El independentista catalán, el tambor, la bandera y el referéndum. Por Carlos Magdalena

El mejor referéndum que se puede hacer en los momentos actuales es convocar elecciones. Y es que después de modificar o derogar las leyes para contentar a cuatro monos en Cataluña, después de indultar a infractores condenados, indultados  sin arrepentimiento y de dividir al PSOE, entre otros actos incalificables, este personaje que se representa a sí mismo se propone pactar un referéndum en Cataluña con una facción de los catalanes cuya representatividad es insuficiente frente a todos los catalanes silenciosos.

En España a base de desaciertos políticos  y una prensa subvencionada y dependiente los ciudadanos de buena fe ya  no saben si es bueno o es malo, si procede o no procede ejecutar un referendum en una nación que ya nos han hecho creer que esto no es un país europeo sino 17 países, o autonomías, pero todos están seguros de que si hay que hacer un referéndum del tipo que sea se tiene que hacer en las 17 autonomías de este país o lo que queda del pueblo que ha destruido el señor Sánchez para saber si queremos seguir siendo España.

Es grave lo que digo pero es a lo que  nos está llevando este señor por sus ambiciones personales.  Y no olvidemos que  muchos españoles tienen miedo de hablar porque enseguida se les llama fachas cuando simplemente quieren 17 autonomías unidas como siempre, con su idiosincracia cada una de ellas pero algunos esto no les sirve ya. No se les hace caso a la mayor parte de catalanes que quieren seguir siendo españoles, solo se hace caso a unos miles de ciudadanos catalanes que quieren independizarse y si vamos a las cifras resulta que el propio Estatuto de Autonomía de Cataluña se aprobó con   fórceps. De siete millones de habitantes en Cataluña en 2006 votó un 50% y de ese 50% dijo si el 73%. 

Las cifras no engañan. Se admitió un perfecto disparate en una España en Europa por culpa de los políticos del PSOE y PP que lo dieron por válido. ¿Por qué y para qué? ¿Se ha arreglado algo? No, y es necesario recordar las cifras, los datos y la nueva cagada que pretende el señor Sánchez, un referéndum en la vieja España para darla el finiquito como los socialistas le dejen. Particularmente a mí no me importa que se haga un referéndum pero insisto que se haga en las 17 autonomías que quieran hacer referéndum si es que el señor Sánchez lo decide unilateralmente, personalmente el hacer un referéndum para que él pueda seguir en la Moncloa y no porque interese a los catalanes ni a los españoles sino simplemente porque le interesa él y su particular visión.

Lo que ocurre es que a veces se inicia una ruta ab initio equivocada y nos lleva al precipicio, como sucede con los famosos GPS anticuados que  llevan a algunos vehículos a un río o a un embalse y luego es muy difícil sacarle del lugar a ninguna parte y sin retorno, esa es nuestra deriva de país si me permiten esta licencia pero en definitiva  es lo que está ocurriendo en Cataluña. 

Todo ha sido un error tras otro, permitido por los chicos del PP y ahora por los chicos del PSOE y esa calamidad de nombre Zapatero que ahora remata la faena el  señor Sánchez. La permisividad en política produce no daños colaterales, sino daños en profundidad y si no se corrige desde el principio crea escuela y después volver sobre los propios actos es muy complicado. El señor Sánchez está metido ya en un patatal del que es difícil salir. Con unas connotaciones personales de  analfabetismo político, clientelismo tercermundista ornado con la mentira continuada y demás cuestiones.

A Sánchez se le deja hacer por parte de los propios militantes socialista que son los que realmente tienen la culpa de lo que está pasando en esta España, y lo peor permitir  el cambio de los hechos históricos como por ejemplo en las batallas napoleónicas y concretamente en la batalla  del Bruch  en la que se enfrentaron los ejércitos españoles y franceses donde no se vio a ningún ejército catalán a pesar de  que ya lo están diciendo en las escuelas  y si tuvo el ejército español la ayuda del repique de un tambor que dice la leyenda que gracias a la fuerza con la que golpeaba dicho tambor hizo creer al ejército francés que eran miles los componentes del ejército español y se retiraron. Una anécdota más de lo irreal de la situación política de este país cuyo denominador común es la anormalidad, la desintelectualidad de muchos políticos que  por desgracia son los  que tienen la riendas del país. (Foto de Marcelino Unceta)