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Opinión 08-07-2022 07:05

COMO ES NUESTRO CALENDARIO Por Juan Goti Ordeñana Catedrático jubilado de la Universidad de Valladolid

Hay una sensación en el pueblo español, que desde el siglo XVIII España ha venido a ser un país de segunda categoría, y que tiene que estar pendiente de las iniciativas de los demás Estados. Se han olvidado las iniciativas que, en otro tiempo, tuvo el pueblo español que marcó la marcha de Europa durante varios siglos.

 

Hay una sensación en el pueblo español, que desde el siglo XVIII España ha venido a ser un país de segunda categoría, y que tiene que estar pendiente de las iniciativas de los demás Estados. Se han olvidado las iniciativas que, en otro tiempo, tuvo el pueblo español que marcó la marcha de Europa durante varios siglos. Y con las nuevas leyes de enseñanza, se llega más allá, se promueve decididamente el olvido de la historia, y, por tanto, que se desconozca la fuerza mental que ha tenido el pueblo español en el avance de las ciencias. En este artículo vamos a hacer referencia a un hecho que estamos viviendo, y que promovido en el siglo XVI está impuesto en el mundo: el calendario gregoriano, que todos los días miramos para saber en qué día vivimos. El calendario que rige hoy día a la sociedad, fue una labor de los profesores de la Universidad de Salamanca.

Para empezar, voy a señalar un hecho curioso, el día 23 de abril celebramos el día del libro con gran solemnidad, y sacando a la calle la venta de libros. En ese día pues, encontramos un hecho que llama la atención, la coincidencia de la conmemoración de la muerte de dos escritores admirables e inmortales: el novelista Miguel de Cervantes, español, y el dramaturgo William Shakespeare, inglés, que han pasado a la historia como maestros de todos los tiempos. ¿Murieron el mismo día? No murieron el mismo día, pero sí ambos el 23 de abril de 1616. Es una coincidencia de fechas, pero murieron con diez días de diferencia. Este hecho se debe a la reforma del calendario que promovieron los profesores salmantinos.

Hemos perdido la memoria de lo que fue España, cuando aún disponía de intelectuales que imponían su criterio en Europa, como los estudios de economía del canonista Martín de Azpilcueta que analizó la subida de precios en su tiempo, y sus conclusiones se estudian por los economistas actuales, amén del modo como allá en el siglo XVI los profesores de Salamanca advirtieron que el calendario juliano, que regía el tiempo, estaba desfasado y convenía adaptarlo al momento. Aquella Universidad que enseñó lo que era el Estado, y del que todavía vivimos de sus ideas, llegada la ocasión advirtió que el calendario juliano, establecido por Julio Cesar, en el siglo I, antes de Cristo, estaba discordante y era conveniente ajustarlo, para cumplir con el mandato del concilio de Nicea (a. 325) de que la Pascua de Resurrección se celebrara el domingo siguiente a la primera luna de primavera, es decir, al plenilunio posterior al equinoccio de primavera. Y que por el tiempo que había pasado desde el calendario juliano se encontraba con diez días de diferencia.

La universidad de Salamanca en el siglo XVI propuso por dos veces que se reformara el calendario en 1517 y en 1578. En esta segunda propuesta, instigado por los profesores de la universidad, Felipe II solicitó del papa Gregorio XIII que hiciera la reforma. Este papa que estuvo al frente de la Iglesia entre los años de 1572 al 1585, aceptó la proposición de España y llevó a cabo la modificación del calendario, siguiendo la iniciativa y orientación que se seguía del trabajo de investigación que habían elaborado los profesores de Salamanca. Tiempos en los que esta Universidad era uno de los principales centros de conocimiento del mundo.

El pontífice nombró una comisión, presidida por Pedro Cachón, que provenía de Salamanca y volvió a examinar los datos en que se basaba la iniciativa española, y concluidos los trabajo en septiembre de 1580 se decidió el papa Gregorio XIII hacer la reforma. Mediante la bula «Inter Gravissima» estableció como fecha de corrección del calendario el mes de octubre de 1582, por ser un mes de pocas festividades eclesiásticas. Y se llevó a cabo la reforma del calendario el jueves 4, suprimiendo los días hasta el 15 viernes del mismo mes. De este papa recibe el nombre de calendario gregoriano.

Hoy día, cuando estamos viendo, cómo parece que entra en crisis la cultura europea, podemos observar, que por esta reforma hay una medida uniforme del tiempo en todo el mundo, a pesar de que la Revolución francesa trato de erradicar el calendario gregoriano por ser cristiano. Estamos ante una reforma que se estableció por la Pragmática de Felipe II ordenando la reforma del calendario en todos sus reinos, con la supresión de diez días de ese año, por lo que se impuso en el reino de España, que en ese momento comprendía además de España, Portugal, Brasil, Flandes, Filipinas y las Indias tanto hispanas como portuguesas. Fue pronto de aplicación en Italia, Francia y pocos años más tarde, también, en Austria, Baviera, Polonia, Hungría, Bohemia, cantones suizos católicos, etc. Inglaterra, que parece que es el inventor de todos los descubrimientos, adoptó la reforma casi dos siglos más tarde en 1752, al año siguiente aprobó Suecia, Egipto en 1875, la Rusia en 1918 ya soviética, y últimamente China, Grecia y Turquía.

Esta bula papal modificó el calendario juliano y ofreció uno nuevo, el «calendario gregoriano». La elección por parte de España de la Reforma por una Pragmática sobre los diez días del año refleja, sin ninguna duda, la importancia que tuvo en su día la reforma del calendario y la que ha seguido teniendo para la historia de la humanidad, pues hasta la actual norma internacional lo utiliza para la representación de fechas y horarios.

Algunos datos curiosos que nos proporciona la fecha de esta reforma. La primera, que esa noche del 4 de octubre murió santa Teresa de Jesús, por lo que su muerte fue a la madrugada del día 15, por la supresión de los diez días que supuso la corrección del calendario. Y en cuanto a la coincidencia de la muerte de los dos grandes escritores español e inglés se debe a que mientras Miguel de Cervantes al ser español murió según el calendario reformado, Shakespeare, como inglés, seguía, aún, con el calendario juliano porque Inglaterra no había aceptado la reforma.

Hoy día se puede decir que es el calendario universal tan necesario para las relaciones entre los todos los pueblos del mundo.

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