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Opinión 27-10-2020 08:35

Degeneración del sistema educativo, por Jesús Salamanca Alonso

Estaremos ante el ejército de Pancho Villa y dejando a las comunidades más sectarias el uso de las herramientas más perversas que favorecen el adoctrinamiento terrorista e independentista.

 

Vamos a presenciar cómo, al convalidar el Congreso de los Diputados el real decreto sobre educación, las comunidades autónomas van a poder rebajar los contenidos de sus currículos académicos. La mala cabeza de la ministra Celaá y sus parasitarios asesores van a permitir pasar de curso y obtener los títulos de secundaria y bachillerato sin tener todas las materias aprobadas. Están destrozando el sistema educativo aunque pretenden convencernos de que esta barbaridad sólo durará mientras la pandemia nos acompañe.

Ahora los criterios los fijará el Ministerio de Educación y FP en exclusiva, y las comunidades serán meras observadoras y seguidoras. Ni siquiera ha sido capaz del ministerio de establecer estándares de aprendizaje como sucedía con la LOMCE; es decir, aquel conjunto de contenidos mínimos comunes al alumnado de toda España: por lo visto esos serán orientativos y no obligatorios. Resumiendo: estaremos ante el ejército de Pancho Villa y dejando a las comunidades más sectarias el uso de las herramientas más perversas que favorecen el adoctrinamiento terrorista e independentista.


Los criterios que se van a seguir para superar el bachillerato son absurdos a más no poder: no contarán los suspensos sino la “madurez académica” y esa deberá quedará en manos de la junta o comisión de evaluación del centro, además de la valoración de la capacidad del discente para aprender y sus dotes de trabajo en equipo. En definitiva, se va a disparar el número de aprobados injustos y se dará una imagen distorsionada a la Unión Europea. Además, se crearán falsas expectativas entre el alumnado.


Sospecho que el Ministerio de Educación pretende acabar por decreto con el elevado abandono escolar, al igual que el franquismo acabó por decreto con el analfabetismo en España. Según “Alumnus.global”: la proporción de fracaso escolar es mayor entre los chicos (22,7%) que entre las chicas (15,1%), con datos de Eurostat. España ha reducido en una década su tasa de abandono escolar, pero sigue lejos de rebajarla al 15%, objetivo para 2020: cinco puntos menos que el objetivo para toda la UE.


Hay un claro daño al alumnado y un atropello a las comunidades autónomas. “Estamos ante una vulneración del principio de igualdad de oportunidades entre el alumnado”, dice CSIF, organización de funcionarios que ha acudido al Defensor del Pueblo. Me parece un mensaje muy negativo el que se da a la juventud. Estamos ante la ley del mínimo esfuerzo y el nulo sacrificio. Me recuerda a la LOGSE que igualaba a todos por abajo; nunca entenderé de dónde sacó José Mª Maravall Herrero tanta miseria pedagógica, pero deduzco que lo copió de algunos pedagogos europeos del momento, precisamente cuando la mayoría de los países ya iban en dirección contraria.


El ministro Maravall insistía en que iba a ser la revolución de los pedagogos frente al profesorado (Maravall no consideraba pedagogo al profesorado), de ahí que se hiciera famoso aquello de que “era una barbaridad dejar la educación en manos de los pedagogos”, sin contar con los verdaderos expertos y pedagogos del día a día, que era el profesorado propiamente dicho. Y menos mal que se retiró del Libro Blanco para el Debate sobre la Reforma del Sistema Educativo lo de “Ingenieros Técnicos Pedagogos”, nombre con el que se pretendía denominar a los maestros. ¿Se imaginan la mofa y escarnio? ¿Y lo de llamar “sector de ocio” al recreo de toda la vida? Podría seguir, pero ahí lo dejo.


Esta gente de la facción socialista del Gobierno siempre va por libre, pero presumen de dialogantes: son más falsos que el billete de euro. ¿En manos de quién estamos? ¿Qué cachondeo de Estado fallido es éste? La ignorancia es la madre del atrevimiento: están convencidos de que es mejor el aborregamiento que la educación. Y si te afilias al PSOE o a Unidas Podemos al final de curso te regalan un máster, un doctorado y un móvil sin tarjeta como el máster de Pablo Casado, el doctorado plagiado de Pedro Sánchez y el celular de “Dina”.  “¡Manda huevos!”, que diría Federico Trillo.


Parece como si estos políticos quisieran que todo el alumnado fuera como Adriana Lastra y Rafael Simancas: falsos, fanáticos e incendiarios. ¿A dónde se ha visto que alguien pase de curso si no tiene preparación ninguna? Francamente la ministra debería dimitir mañana mismo, incluso hoy ya es tarde. No parece darse cuenta del daño  tan grande que está cometiendo. Ha perdido el norte personal y la ocasión de mejorar la calidad educativa.


Cada vez estoy más convencido de la deriva totalitaria del PSOE y del desprecio vulgar  a los especialistas. Parece que su único objetivo es callar a las voces críticas. Tienen miedo a ponerse ante el espejo y ver reflejada su ineptitud, ineficacia, incompetencia e incongruencia. Es una pena no poder saber qué tratamiento se va a dar a las más de 1.400 enmiendas que ya se han presentado para la ley Celaá. Ahora cada ministro de educación quiere que su nombre vaya adjetivando a una ley educativa, sin embargo, nadie conseguirá tanta notoriedad y atractivo como el conseguido por el ministro Moscoso.


He conocido el desarrollo de todas las leyes educativas desde la Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa de 1970, impulsada por el entonces ministro de educación, José Luis Villar Palasí. Ni una sola  se elaboró sin la presencia de expertos y de la comunidad educativa. Incluso voy más lejos: la LOMCE ha sido la más completa y equilibrada desde la LGE del 70: más de 80 expertos dieron su punto de vista.


Nunca la comunidad educativa participó con mayor intensidad y mejor acierto. ¡No se pueden imaginar ustedes cuánto trabajó el Consejo Escolar del Estado en el desarrollo de la Ley Wert (LOMCE)!

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