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Opinión 27-04-2019 19:00

El caso Rosell levanta el velo del juez instructor por Carlos Magdalena

No procede sin más la descalificación general de los jueces de instrucción, en las antípodas del juez estrella, sino de algunos que por desgracia conocemos en los juzgados por notoriedad y que sin embargo se mantienen en sus puestos dañando de forma irreparable al justiciable y al sistema judicial.

 


No procede sin más la descalificación general de los jueces de instrucción, en las antípodas del juez estrella, sino de algunos que por desgracia conocemos en los jugados por notoriedad y que sin embargo se mantienen en sus puestos dañando de forma irreparable al justiciable y al sistema judicial.

El caso Rosell, expresidente del Barça, obliga  descalificar la figura del juez instructor sin ninguna reserva tal y como está configurada.


En este país algunos de los jueces instructores son como dioses, o al menos eso creen ellos y lo que decimos es una evidencia por nuestra experiencia judicial. En efecto ante una denuncia el juez instructor inicia una instrucción y los plazos por a y por b se lo pasan por el forro y pueden  tener a la espera años a una persona hasta que se dicte el auto correspondiente de absolución o de apertura del juicio oral.

Los que hemos pisado los pasillos de los juzgados lo hemos probado en carne propia y hemos aguantado muchas veces la soberbia y prepotencia de algunos instructores jueces-dioses, no todos evidentemente. Cierto que las decisiones del juez instructor se pueden recurrir pero hasta ahora la mayoría de las decisiones del -juez dios- terminaban en nada por lo que muchos letrados para evitar más dilaciones optábamos por no recurrir las decisiones del juez instructor  al objeto de que determinasen en resolución cuál era su opinión para acudir inmediatamente a la Audiencia. Lo que hacíamos era de libro, y en base a la experiencia, pero una cosa es la dilación en la instrucción y otra cosa que tengan 22 meses metido en el trullo a una persona y que después dicte sentencia de absolución el Tribunal Superior dejando al instructor en pelotas y lo decimos para que se nos entienda.

¿Quien le paga a Rosell esos casi dos años privado de libertad? ; esos años que has estado en prisión, que se ha producido la ruptura familiar, la credibilidad profesional y social , la ruina, que has estado en la opinión de amigos y de enemigos y que te han declarado culpable, culpable simplemente por el hecho de que el juez instructor decidió porque así lo decidió su (in)sano juicio, mantener tres años en instrucción o 22 años en la cárcel. 


Este sistema tiene que cambiar, y ahora recuerdo la frase de Felipe González en aquella época en que dijo que más deseaba tener a un delincuente en libertad que ver agonizar a un inocente en la cárcel. Esperemos que el caso Rosell y muchos más casos que ocurren todos los días en nuestros juzgados sean superados por el hoy y el mañana así como por los nuevos jueces actuantes.

Además del caso Rosell tenemos el caso de Eduardo Zaplana que aún teniendo leucemia, y estar probado y en estado sumamente grave, la jueza Isabel Rodríguez lo mantuvo nueve meses en prisión. Rosell y Zaplana son la punta del iceberg del mal funcionamiento del sistema judicial en lo que respecta a los jueces-dioses de la  instrucción, cierto  que sólo  son dos casos públicos y mediáticos pero en la vida judicial de nuestro país existe miles de casos anónimos en similares situaciones de indefensión
 
 

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Comentarios(2):

duque de hernani - 27-04-2019

la corrupcion en la justicia es una evidencia para el ciudadano. pero mientras se arregla lo del juez instructor, haber si se aplica ya la ley europea que elimina la figura del procurador y por lo menos nos ahorramos un dinero y algun disgusto los sufridos ciudadanos.

letrado - 26-04-2019

No olvidemos que el juez instructor tiene opinion e ideología Recuerden que se dividen en jueces progresistas y jueces conservadores Un verdadero anacronismo que da resultados funestos para la aplicación de justicia