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Opinión 03-02-2023 06:00

El valor de las manos Por Juan Goti Ordeñana Catedrático jubilado de la Universidad de Valladolid

Desde el siglo XIII tenemos aquel axioma con que nos ilustró Santo Tomás de Aquino: «el hombre es un ser dotado de inteligencia y manos, y esto es lo que le distingue de los demás seres vivos».

 

Estamos viviendo un cambio radical de nuestra sociedad. Momento en el que los políticos sólo quieren intelectuales y que dejemos las relaciones con los objetos que nos rodean. Se nos mueve a olvidar las herramientas, y a dejar para otros las labores manuales. A ello nos lleva el plan de estudios que está promoviendo la progresía: «todos a la Universidad, aunque sea con suspensos». Es un programa para ir perdiendo los oficios que se realizan con las manos y que suponen una enorme cantidad de puestos de trabajo en nuestra sociedad. Al joven que le meten en la Universidad, ya le pasa la edad para coger la habilidad de las manos y crear un porvenir en su vida, y no todos tienen inclinación a ser universitario.

Desde el siglo XIII tenemos aquel axioma con que nos ilustró Santo Tomás de Aquino: «el hombre es un ser dotado de inteligencia y manos, y esto es lo que le distingue de los demás seres vivos». Ambos elementos son los que proporcionan la libertad a la persona para procurarse el triunfo en la vida. Cuando sólo se desarrolla uno: sólo la habilidad manual y se descuida la inteligencia se cae en una trivialización, y se entrega el desarrollo social a los políticos que, de seguro, llevarán al pueblo a la indigencia; pero, por el contrario, si sólo se crean intelectuales, como pretende la enseñanza de todos a la Universidad, se cae en la necesidad de depender de otros, y nos encontraremos con que no va haber trabajadores para los quehaceres más elementales de la vida.

La sociedad se realiza cuando se dan tanto personas intelectuales, como hábiles con sus manos. Para la creación de una convivencia debe haber un equilibrio de profesionales de una formación y de otra. Desde la década de los ochenta del siglo pasado se está advirtiendo una inclinación hacia la alta tecnología, y se anuncia que eso es el futuro, pero no es toda la vida social, y está sucediendo que nos apartamos de la realidad y nos arrastramos a una pura economía de la información.

Aunque es cierto, que los trabajos industriales se van olvidando en un grado inquietante, debemos tener en cuenta los oficios manuales, pues necesitamos arreglar montones de cosas, por ejemplo: reparación de automóvil, reparo de los electrodomésticos que tenemos en casa, construcción de viviendas, etc. Y esta labor importante de la vida de las ciudades, con el sistema de estudios que se ha planteado, es claro que se le está entonando un réquiem.

Profundizando en el tema, no sólo los intelectuales usan de la inteligencia, también los trabajadores manuales requieren una gran inteligencia práctica. No se ha de pensar que la actividad intelectual y

la manual no tienen nada que ver la una con la otra. Es cierto que el supuesto progresismo nos ofrece liberarnos de las cargas físicas para dedicarnos a estudios, al objeto de alcanzar ambiciosos puestos de trabajo, pero esto no nos hace libres, ni responde a la satisfacción de las personas, si no tiene cubiertos una serie de necesidades elementales de la vida diaria.

Ahora bien, examinemos la función de las manos, en realidad se trata de unos instrumentos prodigiosos que requiere un gran nivel de entendimiento y voluntad. Nuestras manos son capaces de adquirir tales formas de precisión, cuando se las entrena. Es de gran admiración el caso de los ciegos, que con la pérdida del sentido de la vista adquieren mayor precisión en otros sentidos, y así algunos adquieren, a la larga, tal sensibilidad al tacto que son capaces de distinguir sólo con el tacto las figuras de los cuadros. Los grandes artistas han valorado las manos como elemento esencial de sus trabajos, pues más que ningún otro oficio viven de sus manos, ahí están las formas artísticas de la pintura escultura, música etc., son modos específicos de pensamiento expresado con las manos. Picasso no fue un estudiante asiduo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, su «verdadera escuela estaba en el Museo de Prado, donde se puso a copiar con entusiasmo las obras de los maestros», faltando a las clases teóricas.

Al final cada ser humano es encarnación de su profesión, y será tanto más perfecto cuanto mejor emplee sus manos y su inteligencia en el afán de proyectar la persona en la sociedad en la que vive. Y no debe olvidarse que es necesario considerar que el entendiendo se expresa a través de los sentidos: pues percibe y elabora el mundo que le rodea con las manos: escribiendo, labrando, manejando herramientas, pintando, esculpiendo, vendiendo, mendigando?, así influyen y dan sentido a toda la actividad humana. Fruto del hombre son las obras de sus manos.

Los estudios en la actualidad no se están planteando la necesidad de enseñar que la vida de la persona es muy complicada, y tiene que ser una armonía de la inteligencia y la habilidad manual.

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Comentarios(2):

Delfín - 06-02-2023

Es un placer leer sus artículos,gracias.

JMR - 03-02-2023

La palabra cirugía viene del griego ???? (jeir = mano) y de ????? (ergon = trabajo). Así la palabra jeirourgeia ("trabajo manual") se refiere a la manipulación de las manos con el fin de curar. Pero no debemos olvidar que los 28 movimientos diferentes que podemos ejercitar con nuestras manos son coordinadas por el encéfalo, que razona previamente qué haremos, para que hacerlo y qué consecuencias traerá. Esto lo sabemos bien aquellos que nos hemos dedicado muchos años a la Cirugía. El buen cirujano debería siempre tener en mente este hermoso dicho latino "Primun non nocere" (lo primero es no hacer daño). Precioso artículo, profesor Goti Ordeñana. Gracias.