Se cumple un año de la matanza de más de mil inocentes por Hamas
El niño del pijama de rayas. ©Mariano Cabrero Bárcena es escritor
Ha pasado un año desde el salvaje atentado terrorista de Hamás que provocó la muerte de mil doscientos israelíes y el secuestro de más de doscientos ciudadanos del estado judío, queriendo manifestar que han pasado a mejor vida, que es....la muerte?.
Estamos comprobando que, en el mismo escenario bíblico, "un nuevo Herodes que preside Israel" es el responsable de la matanza de miles de inocentes. Comentan los periódicos que al menos once mil niños han muerto asesinados por las bombas, por explosivos y balas del ejército de Israel en la franja de Gaza.
Ha pasado un año desde el salvaje atentado terrorista de Hamás que provocó la muerte de mil doscientos israelíes y el secuestro de más de doscientos ciudadanos del estado judío, queriendo manifestar que han pasado a mejor vida, que es "la muerte".
La cifra de los niños masacrados por la vesania de un ejército regular que devastó a sangre y fuego el pequeño territorio palestino, causando la destrucción y desolación entre los habitantes de ese mínimo país sin estado, es más que un dato estadístico. Impera el éxodo interior y se bombardean escuelas y hospitales, y no se respetan los campos de refugiados.
Una hambruna general y todo tipo de carencias, desde el agua potable a electricidad o medicinas, atraviesa a Gaza de punta a punta. Da la sensación de que se unieron los cuatro jinetes del Apocalipsis, en esta guerra que parece que no tendrá fin
El exterminio, la muerte de niños y niñas en esta parte del mundo es muy difícil contar con simples palabras ("las palabras se las lleva el viento"). Nada hay que justifique esa matanza universal que cuestiona seriamente la estructura cabal del género humano.
Hemos visto las caras de espanto que figuran en las pantallas de lo telediarios del mundo entero, dando cuenta del dolor que provoca la infamia. Hemos sido testigos fehacientes cuando un joven padre llevaba envuelto en un paño blanco, a modo de sudario, el pequeño cadáver de su hijo tras desenterrarlo de entre los escombros de su casa derruida.
He intentado descifrar las claves del profundo odio arraigado entre una tierra habitada por las mismas personas que a un lado de la raya divisoria son israelís y al otro lado palestino: es de difícil comprensión. Son los mismos, aunque en sus gritos callados de ¡socorro! Unos invoques a Moisés y los otros a Mahoma. En estas pequeñas líneas trato de evitar la fácil demagogia y el sentimentalismo "ternurista" para dejar que broten recuerdos, que desde la piedad quieren y desean ser mi pequeño homenaje, mi oración civil, mi último recuerdo como persona que soy
El pueblo judío quiere olvidar, por qué le conviene, su "Holocausto", Auschwitz y los campos de exterminio. Y es que ochenta años después hace de la franja de Gaza un campo de concentración, en donde no ha podido exterminar a los violentos de Hamás, pues se hayan escondidos a buen recaudo. Comprobamos de forma fehaciente que la historia de los pueblos se repite, para bien de unos pocos y la muerte para los demás
Los once mil niños llevan en su muerte a once mil pijamas de rayas como los prisioneros de los campos de exterminio. Todos son "El niño del pijama de rayas", son nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestros sobrinos y ahijados de una guerra sin sentido, un conflicto armado inútil, como inútil es la muerte en estas circunstancias.
La Coruña, 6 de octubre de 2024
©Mariano Cabrero Bárcena es escritor
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