Noticias de Cantabria
Opinión 21-12-2020 12:00

Despreciable lenguaje inclusivo, por Jesús Salamanca Alonso

Hay mujeres que son cargos públicos con dignidad y por merecimiento, pero hay otras que son innecesarias “cargas públicas” como las ministras de Igual-Da o Educación.

 

No hay duda de que el proyecto de LOMLOE es un atentado a la libertad y al sentido común. Muchos padres lo consideran un desprecio en toda regla y una bofetada a las familias. Tanto la extrema izquierda como el socialismo de caverna ya no nos representan y cuanto antes acabemos con esta mediocridad de Gobierno, antes se sentirá liberada la sociedad. A veces, cualquier camino es válido si ello lleva a la mejora de la colectividad.

 

No podemos seguir perdiendo el tiempo y condenando el devenir a la improductividad; decía Benjamín Franklin que “Si el tiempo es lo más caro, la pérdida de tiempo es el mayor de los derroches”.


Hace unos días critiqué la vulgaridad de algunas páginas del proyecto de LOMLOE. Hablaba de las “sesudas” modificaciones donde sólo se añade la forma del femenino; no dejan de aparecer coletillas risibles como: “…y niñas”; “…y alumnas”; “…y profesoras”; “…y madres”; “…y directoras”; “…y asesoras”; “…y colaboradoras”, por poner ejemplos que se repiten hasta la saciedad.

Nadie duda de que el lenguaje inclusivo es una burda estratagema para el empoderamiento de quienes son incapaces de reflotar y sociabilizarse por sus propios méritos y su preparación. Hay mujeres que son cargos públicos por merecimiento, pero hay otras que son innecesarias “cargas públicas”: sírvanos como ejemplo la propia ministra de Igual-Da; incapaz de elaborar una ley de Libertad Sexual, dado que fue rechazada ‘sine die’ por su abundancia de  faltas de ortografía, así como tachadas muchas de sus expresiones más propias de mediocres estudiantes que de personas con sentido común.

Desde la misma Exposición de Motivos de la LOMLOE se empieza abusando del absurdo lenguaje inclusivo. Créanme que sólo falta que, en vez de él, utilicen la arroba para el masculino y el femenino, como hace años hacía Izquierda Unida y algunos grupos de su influencia en ayuntamientos y colectivos diversos; entonces sí que hubiera sido el colmo de la mofa mundial. Un dato más: hasta el profesorado se siente molesto con esas absurdas formas que, dicho sea de paso, en los centros educativos se recomienda no utilizar por absurdas, erróneas y desaconsejadas por la RAE. Para otro momento dejamos eso de la calidad y la equidad tan alejadas de este proyecto que nos quieren meter a presión y de forma exprés, al igual que aplazamos los posibles destrozos de la enseñanza concertada si no se ponen medidas correctoras a tiempo.

No me cansaré de recordar que en el Ministerio de Educación no han dejado de retorcer la reglamentación cuanto han podido. El objetivo fundamental era distanciarse de la comunidad educativa, evitar debates, no confrontar ideas y trabajarse al ‘rufianesco’ independentismo. Y ya conocen el resultado: enfrentamientos en el Congreso y Senado, además de acaloradas protestas en la calle, además de oídos sordos y aplausos sin sentido por parte del Gobierno.

En cuestión de protestas, estos días las calles se llenan de lazos naranjas y pancartas con el “#StopLeyCelaá”. Unas quejas que la ministra llama “ideológicas”, además de no verlas razonables porque aparecen menores en las manifestaciones, igual que aparecían en las concentraciones del golpismo catalán. Curiosamente sí veía con buenos ojos las “mareas verdes” que tanto apoyó el PSOE.


Ya sabe usted, despreciada ministra, que “ser original es un mérito, pero quererlo ser es un pomposo defecto”, según Chauvilliers.

“No nos parece que la concertada corra riesgo, no está cuestionada en la ley ni tampoco la libertad de elección”, dice la ministra. ¿Será que no sabemos leer y ella sí? Le recuerdo, señora ministra, que usted fue una de las personas más beligerantes contra la Ley Wert (LOMCE); sin duda una ley muy por encima de la LOMLOE y basada en el trabajo, el esfuerzo, el sacrificio, la igualdad de oportunidades, la equidad y el sentido común. ¡Qué manera de cambiar el rabo a conveniencia, señora ministra! ¡Qué afán de llevar la venganza allí donde a usted le pusieron alfombras rojas! A eso se llama desprecio, odio o saña. Debería saber, Isabel, que “Si los principios se yerran, todo es errado”, de acuerdo con el pensamiento de la santa abulense de la que ahora pretenden apropiarse en la universidad catalana algunos pseudohistoriadores de chicle y galleta.

Escuche, ministra Celaá: en la profesión alfarera, la mayoría de las piezas se hacían mediante “tiros de tiradera” hasta completar esas y, cuando una pieza estaba un tanto defectuosa, se decía eso de “le falta un tiro de tiradera”. Pues, respetable, pero no admirada ministra: usted está demostrando que le falta eso: un tiro de tiradera y a su ley varios. Y si sigue en la misma línea que hasta ahora, corre el riesgo de que le “hagan los perrillos” antes de que abandone la titularidad del ministerio.

Empiece por respetar a los padres y no deje de respetar a la plataforma Más Plurales. Los actos contra “su” rocambolesca y plagiada ley se están llevando a cabo dentro y fuera de los colegios, pero nunca se llegará a sacar a los menores de clase para que acudan a las manifestaciones.

 

¿Me va a negar que las “Mareas verdes” los llevaban a las ‘manis’ en vez de llevarlos a clase en algunas comunidades autónomas? ¡No se endiose, ministra, y baje al suelo!

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