"Cenar o comer, fuera de casa"..... Por. © jmm caminero
¿Por qué las personas les agrada, sin necesidad, no por viajes, sino por gusto y por ocio y por afectividad cenar o comer por ahí, fuera de su casa, si el bolsillo y el corazón lo permite?
¿Por qué las personas les agrada, sin necesidad, no por viajes, sino por gusto y por ocio y por afectividad cenar o comer por ahí, fuera de su casa, si el bolsillo y el corazón lo permite?
No estamos hablando por necesidad, cuándo por viaje o por trabajo las personas no pueden volver a sus reductos y cobijos, y, necesitan degustar alimentos en otro lugar, puede ser otro pueblo u otro barrio, si es una gran ciudad, sino que se organiza una comida o una cena, fuera de casa, un día de fiesta. Puede ser con la familia, puede ser para celebrar un acontecimiento familiar, puede ser entre amistades, puede ser en una cuestión laboral o empresarial o cultural?
Quizás, las sociedades que han llegado a un nivel económico suficiente, esto es introducir un elemento de variedad. Diríamos, es como en una sinfonía insertar las notas de un nuevo instrumento durante un minuto. Supongo que en música, que es tan formal y tan matemática y tan artística y estética, el arte más profundo y esencial, seguro, que esto tiene un nombre?
Dicen, que en la prehistoria, que ha sido el periodo más largo que el ser humano, nuestra especie ha vivido y existido, -no entramos en las otras especies humanas que nos han precedido, o han estado en paralelo-, pues lo lógico si cazaban una pieza, y, era grande, pues se formaría una fiesta y todo ese grupo humano diez o doce o quince personas ?esto se discute, porque no sería lo mismo en nuestra especie, que en los primos neandertales-, pues irían al lugar de la caza, para comer lo más posible, y, transportar la carne lo antes posible y los huesos y las pieles, antes que viniesen otros animales y quisiesen formar parte de la fiesta.
Quizás, de ahí, haya surgido esa doble necesidad, esa cierta alegría, de ir ?a comer o a cenar fuera del lugar de residencia, cueva, por ejemplo?, y, al mismo tiempo, ese ?deseo profundo de ir a los hipermercados, antes a los mercados de abastos, que es quizás, digo yo, pero no hay tesis científica en esto, la recolección, que ha sido la base de la alimentación humana, si nos fijamos bien, entrar en las bruces de un supermercado, es como ir recolectando en el campo tal y cual cosa?. Quizás, no hayamos cambiado tanto? Si admitimos el Neolítico, desde hace diez o doce milenios ?no entremos en la cuestión del preneolítico-, el tiempo de la prehistoria es anterior y mucho más extenso, decenas de miles de años. Todo ese tiempo, pienso e imagino que mucho habrá quedado en nuestra mente profunda, en nuestra realidad colectiva, que digo yo. Pero aquí vengan los expertos y nos digan algo?
Decíamos que los humanos sienten esa necesidad, de vez en cuando, según el bolsillo, según la agenda, de salir a comer fuera de su casa. Hay mil motivos y mil razones. Quizás, entre las clasificaciones que existen, sobre el ser humano, una sería ?los humanos que hacen esta realidad o experiencia o vivencia de forma regular y frecuente, sea una vez al mes, sea cada seis meses, y, los que prácticamente no lo hacen?. Por un lado, la vida es corta y la vida es larga. Degustar alguna comida fuera del seno familiar, es dar una pequeña variedad a la escultura de la vida.
Las biografías y las entrevistas son cosas curiosas, porque nos presentan ciertos trozos de la vida de otras personas. Si mi memoria no me falla, recuerdo en unos de estos géneros y acontecimientos culturales, una buena entrevista es abrir un hueco en el horizonte humano, es abrir un poco el alma de otra persona. En una de éstas, en relación a Alfonso Ussia y Antonio Mingote, ambos grandes amigos, ambos parece ser se juntaban un día a la semana, al mediodía a degustar alimentos y palabras. Aquí, aquí tendríamos una comida de amistad y una comida de afectos, una comida también, imagino para comentar realidades sociales, políticas, culturales. Al final, quizás no hayamos cambiado tanto, cuándo en la prehistoria degustaban comida al lado de las chozas de palos y de piedras o como fuesen, o en la puerta de la cueva o gruta, tendrían que hablar de todo. Eso es lo que hacemos?
Al final, me digo, a veces, que un artículo periodístico de opinión, es como una pequeña charla, que alguien ha escrito para que otro receptor y otro alguien, la lea, digamos en la cueva de un bar mientras está degustando una comida o una cena. Están dos individuos hablando a la luz, de una comida ?uno, lejano y otro presente, quizás solo, y el artículo le hace compañía?-.
Hoy, ha tocado fijarnos en el tema de comer o cenar fuera, y, que si de vez en cuando lo hace, por las mil razones de la vida, sea en un restaurante de cincuenta tenedores o sea en uno de comida, llamada rápida, intente disfrutar de la vida. Porque al final, eso es mejor, que mil otras situaciones que se producen en la vida/historia, que no gustan? al final, los humanos celebran casi todo, bueno y regular, casi siempre con algo de líquido y con algo de comida? Porque la vida sigue, tiene que continuar. La vida humana también.
Les digo a los altos dirigentes del mundo, ahora, que dicen, ya de hecho y de facto, existen dos potencias mundiales, o dos polos mundiales, tengan piedad y misericordia de los pueblos, que les gusta de vez en cuando comer fuera de sus casas. Les pido a las altas clases políticas de estos dos grandes bloques, que dicen se han formado y conformado, que nos dejen o nos permitan, al menos quién pueda, de vez en cuando, salir a comer o cenas algún día, en paz y en tranquilidad y en sosiego y con una sonrisa. Les digo y les pido y pide este modesto articulista de opinión. Por favor? ¡Por favor?!
© jmm caminero
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