimiento, los códigos emanados del Congreso, donde los políticos votados por los votantes –tanto unos como otros, con diferentes índices de inteligencia y de comprensión de lo oído, escuchado y leído–, han promulgado una aberración legal, aunque legítima e injusta, promulgada por mentes cercanas a la enfermedad mental.

       Tanto lo femenino como lo masculino tienen su referencia en el sexo, mientras que, tanto el feminismo como el machismo enlazan con ideas politizadas, manejadas con destreza ultraizquierdoide hacia derroteros escatológicos, negándose a aprobar un pacto de Estado contra la violencia mal llamada de género.

       Una persona de sexo femenino no tiene por qué pertenecer al género político feminista, lo mismo que una persona de sexo masculino no tiene por qué pertenecer al género político machista. Tanto feminismo como machismo son dos vocablos tan enfrentados que han sido conquistados por la política izquierdoide con intención de fraccionar a la sociedad, todo lo contrario a progresismo.

       La ideología de género, que no de sexo, pretende identificar una doctrina tóxica y carente de sentido común como si fuera algo natural cuando está más cercana a pensamientos psicopáticos y próximo a lo esquizoide.

       La promulgación de una ley trata de mejorar la convivencia humana; sin embargo, en este caso, no parece que haya servido para algo más que para discriminar y enfrentar. Por tanto, los jueces, como humanos, imaginan, sueñan, interpretan la ley y componen las frases, de tal manera que, como resultado, se defienden diciendo que hay que elaborar y promulgar leyes sin defectos, exigiendo que los legisladores no dispongan de mentes con pensamientos defectuosos que hieran la sensibilidad de la gente.

      En referencia a estadísticas del año 2017, el silenciado suicidio anual de 920 mujeres y 2.759 hombres, mientras se vocifera el asesinato/homicidio de 118 mujeres –77 de ámbito sexual– y 207 hombres –43 de ámbito sexual–, el protagonismo de la sociedad tiene que poner orden en la convivencia.

      Por tanto, se trata de una ley que no está sirviendo más que para orgullo de un partido político de base totalitaria, según se lee en su propia historia, precisamente desde su fundación.

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Comentarios(1):

Redaccion - 12-11-2020

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