Noticias de Cantabria
Opinión 15-01-2021 19:44

Abrumadores errores durante la pandemia. Jesús Salamanca Alonso

Llevo varios días repasando fotografías de los dos primeros meses tras el inicio de la pandemia y observo que en las que aparecen el presidente y su lugarteniente tienen cara de espanto, susto y congojo.

Llevo varios días repasando fotografías de los dos primeros meses tras el inicio de la pandemia y observo que en las que aparecen el presidente y su lugarteniente tienen cara de espanto, susto y congojo. Es la cara de la incompetencia, la frustración y el miedo, pero no menos susto delata la faz del vicepresidente segundo que nunca se había visto en otra igual. Éste debió de pensar que pasaría en unos días y salió ufano en TVE haciéndose cargo de las residencias de ancianos, prometiendo 300M y adoptando medidas que nunca se llevaron a cabo. Echo mano de mis apuntes y, con el paso del tiempo, no entiendo cómo hemos consentido las sandeces y barrabasadas cometidas por el gobierno.

Los medios de comunicación merecen un artículo aparte. Los ha habido que han contado la verdad desde el primer momento, fotografías incluidas, pero los vendidos al poder no se han atrevido a cumplir con su cometido: informar de la verdad. Estos últimos han preferido publicar al dictado del gobierno central, sin fotos comprometidas y asustados ante la impronta dictatorial de sus editores. Sólo el dinero repartido por el gobierno ‘bichavito’ acabó por convencer a algunos medios de lo rentable que resultaría seguir en esa línea. Son los mismos medios que diariamente conectaban con el Valle de los Caídos para ‘informar’ de los desayunos de Francisco Franco, dejando de lado las noticias importantes que interesaban a la ciudadanía. Lo mismo Ferreras que el ‘lechero’, entre otros muchos, hacían la ola a la retroprogresía.

Tampoco pasan desapercibidos los bulos difundidos desde el gobierno por algunos ministros, más propios del fundador de la Gestapo, Hermann Göring, que de un gobierno democrático como el español. Ni que decir tiene que la TV ha optado por la propaganda partidista, sectaria y siempre despreciable: nunca imaginé a M.A.O. (Miguel Ángel Oliver) ejerciendo de jefe de gabinete de comunicación en Moncloa y mucho menos cercenando la información, recortando contenidos, seleccionando las preguntas y haciendo que Sánchez abusara del plasma cual comadreja en su madriguera y despreciando a los periodistas no afines. El ‘delito’ mayor de M.A.O. ha sido impedir las interpelaciones a las fantasiosas respuestas del presidente más narcisista, mentiroso, ineficaz y paranoico que jamás hemos conocido.

Quedó patente que, las medidas adoptadas por el gabinete de coalición, hoy se cuentan por errores. Y esos condujeron a evidentes negligencias con resultado de muerte. Personalmente sigo viendo a dos culpables: los ‘Picapiedra’ del Consejo de Ministros. Y si ellos no lo ven así, no estaría de más que fueran poniéndose monóculos y haciendo el petate porque España entera los pedirá cuentas y ya los apunta con el dedo. Veremos qué cuenta la historia con el paso del tiempo.

La gravedad de la crisis sanitaria se conocía en enero de 2020. Fue anunciada por la OMS y multitud de expertos mundiales. En España se ocultó la gravedad por conveniencia hasta pasado el 8 de marzo, fecha reservada para el teatro feminista y para contentar a la que siempre vuelve “sola y borracha” con el título meritorio de “compañera de…”, permitiendo que acudiera a esos juegos ilusos y trasnochados de donde, por cierto, volvió infectada, lo mismo que la compañera del ‘okupa’ de Moncloa la ‘vice’ Calvo, además de otras “femis” que se conocieron pasados los días. A partir de ese momento, el desaguisado ha sido diario, esperpéntico, catastrófico, mortuorio y ruin. El desgobierno de Sánchez e Iglesias ha hundido cuanto ha tocado, a la vez que ha ahuyentado la inversión en España.

El hartazgo del ejército español hay que traducirlo como que el gobierno ha abandonado sus funciones, despreciado a la sociedad, destrozado el mundo empresarial, ‘apedreado’ al rey y ‘arrestado’ a la población para salvar la cara y el culo. Nunca antes habíamos visto una labor tan

ejemplar del ejército como estos días de pandemia: desinfectando, garantizando la seguridad y en labores humanitarias. Un ejército al que “lo mismo le da planchar huevos que freír corbatas”.

Semejante desprecio, pero en sueldo y reconocimiento, sufren los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado siempre desairados, relegados y denigrados por el gobierno socialcomunista. Unas FF y CC de Seguridad del Estado a quienes el ‘vicepandemias’ segundo recurre para proteger su casoplón. Se acojona ante de cuatro gatos, tres gritos, dos cencerros, una bandera y cinco silbatos. Incluso, se regocija cuando “a los policías los pisan la cabeza en una manifestación”

¿Y los sanitarios? Ellos también han sido héroes al cumplir con su cometido. Tan héroes como el ejército en los suyos, el voluntariado en su cometido y la ciudadanía en el suyo. Con el tiempo dirán las epopeyas que el personal sanitario español venció al virus sin apenas medios, con una profesionalidad a prueba de bomba, una dedicación envidiable, con interminables jornadas, con un gran sacrificio y, tristemente, con muchos de sus miembros fallecidos por el propio virus.

De esa heroicidad se excluirán los liberados sindicales de la Sanidad que volvieron la espalda a sus compañeros y a la sociedad en general; se excluirán contados sanitarios que se brindaron al gobierno para hacer política sectaria y contra la oposición, así como los bandoleros de las algaradas madrileñas que ‘fusilaron’ a Díaz Ayuso por poner en pie un hospital público en tiempo récord y que, en estos momentos, está siendo la salvación de la sanidad madrileña. Tales aprendices de terroristas e instigadores parece que hubieran preferido un hospital privado para tener munición fácil. Por desgracia, desde la izquierda aún llaman “social” a lo que les interesa, como llaman “escudo social” a lo que sólo es plastilina; es decir, pan para hoy y hambre para mañana.

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